La tercera etapa del viaje por la Klondike Highway culmina en la ciudad de Dawson, destino principal de las miles de personas que se lanzaron a la carrera por el oro del Río Klondike. Salimos de Carmacks sabiendo que nos quedan por delante 356 kilómetros para culminar el viaje. Estamos hablando de la mitad del camino desde Skagway. Pero esta es la mejor opción posible. La mayor parte de los puntos de interés (a excepción de la propia Dawson y sus alrededores) se encuentra en la primera mitad del camino y podemos permitirnos el lujo de hacer esta etapa casi sin hacer paradas. Eso sí, a poco de iniciar la ruta (que demanda unas cuatro horas de conducción) nos topamos con uno de los mitos del Territorio del Yukón. Los Five Fingers Rapids no sólo forman un curioso paisaje fluvial. Son parte importante de la mística de la fiebre del oro. En aquellos tiempos, este punto del Río Yukón era uno de esos obstáculos elevados al estatus de prueba infernal que complicaban el viaje. Estamos ante el segundo gran reto del viaje tras las penurias del Whitepass.
Vistos desde la carretera los rápidos no parecen gran cosa pero según cuentan, aquí se habilitaron unas redes para rescatar los cuerpos de los pioneros que se ahogaban tratando de hacer en unos minutos lo que andando demandaba hasta dos días. Hay una leyenda local que cuenta que el propio Jack London fue uno de los pasó los rápidos después de elegir a suertes el ‘Overland Trail’ o el río. También dicen que él y sus compañeros lo hicieron tan bien que se quedaron un par de días cobrando hasta 25 dólares por travesía a más de un centenar de balsas. En lugares como éste, las historias y leyendas van de la realidad a la fantasía y viceversa. Hoy, este tugar es uno de los preferidos para los que hacen este último tramo en kayak.
La visita a Pelly Crossing apenas nos va a costar un par de minutos (los que bastan para ver la réplica de una casa del cercano Fort Selkirk -The Big Jonathan Heritage Center-) así que uno puede dar un salto importante hasta el Paso de Flat Creek: aquí nos vamos a encontrar por primera vez con el cauce del Río Klondike –Mirador de Tintina Trench-, el lugar mágico que desató la locura en 1897. Desde aquí hasta Dawson hay un ‘breve’ paseo de 50 kilómetros que sigue el cauce del río. Y al final del camino nos topamos con la ‘ciudad’ y todo lo que supone. Un lugar en el que el peso de la historia se deja sentir. Fue tanta la gente que llegó hasta aquí en aquellos años que hubo que habilitar hasta tres cementerios para atender la demanda de ‘clientes’: el Yukon Order of Pioneers (Eighth Avenue), el Hillside Cementery (Mary McLeod Road) y el Typhoid Cemetery (Third Avenue, 1602).
El cauce final del Klondike y los diferentes arroyos que desembocan en él muestran la dimensión de la ‘gold rush’. La tierra removida, las montañas de escorias, los trabajos que cambiaron el cauce del propio Klondike… La Draga Número Cuatro National Historic Site (Upper Bonanza Creek Road) es una antigua máquina de extracción movida a vapor que se instaló aquí en 1912 para, literalmente, exprimir la tierra (es una instalación industrial gigantesca). Estas huellas son una constante a lo largo de los arroyos y ríos: por aquí y por allá aparecen restos de lavaderos, postes que ya no soportan nada o verdaderos monstruos como la Draga Número Cuatro.
Una pequeña guía de Dawson City.- En enero de 1897 en este lugar apenas había un par de chozas provisionales de nómadas indígenas y dos años después era un verdadero caos que acumulaba una población de unas 20.000 personas. Hoy, la ciudad apenas cuenta con 2.000 vecinos (buena parte de ellos huyen con los rigores del invierno con temperaturas que se acercan a medias de 30 bajo cero) y una economía en la que el turismo da más dinero que una creciente –otra vez- industria minera. Las huellas de la gold rush se ve aún en los edificios de madera del centro que se agrupan en Distrito Histórico. La Calle Front exhibe la colección de viejos edificios de madera más importante de la región. Justo en frente de la Dawson General Store (Front Street, 1000) está el S.S. Keno National Historic Site (Front Street, 1200) uno de aquellos barcos de vapor que navegaban por las aguas del Yukón.
Alguien tuvo la ocurrencia de llamar a este sitio como ‘la París del norte’. Uno se pone a leer a London y aquello tenía que ser más parecido a Sodoma o Gomorra que a París. El Jack Londn Museum (Firth Street, 600) recuerda el paso del escritor por la ciudad. La joya de la colección es la cabaña en la que London vivió en Henderson Creek –la casa fue desmontada y trasladada hasta aquí- pero también hay fotografías, objetos, primeras ediciones y algunos manuscritos del escritor. Es una buena manera de empezar a comprender la ciudad junto al Dawson City Museum (Fifth Avenue, 595), un espectacular edificio que sirvió de registro de la propiedad durante aquellos años frenéticos. Aquí vas a encontrar fósiles, restos arqueológicos, viejas locomotoras de vapor y buena parte del legado de la fiebre del oro. Una huella que se ve, sobre todo, en la calle.
Lo de París es, a todas luces, una exageración, pero Dawson City contaba con el Palace Grand Theatre (King Street, 255), hoteles grandiosos como el Bunkhouse Hotel (Princess Street), el Bombay Peggy's (Princess Street) o el Downtown (Second Avenue) –los tres aún en funcionamiento- grandes edificios públicos, salones, prostíbulos… Una París a dos pasos del Ártico y construida de madera. Una París que nació de la nada y que aún hoy impresiona. El listado de edificios históricos se completa con el antiguo Fort Herchmer (Fourth Avenue), posta de la Policía Montada del Canadá y las viejas oficinas mineras de la Front. Todo condensado en apenas la estrecha lengua de tierra que va desde las primeras rampas de Hilside y las aguas del Yukón. Desde Midnight Dome Viewpoint (acceso por Dome Road) puedes ver que toda la ciudad no es más que un pequeño trozo de espacio humano rodeado de naturaleza salvaje.
¿Ir hasta Tombstone Territorial Park? Si dispones de tiempo y no te importa hacer una excursión de 220 kilómetros ida y vuelta por una pista de tierra merece la pena. En este lugar uno puede ver que empieza la transición del bosque boreal hacia las tundras árticas en un territorio en el que por cada persona censada hay como quince caribúes. Esto es naturaleza a lo bestia. Lo mejor de la excursión es acercarse hasta el Tombstone Interpretive Centre (Dempster Highway), visitar el museo y hacer alguna de las rutas de senderismo que salen desde aquí (como la que sube hasta el Goldensides Peak). La Dempster Highway es otro de esos mitos viajeros dignos de una aventura ya que esta carretera se interna en las regiones árticas y llega hasta Tuktoyaktuk, la ciudad más remota y aislada del país a orillas ya del Mar de Beaufort.
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