Más que decir que ver en Salamanca habría que decir que no ver en Salamanca. Terminaríamos antes. Esta pequeña ciudad del antiguo reino de León es famosa por ser sede de una de las universidades más antiguas de Europa; también por ser una de las postas más importantes de la antigua Vía de La Plata, aquella calzada romana que subía hasta Astorga desde Sevilla en tiempos de Roma. Ciudad monumental con mayúsculas. La acumulación de patrimonio histórico y artístico es tal que el número de sitios de interés abarca la práctica totalidad de su casco viejo. Piedras nobles que tienen su máximo exponente en hitos como la Plaza Mayor (única en su género), el puente romano (del siglo I) o sus dos catedrales. Pero hay mucho más. Muchísimo. Aquí te ofrecemos un pequeño resumen para poder organizar una visita a la ciudad de dos o tres días.
Explorar la Plaza Mayor.- Se llama Plaza Mayor de Salamanca pero bien se podría llamar Plaza Mayor de España, porque es la más bella de todas las plazas mayores que existen en el país. Y es una afirmación que no admite ninguna discusión. La plaza se empezó a construir en 1729 bajo la dirección del arquitecto Alberto de Churriguera. El resultado es un espacio porticado de traza irregular en el que 88 arcos sustentan un verdadero alarde arquitectónico y escultórico en el que hay alusiones a la historia de España (con efigies de reyes, literatos, artistas, guerreros ilustres…), casi 500 balcones, muchos misterios y hasta personajes caídos en desgracia. Hacer una descripción pormenorizada de este espacio público daría para un libro pero hay varios lugares clave que no deben faltar en una visita. Obviamente lo primero que hay que hacer es plantarse en medio de la plaza y alucinar con el conjunto antes de ir viendo los medallones e ir descubriendo los secretos de la plaza. Como el lugar en el ‘Pabellón real’ donde “se mató una muger, rueguen a Dios por ella. Año de 1838” o la razón por la que muchos de los ‘medallones’ andan con gentes sin nariz (fueron mutilados por los franceses durante la Guerra de la Independencia.
Para construir esta maravilla fue necesario derribar casas y antiguos palacios. Pero algunos rastros de la ciudad anterior a aquel siglo XVIII quedaron en pie integrándose en el nuevo centro salmantino. El más notable es la Iglesia de San Martín (Plaza del Corrillo), que es el templo románico más antiguo de toda la ciudad (inicios del siglo XII). Otro punto de interés de la plaza es el Café Novelty (Mayor, 2). Este café es un icono de principios del siglo XX que permanece tal cual se inauguró hace 120 años. Aprovecha que estás por aquí para ver otros lugares cercanos como el Mercado Municipal (Plaza del Mercado) o el Casino de Salamanca (Zamora, 11).
Dos catedrales, dos.- El poderío patrimonial de Salamanca es tal que se permite el lujo de tener dos catedrales en una. Dos verdaderas joyas que serían la primera atracción monumental de cualquier otra gran capital de España. Hasta en eso van sobrados en esta ciudad monumento. La Catedral Vieja de Santa María (Juan XXIII, sn) data de los siglos XII y XIII y aunque su arranque es románico la mayor parte de su fábrica es de un gótico elegante y sobrio muy bonito. El punto culminante del edificio es su cimborrio románico al estilo ‘leonés’ (Torre del Gallo) que la emparenta con otra maravilla vecina que es la Catedral de Zamora –a estos cimborrios tan particulares se los conoce como ‘Cúpulas del Duero-). También es de esta época ‘primitiva’ el claustro catedralicio, que es otro de esos espacios de ‘interior’ salmantinos que son un portal hacia el pasado.
La Catedral Nueva de la Asunción de la Virgen (Benedicto XVI) se empezó a construir en el siglo XVI y se culminó en dl XVIII utilizando como apoyo los muros de la vieja (por eso se ha conservado). El resultado es soberbio. Es de los templos más grandes de España y es un compendio de estilos que va desde el preciosista gótico tardío español al barroco pasando por el renacentista. Este edificio es una verdadera escultura en piedra que alberga tesoros artísticos increíbles (como el Cristo de Las Batallas –románico del siglo XII) y un sinfín de detalles muy curiosos. Uno de los puntos culminantes de la catedral nueva es la Puerta de Ramos (Plaza de Anaya) un conjunto escultórico espectacular en el que se han ido añadiendo imágenes a lo largo de los siglos incluida la de un astronauta. Los domingos por la tarde (de 15.00 a 17.15) la entrada a las dos catedrales es gratuita.
La Universidad vieja.- El viejo edificio de la Universidad es el otro gran punto de referencia de la ciudad histórica. La Universidad de Salamanca se fundó en 1218 y es uno de los centros académicos más antiguos de Europa (y el más veterano de toda España) y aún es uno de los ejes culturales y económicos sobre el que gira la vida de Salamanca. La sede universitaria se encuentra en la Calle Libreros y forma parte de un pequeño conjunto monumental que se articula en torno a la Plaza Patio de Escuelas, un espacio urbano que resume el carácter universitario de la ciudad (presidido por la estatua de uno de sus profesores más ilustres: Fray Luis de León). Desde la plaza puedes ver la excepcional portada de la Universidad, otra escultura plateresca llena de símbolos que incluyen imágenes religiosas, heráldica, viejos reyes y reinas, representaciones de la mitología clásica y símbolos mistéricos como la famosa calavera con la rana. No te conformes con la portada. Entra en el edificio para ver su fantástico patio y la Ermita Universitaria.
Otros lugares de interés en este lugar son la Casa Museo Miguel de Unamuno (Libreros, 25), antigua casa rectoral que recuerda el paso del pensador por el centro académico, la Casa de los Álvarez Abarca, palacete del siglo XVI –gótico y renacentista-, que acoge la sede el Museo de Salamanca (Patio de Escuelas, 7) y sus colecciones arqueológicas, históricas y artísticas y las Escuelas Menores de la Universidad de Salamanca (Patio de Escuelas, sn). De este edificio hay que destacar dos cosas: la primera es su bonito claustro y la segunda es el conocido ‘Cielo de Salamanca’, una pintura mural de finales del siglo XV que representa constelaciones, signos zodiacales y planetas. Este techo ‘astronómico’ es de los más importantes de su especie de toda Europa y se cree que se construyó tras la creación de la cátedra de Astrología de la universidad. Lamentablemente se ha conservado apeas un tercio del original. Pero aún así es una pasada de sitio que merece una visita.
Patios, torres y palacios.- Las calles de Salamanca están repletas de edificios históricos de gran belleza e importancia monumental. Para verlos todos hay que quedarse un par de días en la ciudad e ir yendo y viniendo para entrar en sus patios y disfrutar de la gran cantidad de arte en piedra que hay por todos lados. Quizás los más importantes son la Casa de Las Conchas (Compañía, 2) famoso por las conchas de peregrino que adornan su fachada, el Palacio de Anaya (Plaza de Zamora, sn), el Palacio de Fonseca o La Salina (San Pablo, 18) o el Palacio de Monterrey (Plaza de Monterrey, 2). También abundan torres y atalayas que ponen de manifiesto la condición de plaza fuerte. Antiguas murallas de tiempos de Roma que custodian lugares mágicos como la Cueva de Salamanca (Cuesta de Carvajal, 7), antigua cripta de iglesia donde, según la tradición, impartía clases el mismísimo demonio, o el Huerto de Calixto y Melibea (Arcediano, 20), un jardín pequeño e íntimo que hace referencia a los amante de La Celestina, la tragicomedia de Fernando de Rojas que tiene Salamanca como escenario.
Ciudad de iglesias y conventos.- Ciudad universitaria y conventual… En Salamanca hay iglesias y conventos para parar un tren. Ya te hemos hablado de algunas de ellas como las catedrales o San Martín. Verlas todas es imposible pero, por lo menos, hay que dejarse caer por tres lugares que, a nuestro juicio, merecen la pena. En el top uno de este podio está el Convento de las Dueñas (Concilio de Trento, sn) que hay que visitar para disfrutar del claustro más hermoso de toda la ciudad. A La Purísima (Plaza de las Agustinas) hay que ir para ver el retablo de la Inmaculada que lleva la firma de José de Ribera, uno de los grandes genios de la pintura de todos los tiempos. Y, por último, te recomendamos La Clecería (La Compañía, 5) que es uno de los edificios barrocos más interesantes de todo el país.
Cruzar el Tormes por el Puente Romano.- La foto paradigmática de la ciudad se encuentra más allá del Río Tormes. El llamado Mirador de la Catedral se encuentra en la orilla sur del río y permite ver buena parte del casco histórico presidido por la torre catedralicia. Para llegar hasta aquí la mejor opción (la más bonita sin duda alguna) es el Puente Romano (Paseo de San Gregorio) una soberbia construcción que data del siglo I –aunque ha sido modificado a lo largo del tiempo- y que formaba parte de las infraestructuras camineras de la Vía de la Plata. Antes de llegar hasta esta pasarela histórica no dejes de ver la fachada posterior de la Casa Lis (Paseo del Rector Esperabé) y sus balconadas de hierro forjado y cristal y de visitar tres monumentillos singulares: la Cruz de los Ajusticiados (Paseo del Rector Esperabé) –el folclore popular dice que aquí se exhibían las cabezas de los reos de muerte pero no es más que una leyenda urbana medieval-; el Monumento al Lazarillo de Tormes (Paseo de San Gregorio) y el Verraco del Puente (Puente Romano), una escultura vetona (pueblo celta anterior a la llegada de los romanos) que según la tradición servían para rendir culto a los dioses y a establecer lindes y caminos ganaderos.
Visitar el Palacio de Lis (Gibraltar, 14).- Sí o sí. Este palacete de principios del siglo XX está vinculado a una de las familias más importantes de la Salamanca del XIX y principios de la centuria siguiente. Los Lis eran propietarios de una fábrica de curtidos y su posición económica les permitió construir esta maravilla modernista en la que se combinan a la perfección la piedra, la madera, el hierro forjado y el vidrio. El resultado es uno de los máximos exponentes del Art-Nouveau en toda España. Hoy, este palacete alucinante alberga un museo centrado en el Modernismo que incluye artes decorativas y una de las colecciones de muñecas de porcelana más importantes del mundo. Pero lo que realmente importa es poder ver este alarde arquitectónico por dentro.
Fotos bajo Licencia CC: Raúl Hernández González; José Luis Cernadas Iglesias; Dan; Frayle; markjhandel; Hugh Llewelyn; Mike Finn