Los Cuentos de Canterbury son una de las piezas inaugurales de la literatura inglesa moderna. En esta colección de 24 cuentos escrita en el siglo XIV por Geoffrey Chaucer entre relato y relato se cuelan las peripecias de un grupo de personas de diferente condición que peregrinan juntos a esta ciudad situada muy cerca de la costa sur del país. Canterbury es famosa en Inglaterra por varias razones. Y la más notable es su vinculación, desde tiempos inmemoriales, con la espiritualidad más profunda del país. Aquí se encuentran el mausoleo de Thomas Becket, arzobispo de Inglaterra en el siglo XII asesinado por sus desavenencias con el rey Enrique II y convertido en mártir. Los restos de Becket descansan en una capilla situada en la Catedral de Canterbury y desde casi el mismo lugar de su asesinato se convirtió en un lugar de peregrinaje para gentes de Inglaterra y del resto de Europa. Una buena manera de empezar la visita a la ciudad es acercarse a la Iglesia de Santa Margarita (St Margaret's, sn) y visitar un curioso centro de interpretación sobre los Cuentos de Canterbury y la vida cotidiana en la ciudad medieval.
Es una ciudad pequeña, pero hay mucho qué ver en Canterbury. Estamos a apenas 95 kilómetros de Londres y a tiro de piedra de la localidad portuaria de Dover, uno de los lugares más bonitos de la costa del sur de Inglaterra. Así que es una buena idea para una escapada de la capital si estás en un viaje de varios días y quieres salir un poco de la City (es increíble todo lo bueno y bonito que hay en los alrededores de Londres). Canterbury es una pequeña joya histórica que hunde sus raícen en tiempos de Roma. Pero la fama de la ciudad se catapultó con la muerte de Thomas Becket y se convirtió en un centro espiritual que se mantuvo tras la ruptura con Roma y la creación de la Iglesia Anglicana. Y como centro de peregrinación la pequeña población se fue llenando de iglesias, posadas, pequeños y grandes palacios en lo que hoy es uno de los centros medievales mejor conservados de Europa (con las típicas casas con trama de madera). Pasear por Canterbury es como hacer un viaje al siglo XV. Un viaje que merece muchísimo la pena.
Qué ver en Canterbury.- Como decíamos antes, lo mejor para empezar la visita es resistir a la tentación de callejear para visitar St. Margaret’s Church para ver la exposición sobre los famosos cuentos de Geoffrey Chaucer. El centro histórico de Canterbury es pequeño y permite ir y venir de un lado a otro para ir viendo todo lo que hay que ver sin que se pierda mucho tiempo. El segundo lugar que conviene ir a visitar para seguir comprendiendo el espacio que estamos recorriendo es el Canterbury Roman Museum (Butchery Ln, 11A) para bucear en la historia más remota de la ciudad. Aquí vas a encontrar los restos de una antigua domus romana con mosaicos increíbles, el único tramo de calle romana que se ha conservado en el Reino Unido, multitud de restos arqueológicos y un discurso museográfico que te ayuda a comprender lo que estás viendo y su contexto. Cantuaria –nombre romano de Canterbury- fue uno de los centros administrativos más importantes de Britania y tras la caída del imperio se convirtió en la capital del pequeño reino de Kent. Y ahí nos topamos con otro momento clave. La Iglesia de San Martín (N Holmes Road, 1) ya se usaba como iglesia en los últimos tiempos de Roma y es el edificio religioso aún en uso más antiguo de toda Inglaterra. Pues en esta sencilla iglesia empezó su labor de evangelización San Agustín sobre los bárbaros jutos (pueblo de origen danés que invadió la zona tras la caída de Roma) a finales del siglo VI. También fue el propio santo el que fundó el Monasterio de San Agustín (Monastery Street) a dos pasos de la vieja iglesia (no dejes pasar bajo el arco de la bellísima Fyndon's Gate) que fue cenobio religioso, palacio real y panteón de varios reyes de Kent. Y es por ello que desde casi aquellos años de labor pastoral, la ciudad se convirtió en una especie de centro espiritual para toda la isla que terminó por consolidarse con el martirio de Thomas Becket.
Y de ahí la grandeza de la Catedral de Canterbury (Cathedral House, 11). Para plantarse ante este soberbio edificio medieval lo mejor es acceder a la gran plaza que alberga al templo (The Precints) por la Christchurch Gate. La calidad artística de esta puerta monumental adelanta lo que nos vamos a encontrar más allá. La iglesia primitiva fue fundada, también, por el prolífico e hiperactivo San Agustín a finales del siglo VI y aún conserva rastros de sus primitivas fábricas en muros, criptas y capillas que soportan una de las grandes maravillas del gótico normando inglés. Hablamos de dos catedrales en una que, además, cuenta con claustros espectaculares y dependencias de gran importancia artística e histórica. Uno puede ir, ver y recorrer. Y también tomarse la visita en serio y flipar con maravillas como el coro, las tumbas monumentales, las viidrieras, las galerías del claustro… Una maravilla.
En torno a la catedral nos encontramos con The King’s Mile, un barrio de traza medieval fnde te vas a encontrar las típicas casas con trama de madera propio de los cascos históricos ingleses (y uno piensa lo que tenía que ser Londres antes del incendio de 1666). Butter Market; Mercery Lane; Iron Bar Lane; Butchery Lane… Todas las calles y plazas aluden a los antiguos gremios medievales y a las secciones del mercado local. Una herencia de la ciudad medieval que no sólo se deja ver en las fachadas y queda impreso en el nombre y traza de las calles. Este carácter de centro religioso de Inglaterra también provocó la aparición de instituciones y órdenes que se instalaron en la ciudad desde la Edad Media. El King’s School (The Precincts, 1) es el centro educativo más antiguo del país (aprovecha para ver su sala de reuniones - Shirley Hall-) y el Eastbridge Hospital (High Street, 25) funciona desde el siglo XII.
HighStreet, el antiguo ‘Cardo’ romano.- Si uno mira el tramado urbano de la ciudad se da cuenta de que hay dos calles que articulan toda la ciudad; de este a oeste tenemos una vía que comienza en Castle y sigue por St Margaret’s y Mercery hasta Chrischurch Gate. Esta línea casi recta coincidiría con el Decumanus Maximus de la ciudad romana. Y de norte a sur tenemos High Street, Parade y St George’s que corresponderían al Cardo romano. Pues aquí nos encontramos una concentración de patrimonio importante. Si nos vamos a los límites de la ciudad medieval tenemos las Westgate Towers (Pound Ln, 1), una de las puertas monumentales más grandes del país. Subir a lo alto de estas torres defensivas es una de las cosas que hay que hacer sí o sí en Canterbury. Las vistas son geniales y también hay un museo sobre las guerras mundiales y el sistema penal medieval. No dejes de recorrer un poco la rivera del Río Gran Stour por Westgate Garden. Hay algunos lugares muy lindos para ver (como el palacete de Tower House o The Guildhall –St Peter’s-, antigua iglesia medieval reconvertida en Ayuntamiento.
Siguiendo por High Street nos encontramos con varios puntos de interés: desde Kings Bridge tienes una de las vistas más famosas de la ciudad con varias casas colgadas sobre las aguas de uno de los brazos del Gran Stour que atraviesa aquí el centro histórico (destaca la llamada Old Weavers House, una preciosa vivienda medieval que hoy alberga uno de los mejores restaurantes de la ciudad); un poco más adelante está el Eastbridge Hospital del que ya te hemos hablado y casi en frente te encuentras con The Beaney House (High Street, 18), una casona victoriana que sirvió de modelo para el llamado estilo Tudor Revival. Aquí se encuentra una de las sedes del museo de la ciudad.
El castillo, las murallas y un jardín especial.- Para terminar la lista de imprescindibles nos movemos hacia Castle Street buscando los límites de la antigua ciudad medieval. Aquí podemos ver los restos del Castillo Normando (Gas Street). Es una pena que con lo bien conservado que está todo el centro de la ciudad el castillo se haya convertido en una ruina. Desde aquí parte el único lienzo de muralla que se ha conservado y que puede recorrerse hasta St. George’s Street. Otro lugar que hay que ir a ver sí o sí es Greyfriars Gardens (el acceso por Williamson Tannery Weighbridge es divino) un jardín que ocupa el espacio de una vieja abadía medieval a orillas del río. Aquí puedes ver la Greyfriars Chapel, una sencilla iglesia del siglo XIV que fue testigo y víctima de la reforma anglicana impuesta por Enrique VIII (varios monjes franciscanos fueron ejecutados por rechazar el acta de supremacía de la Iglesia Anglicana).
Cómo llegar desde Londres en transporte público.- Desde Londres, la mejor opción para llegar hasta Canterbury es el tren desde Charing Cross Station (Strand Street). Este servicio es prestado por la compañía Southeastern Railway, el trayecto dura unos 90 minutos y el precio más bajo ronda los 15 euros por trayecto. Hay una opción más rápida desde London St Pancras Intl que tarda unos 50 minutos y cuesta unos 50 euros por trayecto. También es servido por Southeastern Railway. La opción más barata es el autobús. Las empresas National Express e Infobus ofrecen múltiples conexiones al día desde varios puntos de Londres aunque con parada terminal en Victoria Coach Station. El trayecto dura unas dos horas y el precio más bajo ronda los 10 euros.
Tres pubs para comer y tomar una pinta en Canterbury.- Uno de los lugares de referencia de la ciudad es The Parrot (Church Ln, 9) que lleva sirviendo cerveza y comida desde 1370 con una buena carta de cervezas artesanales y un menú clásico de pub inglés. Lo mejor es el propio lugar porque ha cambiado muy poco en estos más de 650 años de historia. Alberry’s (St Margaret's, 38) es otro clásico de la ciudad donde mandan las especialidades locales (quesos y embutidos de la campiña de Kent). Ideal para pasar de la cerveza y optar por un vino y una picadita. Algo más anodino es The Corner House (Dover, 1), un restaurante bueno, bonito y barato aunque no tenga la vitola de los pubs históricos (aunque está en una antigua cochera del siglo XVI). Platos clásicos de la cocina inglesa en la que destaca de los mejores corderos que comimos jamás.
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