El estado lamentable del antiguo Colegio de La Asunción, adquirido por el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para uso de la ciudadanía, se cae. Esta frase encabeza una petición lanzada esta semana en la plataforma social change.org en la que su autora, en nombre de ex alumnas del citado colegio, denuncia el estado actual de este edificio, catalogado Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de monumento, y reclama que sea rehabilitado para uso y disfrute de la ciudadanía.
El parque, donde se encuentra el colegio construido en 1903, lleva el nombre del botánico José Viera y Clavijo y desde el punto de vista arquitectónico destaca su iglesia neogótica. La superficie de todo este espacio ubicado junto a la avenida de las Asuncionistas supera los 30.000 metros cuadrados. El conjunto del Viera y Clavijo alberga también extensos jardines que contienen algunas joyas botánicas como su inmensa Ceiba, árbol de origen caribeño que causa admiración por quienes pasean por el parque.
En la petición lanzada en la plataforma social se incluye la pregunta de cuál es el motivo del abandono de “una importante zona de la capital tinerfeña que cuenta con zonas verdes y un magnífico edificio que parece querer que se desplome”. Se recuerda que el inmueble se halla en una zona privilegiada, junto a las Ramblas, y rechaza que “se convierta en un solar especulativo”.
La petición, lanzada hace dos días, contaba este sábado con casi 400 firmas de apoyo a la iniciativa que va en la línea de lo solicitado por la Asociación en Defensa del Parque Viera y Clavijo.
La asociación, que preside Ana Mendoza, ha solicitado en fechas recientes al Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife que retire las vallas publicitarias situadas en el vallado exterior del parque, al entender que no se está respetando la imagen de este espacio declarado BIC, y sobre todo, la riqueza patrimonial que contiene en su interior, señala Carlos Castañosa, secretario de la asociación.
Como recuerda Castañosa, en la decada de los 80, entonces era alcalde de la ciudad, Manuel Hermoso, el Ayuntamiento se hizo con la propiedad del colegio de La Asunción y el edificio anexo. El objetivo de entonces era construir el Hotel Escuela en el terreno de la zona baja, que es el que cedían las monjas inicialmente para el proyecto.
“Las monjas tenían una deuda de plusvalias e impuestos, y el Ayuntamiento aprovechó esa situación para exigirles la venta del edificio”, indica. “La tasación de todo el parque con los edificios era mucho mayor pues al Ayuntamiento le costó solo una décima parte del valor de su tasación oficial por el resto del territorio y edificaciones”.
En 1980, “la hábil maniobra municipal” dio resultado y el Ayuntamiento consiguió para construir el Hotel Escuela 3.500 metros cuadrados dentro del parque “que le fueron graciosamente regalados a Hecansa”, señala Castañosa.
Posteriormente, el colegio se transformó en un centro cultural y se instalaron allí la Universidad Internacional Menendez Pelayo, la Escuela de Mayores, y la Escuela de Música. Años más tarde se pondría el nombre de Teatro Pérez Minik al edifico anexo, en el que se celebraron representaciones teatrales, exposiciones y conferencias, entre otros actos culturales.
El edificio de La Asunción tuvo uso hasta el tránsito de siglo, hasta que hubo una cesión a favor del Gobierno de Canarias, en 2004, por el cual el Ejecutivo se comprometió mediante un convenio con el Ayuntamiento capitalino a la restauración y posterior uso del inmueble con fines de la enseñanza.
Pero lo cierto es que esa rehabilitación nunca llegó. Se redactó el proyecto de reforma y se hicieron los primeros trabajos pero la obra nunca comenzó, quedando el edificio con puertas y ventanas tapiadas, y el inmueble anexo sin techo.
La Consejería de Cultura del Gobierno de Canarias argumentó entonces que la obra se paralizó debido a la detección de importantes problemas de estructura del edificio, que hicieron necesario la realización de un nuevo proyecto arquitectónico que suponía una significativa ampliación del presupuesto. El argumento del Gobierno ha sido que estas obras no se han podido retomar desde entonces por falta de presupuesto ante la llegada de la crisis económica de 2008.
Carlos Castañosa recuerda que la Consejería de Educación tenía la intención de demoler el Teatro Pérez Minik, el edificio anexo, “pero se evitó por la actuación de la Fiscalía a partir de la denuncia interpuesta desde la asociación. Según el auto de archivo, si llegan a meter la pala excavadora, contraviniendo la ley de Patrimonio Histórico y Bienes de Interés Cultural, hoy estaríamos hablando de penas de prisión para los infractores”.
También el Ayuntamiento de Santa Cruz se opuso por entonces al derribo del Teatro Pérez Minik.
Este inmueble está ocupado hoy en día por 20 personas sin hogar que tienen una relación afable y guardan buena sintonía con la Asociación en Defensa del Parque Viera y Clavijo. “Estas personas se han ocupado durante estos años de cuidar, en la medida de sus posibilidades, este espacio”, afirma Ana Mendoza. Así recuerda que antes de que el Ayuntamiento se ocupara de nuevo del cuidado del parque, eran los okupas los que cargaban garrafas de agua en una toma a la altura del puente Serrador para transportarla en carritos y regar los árboles del silencioso jardín de los cipreses.