El 71% de los jóvenes que son transexuales en Canarias han sufrido algún tipo de conflicto, en diferentes ámbitos, por tener esa condición, según refleja un estudio de 2014. Además, en el mundo laboral solo el 41% de esas personas hacen visible su opción sexual, mientras que el 37% de los transexuales de Canarias nunca han trabajado.
Así lo ha desvelado Uge Sangil, activista por los derechos del colectivo LGTBIQ y miembro de la Asociación Algarabia, en el marco de la conferencia Revolución transgénero, desarrollada este martes en el ARN Culture & Business Pride de Arona.
Sangil, acompañada por la abogada y también activista LGTBIQ Violeta Assiego y Eva Pascuel, de la Asociación Chrysallis, desveló algunos datos a escala mundial que invitan no solo a reflexionar sino a actuar respecto a la situación de este colectivo. Por ejemplo, que desde el 1 de enero de 2008 hasta el 31 de diciembre de 2016 se produjeron 2.343 asesinatos de personas transexuales y géneros diversos.
En total, se registraron en esos años 165 fallecidos en Norteamérica; 117 en Europa, 208 en Asia, 1.834 en Centroamérica y Sudamérica, 13 en África y seis en Oceanía, detalló Sangil.
Para las asistentes, la revolución transgénero ha empezado pero “hay que ver hacia dónde va”, subrayó Violeta Assiego, quien se identificó como ni hombre ni mujer, pero sobre todo “una curranta”.
Assiego dijo que la diversidad está reconstruyendo prejuicios, pero advirtió que “quedan muchas dudas sobre si esta revolución se está produciendo al nivel que exigen las personas afectadas por la transfobia”.
Presión a “modelarnos”
Para esta abogada, sigue existiendo una clarísima presión “a modelarnos” en tanto que “hay cosas que se reprimen y se castigan si están fuera de la norma de género y se premian si están dentro de ellas”.
En su opinión, el “neoliberalismo” es una de las principales causas que contribuyen a crear más desigualdad y a adaptar a personas según una norma del mercado.
También comentó que la transfobia incita a la violencia en las escuelas y en los hogares, aparte de que hay “otras formas de transfobia que no son tan evidentes”, como la discriminación en las tribunales de Justicia, subrayó. “Hay que deconstruir y desaprender los roles de género y respecto a cómo es el género”, subrayó la activista LGTBIQ.
Los travestis en los setenta
Violeta Assiego recordó que la revolución transexual la emprendieron los llamados travestis en los años setenta y, por eso, fueron los pioneros del movimiento LGTBIQ. “Ahora nosotros podemos ser pioneras en la diversidad”, añadió Assiego.
Igualmente, resaltó la importancia de no olvidar que en 1981 en España se despatologizó la reafirmación de género, pues antes se tenía que salir fuera. Así, “solo aceptando la transexualidad como un regalo de la naturaleza que nos enseña a ser mejores personas”.
En este sentido, expresó que no puede haber una revolución transexual “si dependemos del contexto, de la familia, del lugar en el que estamos”, subrayó.
Convivencia feliz
Eva Pascual contó su experiencia con la adopción de una niña china que se sintió chico desde muy pequeña y su otro hijo transexual. “Es uno feliz cuando cambiamos y decimos lo de tienes un pito maravilloso”; “todo esto es mucho más sencillo”, “el amor a nuestros hijos”.
Así, la miembro de las Asociación Chrysallis abogó por enseñar y ayudar a las madres y padres para que aborden con normalidad la situación de sus hijos. Existe algo muy importante para un transexual: su nombre. El nombre que elija con la identidad que quiera, no con el que le fue impuesto, recordó Uge Sangil.