Las aguas para consumo humano de la isla de Tenerife carecen de un control público adecuado porque la práctica mayoría de pozos y galerías están en manos privadas.
Así lo ha reconocido el Cabildo de Tenerife, por medio de un comunicado de su Consejo Insular de Aguas, reunido en sesión extraordinaria a raíz de que Tenerife Ahora destapara el caso piscifactoría: la contaminación de aguas de abasto con un antibiótico prohibido para engorde de truchas con pienso medicalizado, algo que ya investiga la Fiscalía y un juzgado de La Orotava.
El Consejo Insular de Aguas ha recibido de manos del Gobierno de Canarias el informe de Salud Pública que forzó el cierre de la piscifactoría de Aguamansa, en el norte de la isla. El informe, que el Gobierno de Canarias no ha querido hacer público, insta al Cabildo a tomar medidas para mejorar la información sanitaria de las aguas desde su captación hasta el punto de consumo, admitiendo el descontrol actual.
“El actual Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo (SINAC) solo dispone de información desde el depósito hasta el punto de consumo”, indica el Consejo Insular de Aguas en su comunicado de este jueves, en el que se admite “la complejidad del sistema de aguas de la isla” por estar fundamentalmente en manos privadas. “Hay que adoptar medidas para mejorar la información sanitaria de las aguas en todo su recorrido”, recoge la información oficial.
En la junta directiva de este jueves, con la presencia del director general de Salud Pública del Gobierno de Canarias, Juan José Alemán, el consejero de Aguas del Cabildo Insular, Manuel Martínez, expuso que el Plan Hidrológico de Tenerife (PHT) establece como sistemas de transporte 39 canales y conducciones de unos 700 kilómetros, que constituyen la red básica de transporte. Pero de estos, solo tres están bajo control, al ser de titularidad pública, “lo cual no determina el uso de las aguas, debido a que el mercado del agua en Tenerife es privado”.
“Tenerife cuenta con 432 galerías y 168 pozos como sistemas de captación de agua subterránea, que son gestionadas por comunidades de aguas, dentro de las cuales cada partícipe decide el uso que quiera dar a su agua”, argumenta el Consejo.
Por lo tanto, resulta de una “enorme dificultad” realizar una trazabilidad del agua para el abastecimiento urbano desde la captación, transporte, almacenaje y punto de consumo, tal y como establece la normativa sanitaria.
Manuel Martínez hizo referencia al sistema de desalación, donde hay un punto de captación (el mar) y un punto de tratamiento de las aguas para convertirlas en aptas para consumo humano (EDAM) y una tubería de transporte hasta el depósito municipal. “Todo ello facilita el control sanitario, pero esta última solución no se puede utilizar a día de hoy para toda la isla”, sostiene.
En la actualidad, el 36% del consumo de agua para abastecimiento urbano procede de la desalación de agua de mar o desalinización de agua subterránea. La Junta de Gobierno del Consejo Insular de Aguas de Tenerife acordó también convocar su Junta General para presentar un plan de acción en coordinación con los ayuntamientos y la autoridad sanitaria con el fin de mejorar la información sanitaria de este “complejo sistema”.