Rutas por Tenerife: El sureste de la isla desde Candelaria hasta la Punta de Rasca

Costa de Candelaria.

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El 90% de los viajeros y viajeras que recorren las carreteras de Tenerife identifican el sur de la isla con sus playas turísticas y poco más. Pero no. El trozo de costa que media entre Candelaria y Adeje guarda muchísimos secretos que hay que ir buscando arriba y abajo para no perderse nada. Empezamos esta ruta en el pueblo de Candelaria, a 19,3 kilómetros de Santa Cruz de Tenerife y culminaremos en el Puerto de Alcalá, un pueblecito pesquero que pese a haber sido literalmente asediado por el Turismo mantiene un pequeño casco histórico (con un puerto precioso y una playa muy coqueta) que es digno de verse. Pero no haremos un recorrido lineal. La mayor parte de la gente que visita la isla deja de lado la carretera TF-28 y limita el recorrido a la costa. Y sí, el litoral tiene lugares muy importantes como Tajao o el Malpais de Güímar (uno de los espacios naturales de costa más bonitos de toda Canarias), pero subir hasta las medianías de la Banda del Sur te va a permitir ver unos paisajes rurales muy auténticos (y muy diferentes a los feraces panoramas del norte).

Kilómetro 0: Una visita a la Basílica de Candelaria. Uno puede ser creyente o no, pero Candelaria hay que ir a verla porque es un punto importante para la cultura popular y la identidad de la isla. El centro de la atención del pueblo es la Plaza de la Patrona, con las estatuas que representan a los menceyes de Tenerife (los reyes guanches antes de la conquista) y la Basílica de Nuestra Señora de Candelaria (Plaza de la Patrona, 1). Pero aprovecha para callejear por las inmediaciones de la iglesia y subir hasta la Plaza de Santa Ana. Aquí te vas a encontrar con unas buenas vistas sobre el entorno de la basílica y sorpresas como la propia Iglesia de Santa Ana (Plaza de Santia Ana, sn), un bonito templo del siglo XVI , o el centro alfarero de la Casa de las Miquelas (Isla de la Gomera, 7). Tampoco dejes de ir hasta la Ermita de San Blas por la costanera del pueblo (Paseo de San Blas) ni de ver la playa.

Kilómetro 8,3: Malpaís de Güímar. El parquin para dejar el coche está en la calle Marqués de Santa Cruz del Puertito de Güímar. Recorrer todo este espacio natural demandaría una mañana (evitar las horas de más calor) pero uno puede hacerse una idea de la importancia natural del lugar con un breve paseo de 20 ó 30 minutos. Estamos ante un paisaje de origen volcánico que se creó hace unos 10.000 años; es lo suficientemente reciente como para ver coladas y formaciones geológicas de interés pero, a la vez, con la edad suficiente como para poder comprender de qué manera plantas y animales van colonizando este tipo de espacios. Aquí vas a encontrar uno de los taibabales-cardonales mejor conservados de toda Canarias. Y lo mejor es que es un lugar que casi todo el mundo pasa por alto. Es una maravilla de primer orden. No te salgas de los senderos marcados.

Kilómetro 18.1 y 22,2: El Tablado y Los Roques. Esta parte de la costa está dominada por un talud que crea un litoral alto salpicado de calas, charcones –algunos transformados en piscinas de agua de mar- y bahías minúsculas que han sido ocupadas por pequeñas poblaciones de pescadores con gran interés etnográfico. Los más interesantes de ver antes de subir hacia las medianías es El Tablado, que cuenta con un pequeño varadero de pescadores, y Los Roques de Fasnia.

Kilómetro 30,8: Icor. Desde la TF-1 tomamos la salida hacia la TF-622 para ascender rápidamente hasta la TF-28. Antes de la construcción de la carretera de la costa (por imperativo del turismo), la principal vía de comunicación con el sur de Tenerife era este camino que va a media altura conectando los cascos de los municipios. Hoy, los parajes agrícolas de la comarca están prácticamente abandonados pero aún pueden verse grandes sistemas de terrazas de cultivo y viejos caseríos. Como el de Icor, un lugar realmente mágico que pone de manifiesto como las gentes abandonaron el campo y se trasladaron hacia las costas. Icor es un conjunto de casas tradicionales rodeadas de un paisaje agrícola de gran belleza e interés antropológico. Algunas de estas casas han sido restauradas pero otras muestran sus ‘tripas’ al aire en forma de balconadas hundidas o techos a medio caer. Pese al abandono, es un lugar muy bonito de ver que nos adelanta lo que viene a continuación.

Kilómetro 38,9: Arico el Nuevo. Para nosotros uno de los rincones más auténticos de todo Tenerife. El Lomo de La Quinta es un trozo de terreno relativamente uniforme (aunque cuesta abajo) ubicado entre dos barrancos. Aquí se construyó un pueblecito que sigue más o menos como se levantó allá por el siglo XVIII. Aquí puedes ver casitas tradicionales, una iglesia rural muy bonita y un entorno agrícola dominado por el uso de terrazas de cultivo. Si tienes tiempo y ganas baja a pie hasta el Barranco de Lere (también se le conoce como Barranco de Los Caballos). En el cauce hay grandes piedras de derrubio (que se han convertido en un pequeño templo para la escalada) y desde abajo puedes ver este complejo sistema de bancales que convirtieron las cuestas en tierras de cultivo. Este es uno de los lugares que más nos gustan de toda Tenerife.

Kilómetro 55,6: Costa de Tajao. Hasta Tajao hay que bajar para dos cosas. Ver su curiosa costa que alterna formaciones de rocas de color blanco y playas de arena negra. Una costa en blanco y negro que merece un paseo tranquilo. Entre Tajao y la Playa del Río hay una sucesión de puntas rocosas, pequeñas bahías y calas que, afortunadamente, pasa bastante inadvertida para la gran mayoría de los muchos millones de turistas que visitan la isla cada año. Y la segunda de las razones es la morena frita. Las morenas tienen mala fama; y la verdad es que toparse con ellas cuando uno se pone las gafas y el tubo da impresión. Pero si las pasas por harina y las fríes con un buen aceite de oliva hasta se hacen lindas… La morena frita es una de las especialidades gastronómicas de esta parte de Tenerife. Cada vez que viajamos a la isla dedicamos al menos un día para visitar el Restaurante Delicias del Mar (Cabildo Insular, 5) para meternos entre pecho y espalda una buena morena frita.

Kilómetro 70,7: El Médano. Destino playero de primera magnitud. La dupla que forman la Playa del Médano y la Playa de La Tejita forman uno de los arenales naturales más grandes y bonitos de toda la isla. El viento suele ser protagonista en un lugar donde incluso se forman pequeñas dunas. El referente paisajístico de esta parte de la costa tinerfeña es la Montaña Roja, un antiguo volcán que forma el núcleo de una reserva natural en la que destacan los ‘médanos’, esto es, pequeñas dunas de arena únicas en Tenerife. En La Tejita encontrarás uno de los mitos playeros de la isla: el Chiringuito El Pirata (Paseo Sotavento), un lugar ideal para alternar chapuzones de mar, cañas y tapas.

Kilómetro 94,2: Faro de Punta de Rasca. Fin de Ruta. La Punta de Rasca es uno de esos lugares altamente fotogénicos que tanto abundan en la isla. El faro es encuentra en una zona de costa virgen de altísimo valor natural. Aquí conviene dejar el coche y caminar un rato buscando lugares muy bonitos como el Charco de Los Erizos y puntos de interés como unos viejos muros de piedra seca que, según dicen los que saben de estas cosas, son antiguas casas de tiempos de guanches (los aborígenes de la isla). Desde aquí tienes 77,8 kilómetros hasta Santa Cruz de Tenerife, 15 kilómetros hasta Las Américas y 83,9 kilómetros hasta Puerto de la Cruz.

Fotos bajo Licencia CC: Lark Ascending; Around Tenerife; José Mesa; José Miguel

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