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Entran en contradicción los informes psicológicos a una de las jóvenes que denunció por agresión sexual al dueño de una chupitería en La Laguna

EFE

30 de junio de 2021 15:15 h

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Uno de los informes psicológicos realizados a la menor que denunció que fue violada en un local de copas del municipio tinerfeño de La Laguna da crédito a sus palabras, mientras que otro no le da credibilidad porque, entre otros motivos, no presenta trastorno de estrés postraumático.

Los informes han sido presentados durante la tercera jornada del juicio que se desarrolla en la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife contra el responsable de dicho local, acusado de agredir, abusar y acosar sexualmente a varias camareras a las que contrató, para el que la Fiscalía pide 37 años de cárcel.

El informe en el que se cree el relato de la menor, que tenía 15 años en el momento de la denuncia, en enero de 2018, ha sido defendido por videoconferencia, con problemas de audición, y la psicóloga que lo ha presentado ha señalado que la joven presenta sintomatología ansiosa y depresiva relevante.

Se recomienda en este informe terapia psicológica a la joven, en quien se observa que tiene miedo y cuyo relato se considera que tiene una estructura lógica.

Sin embargo, dos psicólogas que realizaron a la menor el protocolo SVA (Statement Validity Assessment), que se hace en casos de abusos sexuales, han dicho que su relato no es creíble y han añadido que su conclusión es que la joven tiene memoria selectiva, para apuntar que tiene rasgos desajustados de la realidad.

Estas dos peritos comentaron que la menor tiene rasgos desajustados que pueden llevarla a desarrollar un trastorno límite de personalidad, y han destacado que en la infancia ha sufrido abusos sexuales, también acoso escolar y una denuncia a la madre.

Estas especialistas han señalado que la ansiedad es una huella secundaria, mientras que el trastorno por estrés postraumático es primaria y no la presenta esta menor, quien han señalado que tiene falsos recuerdos y se nota que ha seleccionado lo que tiene que decir.

Según estas dos psicólogas el relato de la menor es episódico y lineal, algo que no debería ocurrir con el paso del tiempo, ya que tendría que ser cada vez más desestructurado.

En cuanto a la mayor de edad que también denunció una violación cuando trabajaba de camarera en el local, en el informe se señala que su relato es el habitual de personas que han sido víctimas de una agresión sexual.

También han realizado un informe acerca de una joven que denunció abusos sexuales por parte del propietario del local, en el que ella trabajó, y han apuntado que las tres víctimas coinciden en relatos relacionados con los rozamientos, el consumo de alcohol y el comportamiento del acusado.

Han comparecido por videoconferencia dos expertos en Toxicología, quienes han hablado de la mezcla de alcohol y sustancias como la escopolamina, conocida como burundanga, que potencian la vulnerabilidad de las víctimas, como han explicado.

Son sustancias que se utilizan para tener sumisa a una persona y es normal que al tomarlas mezcladas con alcohol provoquen lagunas de memoria y que la víctima dudase al día siguiente de lo sucedido.

Se trata de sustancias incoloras e inoloras y para detectarlas es preciso realizar análisis de sangre y de orina, han explicado.

Además, este miércoles ha dado su testimonio por videoconferencia una joven que tiene buena relación con la menor de edad que denunció la violación, y con quien coincidió en el local el 27 de enero de 2018, cuando es produjo el hecho denunciado.

Las dos eran menores de edad y quien este miércoles ha declarado ha señalado que nunca les pedían el DNI y que esa noche no habían quedado pero se encontraron en el bar, y la siguiente vez que se vieron fue porque quedaron y ya se había presentado la denuncia por violación.

Otra declaración de este miércoles ha sido la de una joven que estuvo durante dos noches como camarera, y quien ha explicado que tras esos dos días de prueba que el propietario del local hizo también a otra chica, la encargada eligió a la que se había adaptado mejor, y ha asegurado que el dueño siempre tuvo con ella un trato de protección, incluso cuando era clienta.

Esta joven ha asegurado que siempre pedían el DNI en la puerta de entrada.

El joven que trabajó como portero desde finales de 2015 hasta comienzos de 2017, y que es soldado profesional, ha afirmado que pedía el DNI a quienes venía jóvenes, y tras reconocer que en alguna ocasión sacó a alguien del local porque estaba borracho y molestaba añadió que la práctica habitual era irse todos juntos al terminar el trabajo.

Veía “buen rollo” en la relación entre el dueño del local y las trabajadoras, y reconoció que invitaba a copas a compañeros del cuartel.