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Un viaje a las Tierras Altas de Islandia: volcanes, torrentes y glaciares en la región más salvaje de la isla nórdica

Cuando hablamos de Tierras Altas uno piensa de manera inmediata en las Highlands escocesas como paradigma de lugar montañoso y apartado cruzado por lagos con monstruos y castillos dónde aún pueden oírse los lamentos de los viejos clanes. Pero hay otras muchas Tierras Altas repartidas por todo el mundo. En Islandia, por ejemplo, se conoce como Tierras Altas a todo lo que va más allá de las costas de la isla y las llanadas que penetran unos kilómetros hacia el interior. La Ring Road, esa carretera mítica que rodea la práctica totalidad del litoral islandés, rara vez se aleja de la línea del litoral, dónde se concentra casi el 100% de la escasa población islandesa. Más allá de esa franja costera (en la que hay que incluir la increíble Península de Snaefellsnes, todo lo que queda a más de diez o 20 kilómetros del mar y un par de centenares de metros de altura recibe el nombre de ‘Las Tierras Altas’. Un lugar que a ojos poco acostumbrados podría resultar un páramo desolado de cenizas, volcanes y hielo dónde apenas llega a crecer la hierba y los musgos… Pero para los que sepan ver más allá de eso, este será, sin lugar alguna, el lugar que marcará la diferencia entre un viaje normal a Islandia o uno que se salga de lo común. Y la combinación mágica de palabras que nos llevarán a este verdadero mundo aparte es F-26.

La F-26 (o Sprengisandur) es una carretera de tierra que atraviesa el corazón de la isla; como en todas las que empiezan por la letra F, sólo se puede transitar por ella si se va en vehículo 4x4 o autorizados. Su trazado de norte a sur se inicia a 142 kilómetros de Reikiavik (la localidad más cercana al cruce con las rutas 26 y 32 es Selfoss) y recorre 254 kilómetros antes de toparse con la Ruta 1 (la Ring Road) a sólo 34,4 kilómetros de Akureyri, ya en la costa norte de la isla. La ruta aprovecha el hueco que dejan los inmensos glaciares Hofsjökull y Vatnajökull para atravesar los páramos que ocupan la mayoría del interior islandés. ¿Es una ruta para todos los conductores? No. El firme es de grava apisonada y suele estar en buenas condiciones, pero la pista supone el vadeo de varios torrentes glaciares (de hasta un metro de profundidad) por lo que se necesita un 4x4 en buenas condiciones y tener los sentidos en alerta en cada momento. Otro factor que tienes que tener en cuenta es el clima: la carretera está abierta los meses de verano, pero las condiciones pueden ponerse duras en cualquier momento. Si llueve o nieva es un lugar peligroso para conducir. La distancia entre las estaciones de servicio de Godafoss (extremo norte de la ruta) y la de Hrauneyjar (al poco de ingresar en la F-26 por su extremos sur) es de 241 kilómetros.

Una primera incursión en Landmannalaugar.- Si sólo puedes hacer una pequeña excursión a las Tierras Altas islandesas (no te atreves con un 4x4 o simplemente no tienes tiempo) una buena opción para aproximarse a la zona y, de paso, ver uno de los lugares imprescindibles del país, es darte una vuelta por Landmannalaugar (Acceso desde la Ruta 26; abierto desde junio a septiembre). La carretera está en buen estado (aunque es imprescindible el 4x4) y es un aperitivo genial para enfrentarse a la F-26 o un sustituto más que digno. Este paisaje surrealista es una de las más bonitas manifestaciones del vulcanismo activo islandés. El imponente Hekla ha interaccionado con el agua y el hielo durante miles de años creando un paisaje de montañas multicolores, termas, fumarolas y géiseres. Una maravilla. Si no alquilaste un todo terreno no pasa nada. Hay excursiones de un día que salen desde Reikiavik (su precio ronda los 150 euros por persona). Pero si tienes un todoterreno (algo más que recomendable para recorrer el país) transitar por libre esta carretera (55 kilómetros de pista desde el empalme de la 26 con la 32 y la F-208) es una gozada y no hay que cruzar cauces de agua. Te vas a encontrar con pequeños lagos, campos de lava, praderas de musgo y torrenteras glaciares.

Una vez en Landmannalaugar lo mejor que puedes hacer es hacer el sendero circular (cuatro horas y media) que te lleva a los lugares más emblemáticos de la zona: la Graganta de Graenagil; el campo de lava de Laugahraun; las faldas del volcán de colores Brennisteinsalda y el Monte Blahnukur. Esta ruta atraviesa valles, cruza ríos y permite hacerse una idea de la variedad de paisajes que cubren el interior islandés. Lo mejor de este trekking mágico es terminarlo tomando un baño en alguna de las pozas termales que rodean la zona de acampada de Landmannalaugar. Ya para intrépidos queda el que algunos portales especializados consideran el sendero más bonito del mundo. Desde aquí parte una travesía de cuatro u ocho días que atraviesa las tierras volcánicas, ríos y glaciares del Parque Natural de Fjallabak hasta la costa.

Una aproximación a la F-26.- Tenemos dos opciones: la canónica se interna en el precioso Valle de Thjórsáldalur por la Ruta 26 desde la Ring Road (Ruta 1). La Más cómoda toma la Ruta 30 (y después la 32), hasta el cruce de la F-26. Por este último camino puedes hacer varias paradas. Como la antigua granja vikinga de Thjodveldisbaer Stöng (Ruta 32; Tel: (+354) 423 8723), conocida popularmente en el país como la Pompeya islandesa. Este lugar se encontró a mediados del siglo XX enterrado bajo una gruesa capa de cenizas volcánicas, lo que conservó intacta la estructura de varios asentamientos que se reparten por el área, una de las huellas más antiguas de la colonización vikinga de la isla (la granja fue sepultada por una erupción del Helka en el año 1104). El yacimiento se ha reconstruido y es uno de los mejores ejemplos de granjas vikingas de todo el país. Sube por la ruta 327 hasta Gjáin, un lugar mágico situado justo en el límite de las coladas volcánicas del Helka dónde no sólo puedes ver más restos vikingos (como uno de los grandes salones mejor conservados de la isla), sino paisajes dramáticos que sirvieron de telón de fondo a la serie Juego de Tronos. Aprovecha también que estás aquí y acércate a la cascada de Hjálparfoss un pequeño salto doble de agua muy bonito. Otro lugar que ver en el entorno es la cascada de Háifoss (Acceso por F-332), que tiene el honor de ser la cuarta más alta del país.

La F-26 empieza en un punto en el que la 32 se une con la 26. En este sitio ya puedes anticipar los paisajes de grandes espacios abiertos en los que predominan las planicies de cenizas volcánicas. El primer tramo de la carretera está asfaltado (14,2 kilómetros), y llega un poco más allá del Hrauneyjar Highland Center, un pequeño centro de turismo dónde hay dos hoteles y una oficina de información en la que puedes contratar excursiones hacia el interior (aquí está la estación de Servicio de la empresa Olis; Tel: +354 487 7782). Poco después hay una sucesión de puentes que permiten ver una serie de lagos que recogen el agua que sueltan los grandes glaciares del centro de la isla. El espejo de agua más importante (hay unos 50 lagos y pequeñas lagunas en la zona) es el Þórisvatn, un verdadero paraíso para la pesca y uno de los lugares más dramáticamente bellos de la meseta central islandesa. El primer vadeo de río se encuentra a 66 kilómetros de la estación de servicio (esto supone casi una cuarta parte del recorrido). No es mala idea, si no te atreves a ir más allá, parar aquí. Podrás sentir la grandeza del Sprengisandur y hacer algún desvío como el que lleva a los Lagos de Veiðivötn. Este nombre quiere decir ‘agotador’. Hasta la aparición del motor, la única manera de atravesar estas tierras era a caballo. Pero el desierto de cenizas y rocas volcánicas es parco en pastos por lo que era un viaje muy peligroso para las monturas: así que pese a ser la ruta más cercana entre los dos extremos de la isla, no era muy transitado. La dureza del camino pronto se transformó en un lugar lleno de brujas, duendes, trolls y gigantes. ¿Puedo ir hasta el primer vado  o a los Lagos Veiðivötn sin 4x4? No.

La F-208 hasta Landmannalaugar (una visita a Sigöldugljufur).- Una opción para combinar un poquito de la F-26 y Landmannalaugar es visitar los alrededores de Þórisvatn y después volver sobre nuestros pasos para dar una vuelta hasta Veiðivötn y, por último, tomar la ruta 208 para terminar en Landmannalaugar (el acceso sur de la 208 desde el entorno de Vik obliga a atravesar varios vados de agua). Es otra opción más que factible, ya que el tramo de pista que va desde la Sprengisandur sólo tiene un vado al final del trayecto y hay un aparcamiento justo antes para dejar el coche y hacer el último tramo a pie. De esta manera, en una jornada bien aprovechada, puedes ver un poco de las Tierras Altas. Desde el cruce con la F-26 hasta el parking de Landmannalaugar hay 32 kilómetros fáciles de hacer. Por su parte, el camino que une la F-26 hasta los lagos de Veiðivötn (F-228) tiene 22 kilómetros y no hay vados de ríos. Uno de los platos fuertes de esta ruta es el Cañón de Sigöldugljufur (Acceso por F-208), uno de los lugares más bonitos e intensos del país. Esta grieta volcánica recibe el nombre de Valle de Las Lágrimas debido a la gran cantidad de saltos de agua que caen por sus paredes verticales.

Camino de Godafoss y el Lago Myvatn.- Cómo te decíamos con anterioridad, la F-26 se convierte en una verdadera aventura sólo apta para expertos conductores a unos 66 kilómetros del Hrauneyjar Highland Center. Los vados de ríos glaciares (con subidas súbitas de caudal durante las jornadas más calurosas de verano) y algunos tramos complicados hacen de esta ruta un verdadero desafío que, según las condiciones climáticas y la pericia del conductor dura entre cinco y siete horas (240 kilímetros). En el Hrauneyjar Highland Center (F-26 sn; Tel: (+354) 487 7782; E-mail: thehighlandcenter@thehighlandcenter.is) puedes contratar excursiones que no sólo recorren la F-26, sino que también se internan por el desierto volcánico llegando a lugares de muy difícil acceso. A lo largo del trayecto hay varias opciones para hacer noche. Las más aisladas y salvajes son Versalir y el Refugio de Nýidalur (Tel: 354 568 2533). Desde aquí puedes emprender pequeñas excursiones y rutas de senderismo que te acercan a las grandes masas de hielo del Parque Nacional Vatnajökull. A algunos kilómetros al este del refugio puedes ver las lenguas de hielo del Glaciar Tungnafellsjökull, una pequeña masa de hielo separada del gran campo de Vatnajökull. Varias empresas ofrecen travesías por toda la F-26 desdeReikiavik. Los precios rondan los 150 euros por trayecto (debes hacer noche para volver o retomar por la Ring Road).

El Lago Myvatn (el lago de las moscas enanas y no es broma el nombre) es otro de los puntos culminantes de un viaje a islandia. Este pequeño espejo de agua de carácter volcánico es uno de los atractivos del llamado Anillo de Diamante, una ruta circular en la que se pone de manifiesto, una vez más, la inmensa belleza natural de la isla (pese a las moscas). A dos pasos del lado puedes visitar otro de los escenarios de Juego de Tronos, la Grieta de Grjótagjá, una fisura llena de agua termal de un bellísimo color celeste. Desde Mytvatn parten numerosos senderos de corto y medio recorrido como el que sube al Volcán Hverfjall o el que camina entre los peñascos del Campo de Lava de Dimmuborgir, un lugar mágico en el que las piedras forman curiosas formas que van desde castillos a animales fantásticos. No es de extrañar que este lugar sea, también, hogar de brujas y trolls. En los alrededores de Hverir, un lugar de intensa actividad volcánica, hay varias zonas de baño en las que disfrutar de sus aguas termales.

El museo de automóviles de Samgönguminjasafnið Ystafelli Ystafell.- (Norðausturvegur, 641 –Húsavík-; Tel: (+354) 861 1213) Este curioso museo privado queda fuera de ruta aunque muy cerca del cruce de la 844 con la Ruta 1 (a 13,5 kilómetros por la ruta 85 que conduce al pueblo costero de Húsavík). Aquí podrás ver una más que notable colección de coches y camiones que abarcan casi un siglo de historia de la automoción. Un museo de coches en medio de la nada. Cosas que pasan en Islandia.  Merece la pena pasar un tiempo en la zona y darse el gusto de rodear el lago para disfrutar de puntos muy bonitos como los islotes de Höfði y los cráteres de Skútustaðagígar.

Fotos bajo Licencia CC: Nicolas Lœuillet; net-pratique; Des Paroz; Stiller Beobachter; :murb:; Theo Crazzolara; Jon Connell; Logi H G photostream; Jonathan Tellier