La escritora Brigitte Vasallo (Barcelona 1973) inaugura este martes 26 de noviembre Her Feminist Festival con el laboratorio El Milagro, que tendrá lugar en la Biblioteca de Arte de TEA, Tenerife Espacio de las Artes de 18:00 a 20:00 horas. Su reflexión continúa este miércoles 27 de noviembre con la conferencia Queixa, que será de 18:00 a 19:00 horas también en la Biblioteca de Arte de TEA, Tenerife Espacio de las Artes.
Vasallo ha sido entrevistada por la organización del festival.
Tu vida, explicada desde tu historia y tu legado familiar, es tu carta de presentación, ¿Qué reflexiones, desde tu trabajo, traes a HER 2024?
Al Her traigo la conferencia escénica, que forma parte de un esfuerzo por construir eso que llamo “una literatura para no lectoras”. Queixa explica el proceso de investigación de la desaparición de la vida campesina precapitalista, una investigación que denomino Trilogía de Naxos y de la cual penden numerosas obras en distintos formatos, pero solo Queixa explica la totalidad. Quería que fuera una especie de paraguas para ir retomando el hilo, e irlo retornando a quien pertenece, que es el público, y no necesariamente el público que lee y que me lee.
Queixa se alimenta, también, de un laboratorio que hago en los espacios en los que actúo y que se titula El Milagro, en relación al llamado Milagro económico de los años 50-70, que no fue otra cosa que el desembarco del capitalismo liberal como aliado del régimen franquista post-autárquico, ese conglomerado infernal.
En el laboratorio trabajamos, a través de dinámicas, sobre la memoria de las hijas y las nietas, de los hijos y los nietos, de aquella gente campesina que tuvo que dejar atrás su forma de vida para pasar a formar parte de la modernidad urbana. Quiero saber cómo nos narramos, si lo hacemos a través de las lógicas urbanas, y cómo explicamos lo que nos pasó. Y así voy recogiendo esa memoria por el sur de Europa, pues estos talleres los inicié en Italia, y al mismo tiempo propongo un espacio, una activación de archivo, para contarnos estas historias entre iguales y desde las posibilidades abiertas.
¿Cómo ha evolucionado tu escritura y en qué punto se encuentra hoy?
Durante muchos años dije que yo era más lectora que escritora, pero ahora ya no: ambos espacios los tengo integrados y la literatura es, sin duda, un hogar muy importante para mí en estos momentos. Sigo en ese sentido buscándole los límites al ensayo narrativo, llevándolo a una poética que le fue arrancada en esa lógica cartesiana de entender el pensamiento y las entrañas como elementos separados. Quiero que mis ensayos la poesía y la magia ocupen un lugar en la interpretación de los hechos, y que el rigor y la validación de lo onírico puedan convivir en el texto. Y tengo ganas de volver a la ficción, también: hay algo en mí de voracidad, en general, de una voracidad alegre, y la escritura/lectura no es ajena a ello.
Her Feminst Festival abre la puerta en la sociedad a discursos que suelen estar relegados a ámbitos menos populares, ¿Crees que hay un cambio en este sentido en la sociedad, crees que cada vez hay más espacios de expresión para otras realidades que no sean las convencionales?
Me encantaría darte una respuesta esperanzada, pero no la tengo, creo que festivales como el Her, son realmente excepcionales. No porque sea un festival que se nombre feminista, sino por las propuestas que trae que tienen perspectiva feminista aunque no hablen de género. Porque ahí nos hemos pillado los dedos: hemos convertido las propuestas emancipadoras en temas, no en métodos para elaborar los temas, en asignaturas y no en prismas.
Así que podemos hacer lo que sea con la etiqueta “feminista” si habla de feminismo aunque lo haga con métodos y primas perfectamente machistas. También creo, pensando en las disidencias, que estamos teniendo terribles dificultades para aceptar la divergencia. Ya ni digo que la diferencia, que realmente no sabemos vivir en ella, pero ni siquiera aceptamos bien la propia divergencia entre iguales. Es de las cosas que más me preocupan en torno al descaro de la extrema derecha que emerge en todo el mundo: que nos está contagiando de sus formas estrictas y autoritarias, donde solo existe una cosa y su contraria, donde si no estás de acuerdo conmigo es porque eres mi enemigo, y donde cualquier cambio de opinión se entiende como una traición o como una agresión.
Así que no, creo que cada vez hay menos espacios, al tiempo que hay un espejismo de que hay espacios donde se muestra la disidencia pero es una disidencia repetitiva, una disidencia poco creativa (¿sigue siendo disidencia algo que replica y no crea?) y que sigue el cánon de “cómo tiene que ser la disidencia”. Pensad que habitamos un mundo que está haciendo gramáticas incluso para el lenguaje no-binario, porque no soportamos que la gente hable, viva, o sueñe sin tutela. No lo soportamos.