Centenares de momias guanches fueron sacadas de Canarias desde la Conquista

EFE/ Ana Santana

Santa Cruz de Tenerife —

No se sabe con exactitud cuántas momias guanches hay fuera de Tenerife, pero lo que es seguro es que desde prácticamente la Conquista salieron de la isla decenas, por no decir centenares, de ellas y algunas, como las expuestas en Berlín, desaparecieron en los bombardeos de la II Guerra Mundial.

La afirmación la realiza Conrado Rodríguez, director del Museo de la Naturaleza y el Hombre, en Santa Cruz de Tenerife, y del Instituto Canario de Bioantropología. Rodríguez asegura en una entrevista concedida a EFE que, sobre las momias canarias fuera del Archipiélago, “no sabemos cuántas hay en la actualidad” aunque “las más famosas” se reparten en seis ciudades.

La mejor conservada es la momia guanche que se exhibe en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid y que antes estaba en el Museo Nacional de Antropología, de donde fue trasladada en diciembre de 2015, que ahora está depositada en mejores condiciones y se la está sometiendo a estudios.

En París, en lo que era el Museo del Hombre, se conservaban seis momias “pero no se sabe en la actualidad dónde se ubican” y además había centenares de restos óseos, mientras que en Göttingen (Alemania) hay una momia guanche bastante bien conservada en el Instituto de Antropología de esa Universidad que ha sido estudiada recientemente y expuesta en Hildesheim.

En Cambridge (Reino Unido) en el Museo de Etnología y Arqueología de la Universidad hay una momia en bastante buen estado de conservación y fue estudiada en 1968 y 1999 por distintos equipos científicos.

La que se encuentra en la Universidad de McGill de Montreal (Canadá) se halla en mal estado de conservación, aunque fue analizada por un equipo interdisciplinar en la década de 1990.

En el Peabody Museum de la Universidad de Harvard en Estados Unidos no cuentan con momias guanches, pero sí con centenares de huesos humanos que fueron trasladados allí por Earnest A. Hooton, profesor de Antropología de aquella Universidad, detalla Conrado Rodríguez.

También se sabe que momias guanches fueron expuestas en algún momento en Utrecht, Viena, San Petersburgo y en Berlín (junto a decenas de cráneos y huesos procedentes de Tenerife) pero estas últimas desaparecieron en los bombardeos de la II Guerra Mundial.

Del recuento que efectúa Conrado Rodríguez de las peripecias que han sufrido estas piezas se hace eco la investigadora del Instituto de Historia del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Carmen Ortiz, quien publica este mes un artículo en la revista Culture & History Digital Journal sobre el comercio y el coleccionismo de restos arqueológicos canarios.

En ese artículo, titulado Antigüedades guanchinescas, Carmen Ortiz repasa la búsqueda y coleccionismo de restos bioantropológicos de los antiguos pobladores de Canarias a partir del siglo XVIII.

Precisamente Ortiz refleja la historia del naturalista ruso-alemán que relata haberse hecho con una momia con destino al Museo de San Petersburgo, pero también la de un pintor francés que no tuvo tanta suerte porque su ejemplar se pudrió en el trayecto: debió ser arrojada al mar.

El tráfico de restos humanos de yacimientos arqueológicos canarios llegó a ser internacional por parte de naturalistas que funcionaban como proveedores de cráneos y momias “atractivas” para coleccionistas y museos europeos, pero también se las trituró para blanquear caminos, abonar tierras y por su supuesta propiedad afrodisíaca.

Es evidente que la destrucción del patrimonio indígena canario no es algo que terminara con el siglo XIX ni pueda darse hoy por finalizado, advierte Ortiz, quien considera “claro” que hay pocas razones para impedir la restitución a Canarias de los restos humanos más cuando está avalada por criterios técnicos de conservación patrimonial e identidad cultural. Esta opinión no es compartida por otros expertos en momias canarias, como el catedrático de Arqueología de la Universidad de La Laguna Antonio Tejera Gaspar, quien considera que esos restos jamás van a regresar a Canarias, pero que sí debe hacerse un trabajo exhaustivo de catalogación y estudio de todo lo que permanece fuera del Archipiélago.

El tráfico de restos humanos procedentes de yacimientos arqueológicos canarios llegó a ser internacional a partir del siglo XVIII y algunos naturalistas radicados en las islas funcionaron como proveedores de las colecciones y museos europeos demandantes de cráneos y momias “atractivas”, expone Ortiz en su artículo. Este tráfico, sin embargo, era legal, ya que por entonces no existía ninguna ley que lo prohibiera y, además, las propias autoridades de la época eran quienes vendían e incluso regalaban los restos para agasajar a determinados visitantes a las islas.

Un hito en la restitución del patrimonio arqueológico canario fue el envío a Tenerife en 2003 de dos momias del Museo Casilda depositadas en la ciudad argentina de Necochea y ocho años después, de tres cuerpos momificados incompletos que se custodiaban en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid.

Todos estos restos están ahora depositados en el Museo de la Naturaleza y el Hombre de Tenerife, al que Ortiz califica de referencia internacional entre los centros especializados en conservación de restos humanos por sus fondos y sus recursos técnicos, exposición y discurso museográfico científico.

Al respecto, Conrado Rodríguez precisa a EFE que en el citado centro hay 130 piezas y fragmentos entre momias completas, semicompletas, cabezas momificadas y distintos fragmentos de momias.

“Esos ejemplares nuestros se encuentran absolutamente controlados desde el punto de vista climático y ambiental, tanto en la zona de exposición como de almacenamiento y además les hacemos revisiones periódicas y, si procede, tratamientos oportunos. Por lo tanto se puede afirmar que están ”monitorizadas“. 

Las momias son, según Rodríguez, el principal atractivo del museo. “Yo diría que de las 100.000 personas que visitan el centro cada año, el 95% lo hace por las momias”, afirma. “Tienen un poder de atracción sobre casi todas las personas y, como todo lo relacionado con la muerte, asusta, pero al mismo tiempo, atrae”, concluye.

Conrado Rodríguez está al frente del proyecto Athanatos, Inmortal, que tendrá lugar en Tenerife entre 2017 y 2018, y que incluye un congreso internacional sobre momias y una exposición.