Greenpeace ha entregado este martes a los quince países europeos firmantes de la Convención para la Protección del Medio Ambiente Marino del Atlántico del Nordeste (Ospar) ocho millones de firmas de ciudadanos de todo el mundo que les emplazan a crear ya un santuario en el Ártico.
Los firmantes de este convenio, conocido como Ospar (acrónimo de sus dos acuerdos fundacionales, de Oslo y París), celebran esta semana en el municipio de Puerto de la Cruz, en Tenerife, la reunión que pone fin al periodo de seis años en los que España ha coordinado sus trabajos.
Doce activistas de Greenpeace se han presentado este martes en el Hotel Botánico donde tiene lugar la reunión para entregar a cada uno de los 16 miembros de Ospar (los quince estados firmantes y la UE) ocho cajas con firmas de ciudadanos que exigen que se protejan las aguas del Ártico, convencidos de que el cambio climático “no permite esperar”.
La portavoz de esta campaña en Greenpeace España, Pilar Marcos, ha explicado a Efe que las principales asociaciones ecologistas del mundo quieren que Ospar proteja la zona del Ártico situada en aguas internacionales que queda directamente bajo su competencia: una extensión de océano de 232.650 kilómetros cuadrados (la mitad de la superficie de España) situada entre Groenlandia y Noruega.
Marcos subraya que esa superficie solo representa una pequeña parte (el 8,3 %) del “santuario” que Greenpeace exige para todo el Ártico, pero su declaración tendría una gran “carga simbólica” y también “geopolítica”, porque sería la primera protección que se establece sobre esas aguas, muy codiciadas por varios estados.
“Proteger una superficie como esa no es baladí, pero sobre todo lanzaría una llamada de atención a los países que están intentando explotar los recursos del Ártico en vez de protegerlos. Causaría un revuelo en la geopolítica de la zona”, ha apuntado esta portavoz.
Greenpeace cree que en esta reunión de Tenerife hay verdaderas opciones de que se decrete esa protección, porque le consta que apoyan la propuesta países como Alemania, Francia, Holanda y Bélgica, además de España, a la que la ONG reconoce haber facilitado este debate durante su mandato al frente de este convenio europeo.
Sin embargo, también denuncia que los países más cercanos a la zona, como Dinamarca, Noruega e Islandia, están “bloqueando” esa declaración, con el argumento de que debería tratarse en el Consejo Ártico, un foro diplomático donde también están Rusia, EEUU y Canadá y al que Greenpeace no reconoce la fuerza vinculante de Ospar.
A juicio de los ecologistas, estos países del norte se alinean con esa decisión porque, aunque se trata de aguas internacionales, en el fondo los tres aspiran a incorporar parte de ellas a su jurisdicción nacional mediante la ampliación de su plataforma continental, como en su momento hizo Dinamarca en Groenlandia.
“Están intentando retrasar todo el proceso, pero lo que decimos desde Greenpeace es que el cambio climático está yendo más rápido que la comisión Ospar”, ha remarcado Pilar Marcos.
Los activistas de Greenpeace también han entregado a los delegados de los gobiernos representados en Ospar una memoria digital con detalles sobre los países de procedencia de los ocho millones de firmas y un enlace al vídeo del concierto que el pianista italiano Ludovico Einaudi ha ofrecido frente al glaciar Wahlenbergbreen (Noruega) para ofrecer su apoyo a esta campaña.