Un facultativo de un centro sanitario de Las Palmas de Gran Canaria incluyó un calificativo “ofensivo” en el historial clínico de una paciente que, posteriormente, se vería obligado a retirarlo, según ha informado el abogado de la paciente, Fernando Osuna.
En concreto, la paciente, que padece problemas psicológicos, lleva teniendo problemas con el médico durante dos años debido a que el facultativo había incluido en el historial clínico de la mujer el calificativo de “paciente conflictiva”, asegurando su abogado que es una mujer “normal”.
Ante esta situación, la paciente optó por presentar una reclamación para que le suprimieran esa denominación, al entender que esta “le producía vejación”, apuntando que el hecho de considerarla paciente conflictiva le producía “muchos problemas” y “era totalmente infundado”. Para la paciente se trataba de una “acción caprichosa de los facultativos que elaboraron la documentación médica”.
Por ello, en base al artículo 7.7 de la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, sobre protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, el abogado de la paciente solicitó que se eliminara la consideración de persona conflictiva como “se recoge en la historia clínica (...), ya que es ofensiva y vejatoria. Atentaba contra su honor, fama e imagen”.
Al respecto, el centro médico accedió a lo solicitado, pidió disculpas al enfermo “entendiendo que era gratuito llamar conflictiva a la persona” y “rectificó su historial médico, suprimiendo tal expresión”. De esta forma, el abogado de la paciente, señala, el centro “se inclinó a favor de quien llevaba la razón, el enfermo, y censuró la conducta del personal médico que había incluido tal ofensa al paciente”.
De esta forma, expuso Osuna, se ha evitado presentar una demanda al centro médico en la que se habría solicitado una “indemnización grande por el daño ocasionado en su esfera moral” y al considerar que el calificativo vejatorio “había sido por unas rencillas personales entre el médico y el paciente y no obedecían a la realidad. Fue una forma de hacer daño al paciente”.