A espaldas de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, las montañas se elevan de manera abrupta hasta crear un auténtico muro casi vertical que alcanza los 1.000 metros de altura a apenas unos kilómetros del mar. Este abrupto escalón actúa como una muralla que atrapa la humedad que llega desde el noroeste del Atlántico creando un microcosmos marcado por las brumas. Las crestas de estas montañas son el entorno propicio para que crezca uno de los bosques más densos y bonitos de todas las Islas Canarias. Las manchas de laurisilva, un bosque esponja que se encuentra en las medianías de las islas más abruptas del Archipiélago, son las protagonistas más vistosas de un paisaje que tiene mucho más que ofrecer. Anaga es uno de los grandes atractivos naturales de Tenerife. Más allá de los bosques, Anaga es un pequeño universo de pequeños pueblos, campos de vides, huertos, barrancos y playas agrestes. Un lugar que, por su singularidad, recibió el reconocimiento de Reserva de la Biosfera por la UNESCO.
Aquí, los hombres y mujeres de la isla tuvieron que enfrentarse a una geografía complicada. Esculpieron las laderas y las transformaron en terrazas de cultivo. Colgaron sus casas del abismo y hasta crearon pueblos de la entidad de Taganana, que se permite hasta algún buen edificio histórico. Los paisajes son brutales. Quizás los más dramáticos de la isla junto a la lejana Teno. Pero también son de los mejores para los que saben ver y no sólo mirar. Aquí van a encontrar lo que se esconde tras lo obvio del mirador o el bosque encantado. Las carreteras son excelentes y permiten verlo todo en una buena jornada de idas y venidas. Pero también, como sucede en toda Canarias –que destino excepcional se pierde el mochilero purista-, es un lugar que se puede explorar con transporte público y echando el pie a tierra. En el mapa puedes encontrar toda la información que precisas: las mejores rutas, que hay que ver, las paradas de la guagua (el autobús local), algunos lugares fuera de ruta y sitios dónde comimos bien en alguna de nuestras muchas escapadas.
CONOCIENDO EL BOSQUE EN LA CRUZ DEL CARMEN.- La Cruz del Carmen es la puerta de entrada tradicional del Parque Rural de Anaga para la mayoría de los turistas y viajeros que visitan esta parte de la isla. La Carretera de Las Mercedes (TF-12) sube desde la fértil vega lagunera y se interna en el bosque poco después de dejar atrás las últimas casas. Si vas en coche de alquiler haz la primera parada en el Mirador de Jardina. Si el día está bueno podrás ver la veja cuajada de huertos, buena parte de La Laguna y, más allá, como la isla se empina hasta culminar en la silueta imponente del Teide. Si vas en transporte público no te angusties; puedes bajar aquí y esperar a que pase la próxima guagua para seguir adelante (tienen parada las líneas 76, 77, 273, 274 y 275). En la Cruz del Carmen un mirador se asoma al mismo paraje pero desde algunos metros más arriba. Es el mejor lugar para empezar a entender este espacio. Puedes visitar elCentro de Interpretación del Parque Rural de Anaga (Tel: (+34) 922 633 576), un peqeño centro museístico dónde vas a encontrar información sobre el lugar (natural, histórica y antropológica) y hacer el Sendero de los Sentidos, un camino circular autoguiado de 1,6 kilómetros en el que vas a sumergirte de lleno en la Laurisilva. APUNTE: Si subes muy de mañana aprovecha para tomar un café con mantecados en el Restaurante Cruz del Carmen (Tel: (+34) 922 250 062). También es un buen lugar para comprar un bocadillo o, incluso, almorzar. Líneas de Titsa: 76, 77, 273, 274, 275.
UN VISTAZO DESDE PICO DEL INGLÉS.- Este mirador se encuentra a apenas a 1,8 kilómetros de la Cruz del Carmen y existe la posibilidad de acercarse bastante en transporte público. Desde este lugar puedes ver las dos vertientes de Anaga. Hacia el sur podrás ver el área de Santa Cruz de Tenerife y, en los días claros, la vecina isla de Gran Canaria. Y hacia el norte puedes ver los escarpes que bajan hacia la costa en torno al pueblo de Taganana y, ya en el litoral, los Roques de Anaga. Es otro de los lugares habituales del turismo que transita por estos lares. Líneas de Titsa: 76, 77, 273, 275.
BAJAR HASTA AFUR Y EL SENDERO DE TAMADISTE.- Para llegar al pequeño pago de Afur hay que cruzar al lado norte de la Península de Anaga y bajar bastante. Es uno de los lugares que más nos gustan de esta comarca mágica. El camino es ya una gozada que invita a hacer una y mil paradas. El premio es un puñadito de casas en el que hay muy buenos ejemplos de arquitectura tradicional canaria en torno a una modesta ermita. Aquí hay, también, dos mitos anagueros: el primero es el modestísimo Bar José Cañón y, el segundo, el sendero que baja hasta la Playa de Tamadiste. Hasta hace pocos años, en José Cañón se podía comer un riquísimo bacalao encebollado y garbanzas de impresión pero hoy solo despacha bocadillos y bebidas. El camino hasta Tamadiste (o Tamadite) tiene una longitud de 2,5 kilómetros (sólo ida) y transcurre junto al cauce del Barranco de Afur. La playa no es muy allá, la verdad. Es de piedras y bastante peligrosa para el baño; pero bajar por el barranco es brutal; aun más cuando aún corre el agua y las pozas están limpias (te puedes dar un chapuzón). Un clásico es hacer el camino hasta la vecina Taganaga (7,4 kilómetros) por el camino de El Chorro, un sendero alucinante que transcurre a mitad de altura por un cantil que cae casi a pico sobre el mar (se puede hacer una ruta circular con regreso a Afur por el camino de Las Vueltas –entero serían 15,3 kilómetros-). Línea de Titsa: 77.
LAS VUELTAS DE TAGANANA.- Es el sendero por antonomasia en la Península de Anaga. Esta ruta se inicia en la Casa Forestal junto a la TF-12 y, desde el primer paso, es mágica. Desde el inicio hasta Taganana median 4,2 kilómetros que, durante la primera parte de la caminata, atraviesa el bosque de Laurisilva para, después, bajar barranco abajo hasta el pueblo. En esta ruta podrás descubrir los diferentes ambientes del Parque Rural y de qué manera los hombres y mujeres de esta parte de la isla se amoldaron a las difíciles condiciones del terreno para convertir las laderas en campos de cultivo. Existe la posibilidad de hacer la rura circular y subir otra vez hasta la Casa Forestal; eso sí, los más de 700 metros que bajaste hasta Taganana los vas a tener que volver a subir (Ver ruta en wikiloc). Otra posibilidad es llegar hasta la Casa Forestal en bus Titsa Líneas 76 y 77 y salir de Taganana en bus Línea 946). Si sólo puedes hacer una ruta en tu viaje a Anaga, esta es la que te recomendamos.
TAGANANA, EL ROQUE DE LAS BODEGAS, ALMÁCIGA Y BENIJO.- El pueblo de Taganana ejerce de capital de esta parte de la isla a pesar de que apenas llega a 600 habitantes. Y aún así es localidad de importancia desde hace cinco siglos. Las terrazas de cultivo que rodean a la localidad son, junto a la bonita Iglesia de Las Nieves (que cuenta con artesonados mudéjares muy bonitos y una imagen flamenca del siglo XV) los rastros más patentes de un pasado de riquezas vinculado al vino que, desde aquí, se exportaba a los ricos mercados europeos. Un paseo por Taganana es una gozada. Las casitas son bonitas y ponen de manifiesto la plasticidad de la arquitectura local canaria. Date el gusto de ir y venir y visitar los campos que rodean los distintos diseminados de casitas que rodean el pueblo. Aprovecha para visitar la Playa de Los Roques (puedes ver el curioso almacén que servía para guardar el vino antes de embarcarlo hacia Europa), callejear porel pequeño laberinto que forman las casas de Almáciga y termina la visita en Benijo, una de las playas que más nos gustan de Tenerife. APUNTE: El Restaurante el Mirador (Caserio Benijo, 1; Tel: (+34) 627 295 542) se encuentra justo en el arranque del camino que baja hasta Benijo y es uno de los mejores del lugar para comer pescados frescos.
EL CAMINO HASTA LAS PALMAS DE ANAGA.- Las Palmas de Anaga es un caserío deshabitado y también uno de los mejores ejemplos de hacienda vinícola de esta parte de la isla. Las dependencias se construyeron en el siglo XVII como viñedo, lagar y bodega y estuvo habitado hasta la primera mitad del siglo pasado. En torno a la construcción principal, a la que se adosó hasta una ermita, hay bancales de cultivo y casi una veintena de casas diseminadas que sirvieron para alojar a los trabajadores y sus familias. Hasta Las Palmas se llega por un sendero de 4,2 kilómetros (ida) que parte desde Benijo. La importancia histórica de este lugar trasciende a la propia hacienda: por los alrededores hay numerosos restos arqueológicos (cazoletas excavadas, canales y grabados rupestres) vinculados a los guanches, los habitantes de la isla antes de la llegada de los castellanos. Es uno de los senderos más intensos de la isla. Las vistas sobre los cercanos Roques de Anaga son alucinantes.
DESDE CHAMORGA A ROQUE BERMEJO (LA PUNTA DE ANAGA).- El pequeño pueblo de Chamorga es el lugar más recóndito y apartado de la Península de Anaga. Un pequeño caserío al que se llega después de varios kilómetros de vueltas y contravueltas por la TF-123. La razón del paseo es caminar hasta la Playa de Roque Bermejo, una aldea de no más de una docena de casas que se sitúa en el extremo oriental de la isla, a pocos metros de la Punta de Anaga. Es otro de esos caminos que merecen la pena pese a que demanda un par de buenas horas de esfuerzo (ida y vuelta son 8,8 kilómetros en un trazado de tipo circular –ver en Wikiloc-) y que también pasa junto al Faro de Anaga. La línea de Titsa 947 conecta Chamorga con Santa Cruz de Tenerife.
ANAGA EN TRANSPORTE PÚBLICO.- Línea 76 La Laguna – Afur; Línea 77 La Laguna – El Bailadero; Línea 273 La Laguna –Cruz del Carmen-Pico del Inglés (Sábados, Domingos y Festivos); Línea 274 La Laguna – El Batán; Línea 275 La Laguna –Taborno; Línea 945 Santa Cruz –Igeste de San Andrés; Línea 946 Santa Cruz de Tenerife-Taganana; Línea 947 Santa Cruz –Chamorga
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