Pontevedra: un día en la mejor ciudad de España para pasear

Viajar Ahora

0

La mejor ciudad de España para caminar. Un verdadero lujo a poca distancia de Santiago de Compostela (63 kilómetros –AP-9-) y Vigo (30 –AP-9-) y en plena comarca de las Rias Baixas, uno de los paisajes costeros más intensos y bonitos de toda la Península Ibérica. Esta parte de Galicia está marcada por la presencia de las grandes rías: Arousa, Vigo y Pontevedra. Grandes porciones de mar penetran decenas de kilómetros tierra adentro creando un litoral de aguas generalmente mansas (que contrastan con la fiereza del Atlántico en estas latitudes) donde el monte se encuentra con el mar: la montaña cae a plomo hasta la orilla y las arenas blanquísimas de las playas se confunden con bosques densísimos que casi beben agua salada. Una pasada de lugar lleno, también, de historia. Algunas tan alucinantes como las que cuentan viejas incursiones de Vikingos o la existencia de viejos puertos romanos. Como sucede con otras grandes ciudades gallegas, Pontevedra aprovecha una de estas rías para salir al agua de manera tranquila.

Pontevedra: Puente viejo. El Puente de O Burgo (Rúa Río Lérez) que podemos ver hoy poco debe parecerse a la primitiva pasarela romana que se instaló aquí para salvar el Río Lérez y dar continuidad a la Via XIX que unía las ciudades de Lucus Augustis (Lugo) y Bracara Augusta (Braga, en Portugal). LO que podemos ver hoy es un sustituto de finales de la Edad Media (siglo XIV) muy reformado. Pero pese a su factura más reciente, las conchas del Camino de Santiago esculpidas en sus piedras y la carretera añadida en el XIX, para los pontevedreses, este sigue siendo el Puente Romano; aún más después de que se descubriera un viejo miliario romano que puedes ver en la Rua da Ponte –junto al número 22-. El Puente Viejo. Ese que da nombre a una ciudad que tiene mucho que ofrecer pese a quedar eclipsada ante vecinas de la talla de Santiago de Compostela, La Coruña o su vecina viguesa. Pontevedra es, pese a la gigante Vigo, capital de la provincia. Y eso se deja ver en sus calles donde abundan las piedras nobles. El centro histórico es pequeñito y muy coqueto; y gracias a las políticas de peatonalización de su ayuntamiento la mejor ciudad de España para darle a la patilla.

El Camino de Santiago y Pontevedra Una buena manera de encontrarse por primera vez con el casco histórico de Pontevedra es a través del trazado del ‘Camino’ por su trama de plazas y calles. La ruta jacobea se introduce en la ciudad a través de las ‘rúas’ Peregrina, Soportais y Real para ir buscando el río Lérez por el Puente do Borgo. Antes del siglo XII poco se sabe de la ciudad: apenas su papel de puente vinculado al Camino y la cercanía del Monasterio de San Salvador de Lérez como eje del renacimiento de una ciudad que empezó a latir cuando se reparó el viejo puente romano. Del crecimiento de aquella ciudad que daba sus primeros pasos (al menos los conocidos por estar escritos) quedan los restos de la muralla de la ciudad (Rúa Arcebispo Malvar, 41) junto a lo que fue la Torre fuerte de Tristán de Montenegro y, sobre todo, la Basílica Real de Santa María la Mayor (Av. Santa María, 24).

Pontevedra no tiene catedral. Su cercanía a Santiago de Compostela hace que la ciudad se inscriba bajo la autoridad arzobispal compostelana. Pero la Basílica Real hace las veces de catedral por su tamaño, monumentalidad y pedigrí histórico. Aquí había una pequeña iglesia románica, pero el crecimiento de Pontevedra durante los siglos XIV y XV (llegando a ser el puerto más importante de Galicia por delante de La Coruña y la ciudad más poblada de la región) tuvo su correlación en piedra con la construcción de este enorme edificio tardogótico y renacentista que es uno de los grandes monumentos gallegos (su portada plateresca es impresionante y en ella figuras históricas de la época como Cristóbal Colón o Hernán Cortés comparten espacio con santas y santos). La cofradía de mareantes (marineros) pontevedreses fue una de las más fuertes del XV y XVI en todo el país: dicen que la mismísima Santa María (también conocida como La Gallega en múltiples documentos de la época) se construyó aquí.

El entorno de la basílica (muchos pontevedreses la llaman catedral) puedes ver una trama urbana típica de la Edad Media con callejuelas retorcidas y plazas que dan un respiro a un mapa marcado por la estrechez. El gran espacio público del casco histórico es la Plaza de la Herrería. Este lugar jugó un papel importantísimo en la historia local. Primero fue un lugar donde se establecieron fundiciones que abastecieron a los ejércitos reales castellanos durante varios siglos. Y después fue la sede de un mercado franco (con impuestos especiales) que duraba 30 días y catapultó a Pontevedra como la ciudad más pujante de Galicia. Hoy es un espacio monumental muy importante donde se combinan viejas casas y pazos con fachada porticada y algunos de los grandes hitos patrimoniales más importantes de la ciudad: el Pazo de las Caras (La Estrella, 4), un precioso palacete renacentista del XVI, la Iglesia de la Virgen Peregrina (Praza da Peregrina, 5), una rareza neoclásica que está entre las imágenes paradigmáticas de la ciudad y el Convento de San Francisco (La Estrella, sn), otra de las grandes joyas medievales de la ciudad.

Todo está a tiro de piedra. Así que para ir de un extremo al otro del casco histórico apenas te va a demandar diez o quince minutos de paseo tranquilo y sin coches. Como te decíamos con anterioridad, el Camino atraviesa la plaza a través de calles muy bonitas con Soportales como icono de esa ciudad recogida y bonita. El color gris del granito gallego le da ese toque añejo tan bonito. Aprovechando los soportales podremos ir descubriendo lugares como la Plaza de la Leña (para nosotros el rincón más bonito de toda la ciudad) o la Plaza do Teucro, otro de los grandes polos monumentales de la ciudad. Aquí se juntan dos cuestiones interesantes. La primera es un guiño a la mitología fundacional de la ciudad, que vincula Pontevedra con uno de los héroes de la Guerra de Troya (como Roma con Eneas) y la segunda es que aquí se creó un pequeño centro de poder con la acumulación de pazos nobiliarios. En la misma plaza nos encontramos con el Pazo do Conde de San Román (Teucro, 8); el Pazo dos Gago-Montenegro-Tavares (Teucro, 1) y el Pazo del Marqués de Aranda (Real, 12). Y en los alrededores hay otros palacios y casonas entre las que destaca el Pazo de Piñeiro e Moreira (Palma, 10).

Praza da Pedreira y El mercado de abastos de Pontevedra.- La última de las zonas que nos quedarían por explorar de la ciudad nos lleva de vuelta a las inmediaciones del Puente del Burgo, aquel puente romano que iba, después de muchos siglos, a dar nombre a la ciudad. La Plaza de Pedreira es otro de esos pequeños centros urbanos en torno a los que se arremolinan los palacios, las iglesias y los mercados. Aquí en Pedreira (se llama así porque por estos pagos se concentraban los canteros durante la Edad Media) nos vamos a encontrar con el Pazo Murgategui (Pedreira, sn) una joya a medio camino entre el último barroco y el primer neoclásico que da acceso a un pequeño laberinto de callejas que guardan otros tesoros: el Pazo de los García Florez (Gregorio Fernandez, 2) y la sorprendente Iglesia de San Bartolomé (Sarmiento, 51) que es una pasada de bonita (y que custodia la imagen de la Virgen de la O, patrona de la ciudad). Y ahí terminamos el paseo en el Mercado Municipal (Rúa Serra, 5) que como todos los abastos gallegos son un espectáculo por la variedad y calidad de los víveres que allí se venden.

Un museo en seis sedes.- El museo provincial de Pontevedra se reparte en varias sedes a lo largo y ancho del casco urbano de la ciudad y van desde modernas instalaciones de vanguardia a las ruinas de Santo Domingo (Avenida Montero Ríos, 1), un antiguo cenobio gótico del que quedan apenas unos muros gigantescos con las tripas fuera. El edificio de referencia de esta red de museos es la sede del Edificio Castelao (Rúa Padre Amoedo Carballo, 3) donde se encuentran la mayoría de las colecciones arqueológicas, históricas y artísticas de la ciudad.

Los Hórreos de Combarro.- Combarro es el gran centro histórico de la Ría de Pontevedra más allá de la propia capital (aunque ésta esté algunos kilómetros tierra adentro). El pueblo es precioso. Una pequeña masa de casas de piedra apiladas junto al mar con algunas joyas históricas como la Igrexa vella de San Roque (Rúa San Roque, 16), un pequeño templo del siglo XVIII muy bonito de ver. Más allá de su coqueto casco histórico, sus plazas, la bonita Playa de Padrón o los cruceros que marcan el paso del Camino de Santiago por la localidad, Combarro es famosa por sus curiosos Hórreos a pie de costa. En Combarro se localizan unas 60 de estas estructuras de almacenaje que, de manera tradicional, servían para mantener los alimentos fuera del alcance de los roedores. Pero aquí hablamos de hórreos de litoral que según nos cuentan, servían para guardar las artes de pesca. Estos hórreos a pie de mar son una de las imágenes paradigmáticas de las Rías Baixas gallegas.

Fotos bajo Licencia CC: Bicicleando; Ivan PC; juantiagues

Etiquetas
stats