Ni frío ni calor en la plaza de la Candelaria junto a Albert Rivera

Fabián Sosa

Santa Cruz de Tenerife —

La llegada del líder nacional de Ciudadanos se hizo de rogar este miércoles en Santa Cruz de Tenerife. Casi media hora más tarde de lo previsto, aterrizó Albert Rivera en la santacrucera plaza de la Candelaria.

Cientos de simpatizantes esperaban ansiosos en las sillas dispuestas bajo la fuente y algunos fotógrafos aguardaban en alerta para inmortalizar el momento de su entrada al recinto. De repente, sonó fuerte el himno del partido naranja y, como si de un resorte se tratara, la gente se levantó automáticamente del asiento para comenzar a mirar de un lado a otro en busca del presidente de Ciudadanos. Una masa de camarógrafos se abalanzó hacia el escenario por el pasillo central y, tras unos segundos, apareció. Era Albert Rivera.

Tras saludar, entre aplausos y ovaciones, a sus compañeros de partido y a los allí presentes, Rivera tomó asiento. La euforia del público se diluyó y por fin pudo dar comienzo el acto. La primera en subirse a la tarima fue la periodista y candidata de Ciudadanos a la presidencia del Gobierno de Canarias, Vidina Espino.

Comenzó su intervención haciendo alusión a todas aquellas historias negativas que, como periodista, había tenido que contar sobre las islas y sus habitantes. Según dijo, son estas las que le habían llevado a dar un paso al frente y participar en política.

Sin duda, el hecho de que Espino sea una cara conocida entre los canarios, y no precisamente por haberse dedicado siempre a la política, produce cierta simpatía entre el electorado y desde el partido lo saben. La candidata habló de la política como una responsabilidad y no como una profesión: “Nunca imaginé cuando daba las noticias que me acabaría comprometiendo para cambiar Canarias”, aseguró.

Tras ella habló Marcos de Quinto. El candidato número dos de Ciudadanos al Congreso de los Diputados por Madrid quiso dejar claro que él, que ya está jubilado y “pensaba llevar una vida tranquila, ha entrado en política porque, según dijo, siente ”la responsabilidad de cambiar las cosas“. De Quinto habló sobre su experiencia profesional como ejecutivo de Coca-Cola y dijo que ”el Estado no se diferencia mucho de la empresa“, haciendo una comparación entre ciudadanos y clientes.

La audiencia se mostró más ilusionada con la intervención de Melisa Rodríguez, que se basó sobre todo en recordar algunos de los logros y beneficios que, según ella, el partido naranja ha conseguido para los canarios desde Madrid. La actual diputada de Ciudadanos por la provincia de Santa Cruz de Tenerife no desaprovechó la oportunidad para criticar a Coalición Canaria por alzarse como “la voz de Canarias” cuando, según ella, “la única voz de Canarias está hoy aquí”. “Hace una semana, el Congreso trató el Brexit y la única voz que habló de Canarias fue la de Ciudadanos”, aseveró.

Entonces llegó el momento más esperado: el líder del partido naranja subió al pedestal entre aplausos y comenzó su intervención. Entre los numerosos motivos naranja, como globos, pines y pulseras que portaban los espectadores, destacaban algunas banderas y gorras con los colores de la bandera venezolana.

La crítica a la situación política de Venezuela, que ya fue un tema recurrente para Ciudadanos en la anterior campaña electoral, no iba a faltar en un mitin de Tenerife, donde reside un colectivo importante de opositores que han abandonado el país y con los cuales ya se había reunido en la capital tinerfeña. Rivera dedicó buena parte de su intervención a todos esos venezolanos que viven en España, y les prometió un estatuto de protección temporal en caso de llegar a ser presidente.

El líder de Ciudadanos habló de algunos asuntos de relevancia social como la educación, la sanidad y el éxodo de los jóvenes canarios, que tienen que salir a buscarse un futuro mejor fuera de las islas. También criticó el independentismo catalán y alabó a Canarias como una comunidad que reclama igualdad, no superioridad.

Rivera dejó clara su intención de pactar con el Partido Popular para formar un gobierno en coalición de cara a la próxima legislatura y, salvo algún grito de disconformidad que de vez en cuando lanzaba un inesperado viandante desde fuera del espacio habilitado, el evento transcurrió sin mayores incidentes.