Historias de Gion y Higashiyama: mucho más que el barrio de las geishas de Kyoto

Aquí las llaman Geikos y Maikos (cuando son aprendices). La cultura tradicional japonesa es una de las expresiones más complejas y hermosas del mundo. Ojo. Hay muchísimas sombras y aspectos violentos y sórdidos. Pero estas gentes son capaces de pasar por un tamiz de belleza y ceremonia hasta lo más cruel y doloroso. En eso son únicos. La imagen paradigmática del barrio de Gion y Higashiyama, los distritos más tradicionales de la bellísima Kyoto, es el de la geisha. Una traducción literal del término sería artista (gei es arte y sha es persona que hace). Mujeres educadas para danzar, tocar música, interpretar, conversar de manera inteligente y convertir algo tan sencillo como servir una taza de té en una experiencia de sublime delicadeza. También hay una zona oscura. Pero quedémonos con lo bello y saquemos lo triste. Lo bello y lo triste… La novela de Yasunari Kawabata, uno de los titanes de la literatura japonesa, se desarrolla en estos lugares de Kyoto.
El hombre que evitó la bomba.- Este barrio tradicional es uno de los mejor conservados de todo Japón. Pocos saben que Kyoto era uno de los objetivos señalados por la inteligencia militar de los Estados Unidos para ensayar la bomba atómica. La ciudad se había librado de los bombardeos porque su importancia estratégica e industrial era muy pequeña. Pero aún así, los planes habían puesto a la antigua capital medieval del país bajo el punto de mira. Se salvó por la insistencia de un hombre, que convenció al presidente Truman de que sacrificar la ciudad sería contraproducente y una tragedia cultural: se llamaba Henry Stimson y era el secretario de guerra del gobierno estadounidense. Por eso hoy podemos pasear por Kyoto e imaginar cómo serían el resto de ciudades japonesas si no hubieran sido arrasadas por el fuego.

Hanami-koji, shinmonzen dori, Shinbashi y Shirakawa. Estas tres calles ejercen de epicentro del barrio de Gion y son consideradas, por los propios japoneses, como el ejemplo paradigmático de la arquitectura y el urbanismo tradicional. De Shirakawa, por ejemplo, se dice que es la calle más bonita de todo el país. Y no exageran para nada. La calle está marcada por la presencia del Río Shirakawa con sus sauces llorones, sus cerezos y los puentes de piedra que van y vienen. Uno de ellos, el Puente Tatsumi, ofrece una de las imágenes más bonitas de la ciudad. Esta puerta de entrada nos da acceso a un laberinto de callejuelas y canales flanqueados pos casas de madera entre las que se empotran multitud de pequeños templetes y santuarios. Como el de Tatsumi Daimyojin (59 Motoyoshichō) dedicado a la diosa Benzaiten, una de los Shichifukujin o siete dioses de la buena fortuna. Benzaiten es una diosa vinculada con las artes. Y por eso este santuario es muy apreciado por las Geikos y las Maikos.

De la calle Hanami-koji hay que decir que es el mejor lugar de Kyoto para comer la riquísima gastronomía tradicional de la ciudad; shinmonzen dori es famosa por sus galerías de arte y, por último, la calle Shinbashi, con sus adoquines y sus preciosas casas de madera, es el epicentro de esta cultura de Geikos y Maikos. Aquí se encuentran la mayor parte de las ‘okiyas’, las casas-escuela donde las aprendices obtienen las destrezas necesarias para convertirse en esas artistas. Y también es el lugar donde se concentran las viejas casas de té (ochaya) identificadas con sus bonitos farolillos rojos de papel. Pasar por aquí de día es una pasada, de noche ya ni te contamos. Aquí se encuentra otro de los puntos de referencia para los amantes de las fotos: el Puente de Gion Shinbashi.
Ver una muestra de artes tradicionales en Gion Corner (570-2 Gionmachi Minamigawa).- Este viejo teatro situado en pleno corazón de Gion es una buena opción para disfrutar de algunas de las manifestaciones culturales tradicionales vinculadas al barrio. No es como asistir a una de las casas de té del barrio pero sí es una oportunidad para ver en un solo lugar muchas de estas tradiciones. El centro también cuenta con un museo dedicado a la figura de las Geikos y Maikos de Kyoto.

Ver la Pagoda del Templo hōkan ji desde Sannen Zaka.- Es la foto de Kyoto por antonomasia. Sannen Zaka y su vecina Ninenzaka se encuentran en el distrito de Higashiyama y conforman el segundo de los grandes núcleos históricos de la ciudad. Este vecindario de calles en cuesta sirve de nexo entre el centro de Kyoto y las laderas que albergan los grandes templos que se mezclan con los bosques del Monte Higashiyama. Estas calles son hoy dos centros comerciales tradicionales (cerámica, té, artes decorativas, restaurantes…) a cielo abierto y por eso hay que verlas cuando rebosan gente y cuando quedan prácticamente vacías a minutos del anochecer (un momento mágico). El punto culminante de esta zona es el Templo hōkan ji y su famosísima Pagoda Yasaka, un elegante edificio con más de 45 metros de altura y un diseño elegante que nos retrotrae a los tiempos de influencia cultural y religiosa china sobre el Japón.

Las colinas sagradas; templos y cementerios entre bosques de bambú.- La importancia de Kyoto sobrepasa lo meramente político o lo histórico. Como centro del poder durante siglos, la ciudad se convirtió también en un centro religioso de primer nivel agrupando templos y santuarios de las principales religiones niponas. Una de las características fundamentales de la mentalidad japonesa es el sincretismo religioso. Budismo y sintoísmo son las dos grandes creencias del país, pero los elementos de una y otra se mezclan en un sinfín de sectas y grupos. Una de las más importantes es el budismo Shinshu que tiene en la ciudad uno de sus grandes templos (en Higashiyama). Para visitar el Templo Higashi Hongan-ji hay que acercarse a las primeras rampas del Higashiyama. Es un paseo que merece mucho la pena. Este no es un templo más. Su ubicación y su importancia lo hacen especial.

El complejo de pabellones, puertas y salones data del siglo XIII cuando el fundador de esta corriente del budismo, Shinran Shonin creó los fundamentos del Jōdo Shinshū (budismo de la Verdadera Tierra Pura). Muchos siglos después de su muerte sus cenizas se trasladaron aquí lo que creó un doble movimiento de peregrinación: el de los vivos, para rendirle homenaje, y el de los muertos para acompañarlo. Y así se creó el Cementerio Higashi Otani que es de los más grandes y espectaculares de la ciudad. Los alrededores de esta gigantesca necrópolis son espectaculares. No sólo vas a encontrar la colección de templos y santuarios más bonita de Kioto, también sorpresas como un bosque de bambú o una pequeña casa de té sumergida en un bosque de cuento. Es un lugar mágico que merece la pena explorar con calma. Y en silencio.

Las piedras del amor.- El templo Kiyomizu-dera (1-chōme-294 Kiyomizu) no es sólo uno de los más venerados de todo Kyoto: ejerce de gran templo de todo Japón y está considerado como uno de los más importantes de todo el país y aún más allá. Es un ‘supertemplo’ que hunde sus raíces en el siglo VI por lo que estamos ante uno de los complejos religiosos más antiguos del país. Está dedicado a multitud de deidades aunque destacan Susanoo no mikoto, dios del mar y de las tormentas, y Kushinada hime no mikoto, diosa del arroz y las buenas cosechas. Arroz y pescado. No hay que pensar mucho para darse cuenta de la importancia simbólica del lugar. Su traducción literal es Templo del Agua Pura. Su famosa Puerta Roja (Aka-mon) da paso a un complejo de una treintena de pabellones, pagodas, grandes salones y pequeños santuarios. Una maravilla.

Uno de los recintos más famosos de Kiyomizu-dera, junto al gran salón hondo, es el templo Zenkoji, dedicado a la figura de los Jizo Bodhisattva, una de las siete deidades protectores de la infancia. En particular, este templo está dedicado a la protección de las embarazadas, los viajeros y las almas de los niños que han muerto. Es un lugar de gran carga emotiva. Otro edificio célebre de este complejo es la Pagoda Sanjuno-do donde se guarda un gran buda. Pero uno de los templos más curiosos del lugar es el Santuario Jishu. Aquí puedes ver dos piedras separadas por seis metros que hay que recorrer con los ojos cerrados para encontrar el amor. Esta tradición tiene más de 1.300 años de edad.
Fotos bajo Licencia CC: bethom33; Ji Soo Song; . Ray in Manila; Teo Romera; Minyoung Choi; Domenico Convertini; Japanexperterna.se
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