El viejo Balneario de Santa Cruz, situado junto a la carretera que une el centro de la ciudad con el barrio de San Andrés y hoy una instalación totalmente destrozada y abandonada, será remozado y recuperado por las Administración autonómica, con inicio de ese proyecto integral este año, más de 12 meses después del primer aviso realizado sobre el particular por la consejera canaria de Hacienda, Rosa Dávila.
Así lo ha anunciado este sábado el Gobierno de Canarias, que, a través de la consejera de Hacienda, Rosa Dávila, ha avanzado que en unos meses saldrá a concurso la primera fase de ese plan de recuperación, la que incluye las obras iniciales de consolidación de la estructura del edificio. El presupuesto de licitación estará en torno a millón de euros.
A esa primera actuación constructiva seguirán otras hasta conseguir que la histórica instalación, que hoy presenta un estado ruinoso, pueda ser recuperada para los santacruceros. La intervención pública en ese complejo social llega tarde, muy tarde, pero ha sido valorada por las autoridades locales y por los vecinos que han defendido su rehabilitación a capa y espada. El viejo Balneario de Santa Cruz, antiguo complejo deportivo y de ocio de la capital, forma parte central en la más reciente historia de la ciudad.
Según recoge la nota de prensa difundida este sábado, el Gobierno de Canarias sacará a concurso en los próximos meses la contratación de las obras iniciales del Balneario de Santa Cruz con un coste de 1,083 millones de euros. Las actuaciones previstas contemplan el reforzamiento de los pilares que sustentan el edificio para asegurar su estabilidad y al mismo tiempo adaptarse a la normativa urbanística actual.
Rosa Dávila ha hecho este anuncio tras la reciente reunión mantenida entre el director general de Patrimonio, Arturo Cabrera; el concejal de Infraestructuras en el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, José Alberto Díaz Estébanez, miembros de la Plataforma de Defensa del Balneario y otros representantes del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
La consejera canaria, de origen santacrucero, explicó que la reparación de los elementos estructurales, con un millón de coste, constituye el primer paso para la rehabilitación completa del edificio, lo que requerirá un presupuesto aproximado de tres millones de euros (un millón más estos tres, el presupuesto global). “Tras esta inversión total, ya será posible destinarlo nuevamente a uso público”, apuntó.
Análisis químicos y físicos
Dávila subrayó que esta actuación responde al interés del Gobierno de Canarias por recuperar y dar valor al patrimonio histórico y cultural de las islas. “El Balneario de Santa Cruz posee un gran valor histórico y cultural, a la vez que tiene un indudable componente social que lo convierte en un espacio muy vinculado a la vida de los santacruceros; por ello, trabajamos para recuperarlo y devolverlo a la ciudad”, dijo.
Dávila detalló que, tras los análisis químicos y físicos del edificio, el informe realizado por la Dirección General de Patrimonio ha determinado que el antiguo Balneario tenía un “potente y generalizado proceso de carbonatación de los hormigones”, causado por defectos en la correcta ejecución de la estructura original; una deficiente calidad de los componentes del hormigón utilizado, y daños físicos generados por el uso.
Una construcción de principios del siglo XX
El mismo informe advierte la necesidad de incorporar, en las caras exteriores de los pilares y las vigas, hormigón armado muy resistente que evite la degradación de la estructura a largo plazo. Para garantizar la correcta adherencia con el hormigón existente, el documento indica que se realizará una exhaustiva limpieza mediante chorro de arena y agua a presión. Además, se requerirá el aumento y el recrecido de las bases de los soportes con hormigón armado.
El Balneario se construyó a principios del siglo XX y durante decenios fue punto de encuentro y veraneo de miles de santacruceros. Este edificio es una de las muestras más características de la arquitectura racionalista de los años treinta. Con la ampliación del puerto de Santa Cruz, este espacio quedó alejado de la costa y finalmente tuvo que cerrar en 1992.