La velocidad hace que muchos de los grandes tesoros de España queden escondidos. Un viaje entre la Meseta y Galicia es un ejemplo paradigmático de esto que decimos. La A-52 y el trazado del Tren de Alta Velocidad aprovechan una brecha de terreno excavada por el Río Tera entre el extremo sur del Macizo Galaico-Leonés y la Sierra de la Culebra para pasar a todo trapo por esta esquina del país. Y al viajero que va de paso apenas le quedan diez minutos, o menos, para admirar un paisaje que esconde muchísimos secretos. Algunos superlativos. Puebla de Sanabria, para estos viajeros de alto kilometraje, no es más que un cartel azul en la salida de la autopista o el nombre de una estación de tren. Pero este pequeño pueblo de piedra es muchísimo más que eso. Es uno de los lugares más bonitos del país y sirve como base y acceso para descubrir algunos de sus mayores tesoros naturales. El más obvio y conocidos es el Lago de Sanabria. Pero hay más. Esta zona de la Península es, por ejemplo, uno de los mejores lugares para ver al lobo ibérico en libertad.
Puebla de Sanabria ocupa un lugar de gran importancia estratégica. Como te decíamos antes, este punto de la geografía es uno de los escasos puntos de comunicación cómodos entre Galicia y el territorio del antiguo reino de León (otro de los pasos naturales es la mítica subida de O Cebreiro en el ramal francés del Camino de Santiago). Por eso fue una plaza codiciada desde la antigüedad. En la zona hay múltiples vestigios de la cultura castreña. Y aunque el lugar quedó fuera del trazado de la calzada romana que comunicaba Andalucía con Astorga (Vía de la Plata) también tuvo presencia romana. Pero la historia de este rincón está íntimamente ligado a dos entidades: el Reino de León y Portugal. La independencia lusa del reino leonés convirtió esta zona en una frontera conflictiva. Y eso tuvo como consecuencia directa la repoblación de la zona mediante fueros concedidos en una ‘carta puebla’ (privilegios fiscales) y la construcción del magnífico Castillo de los Condes de Benavente (Plaza Castillo, 1) y las murallas que rodean buena parte de la población. Fue el inicio de varios siglos de esplendor como enclave de importancia militar y comercial.
El pueblo es muy bonito. Casas de piedra de sobria arquitectura tradicional, marcada por el uso de piedra, madera y la pizarra. Calles empedradas con varios hitos de importancia como el propio castillo, la Casa del Gobernador (Plaza del castillo, 8) que ejerce como centro de visitantes y ecomuseo, el Convento de San Francisco (Plaza del Convento, sn) –hoy escuela de artes y oficios-, el magnífico Ayuntamiento (Plaza Mayor, 1) o la Iglesia de Santa María del Azogue (Plaza Mayor, 12; Tel: (+34) 980 620 024), una pequeña maravilla del siglo XII que alterna los últimos tiempos del románico y los primeros de un gótico incipiente. Pero más allá de las piedras ilustres, lo que más sorprende de Puebla de Sanabria es lo homogéneo de su conjunto. Afortunadamente, el pueblo mantiene su trazado original y arquitectura tradicional, formando uno de los centros urbanísticos medievales mejor conservados de esta parte del país. Merece la pena caminar por sus calles y detenerse a disfrutar de las fachadas, de los detalles… Otra sorpresa del pueblo es el Museo de Gigantes y Cabezudos (Calle San Bernardo, 6; Tel: (+34) 980 620 734), un centro que repasa esta tradición muy arraigada en la zona desde hace siglos.
Pero Puebla, como te decíamos antes, sirve de puerta a uno de los espacios naturales más bonitos del país. La carretera ZA-104 sube junto al Río Tera hasta el Lago de Sanabria, una maravilla natural herencia directa de las eras del hielo. Es el lago glaciar más grande de España y, también, un hito paisajístico de primer nivel. Para llegar hasta aquí tienes que atravesar un pequeño rosario de aldeas: en Puente puedes ver su puente medieval (aunque reformado en el siglo XVIII); en Galende hay un viejo molino hidráulico con varios siglos a cuestas y en San Martín de Castañeda un Monasterio Cisterciense del siglo XII que es una maravilla de ver y alberga un centro de interpretación del espacio natural. Pero la estrella es el lago. El Crucero Ambiental (ZA-104, km 14; Tel: (+34) 980 557 557) hace salidas por el lago en pequeñas travesías que alternan el paseo y la divulgación científica. Y como curiosidad hay que señalar que el catamarán que se usa para esta actividad funciona con la combinación de energía solar y eólica.
Pasear por los alrededores del lago es una delicia. Hay varias playas y multitud de pequeños senderos que permiten casi rodear todo el espejo. No dejes de pasar por la aldea de Ribadelago Viejo, tristemente famosa por la rotura de una presa que acabó con 144 vecinos en 1959. Desde aquí parte uno de los senderos más espectaculares de la comarca. La ruta del Cañón del Río Tera y la visita a la Cueva de san Martín, una enorme poza que ejerce de punto culminante de un sendero de unos 15 kilómetros de longitud. Otro lugar al que puedes acceder desde el lago es la Laguna de Los Peces (por la carretera ZA-103 desde San Martín de Castañeda), un pequeño espejo de agua situado en los páramos altos de la Sierra de Trevinca, extremo sur del macizo galaico leonés.
TIERRA DE LOBOS.- El lobo ibérico encontró aquí uno de sus últimos refugios durante la persecución que a punto estuvo de acabar con él hace apenas cinco décadas. Hoy, la especie sigue amenazada (y vergonzosamente vilipendiada) pero se ha recuperado bastante y las manadas han vuelto a recuperar parte del territorio perdido. El Centro del Lobo Ibérico (Robledo –Zamora-; Tel: (+34) 608 373 962 y (+34) 980 567 638; E-mail: centrodellobo@patrimonionatural.or) es una institución pública que se dedica a difundir el legado natural y cultural de este animal magnífico y, también, a proteger a lobos heridos o decomisados. Aquí podrás ver lobos en semi libertad. El centro se encuentra en la Sierra de La Culebra, uno de los hábitats con lobos en libertad mejor conservados de la Península Ibérica. En la comarca hay varias empresas que ofrecen excursiones para ver a estos fabulosos animales en acción.
UN PUEBLO DE DOS PAÍSES.- A apenas 14 kilómetros de la Estación de Tren de Puebla de Sanabria se encuentra la frontera que divide España de Portugal. Una línea que se ha difuminado en las últimas décadas gracias al proceso de integración europea, pero que durante siglos fue una línea de momentos de desconfianza, acercamientos, alejamientos, anexiones y algunas guerras. Pero los vecinos de Riohonor de Castilla y los de Rio de Onor saben que las fronteras son cosa de poderosos. Administrativamente son dos pueblos diferentes que se encuentran en dos países diferentes, pero siempre fueron el mismo pueblo. El lugar no tiene mucho que ver: casas tradicionales, un molino de agua, un horno comunal, dos pequeñas iglesias (lo que confirma lo que te decíamos de los poderosos), un río… Pero esa historia compartida, esa veredilla que sirve de frontera (hoy señalada por un pequeño cartel) y su bonita arquitectura tradicional merecen el pequeño paseo.
Fotos bajo Licencia CC: M.Peinado; chicadelatele; Elentir; Manuel Alende Maceira; Jose Luis Cernadas Iglesias