Qué ver en Glasgow: el encanto de la pequeña capital industrial de Escocia

Glasgow desde el viejo cementerio.

Viajar Ahora

6 de mayo de 2022 16:06 h

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Sólo 75 kilómetros separan a las dos ciudades más importantes de Escocia. Mirando hacia el mar del Norte se encuentra la aristocrática Edimburgo, una de las urbes más bonitas e interesantes del norte del Reino Unido. Y con las vistas puestas al Canal de San Jorge, el estrecho brazo de mar que separa a Inglaterra de Irlanda, nos topamos con Glasgow. Con un poco más de 600.000 habitantes, es la mayor concentración de gentes de Escocia. Y aún así, sigue siendo una desconocida para la mayor parte de los viajeros y viajeras que llegan hasta la vieja Caledonia. La competencia de Edimburgo (con una potencia monumental y cultural impresionante) y la lejanía de las Highlands tienen mucho que ver con este ‘olvido’ selectivo. Y también una cierta mala fama de ‘ciudad fea’ en la que destacan las viejas fábricas y las urbanizaciones para obreros. Pero nada más lejos de la realidad.

El Río Clyde divide la ciudad en dos y es uno de los elementos centrales que la definen. Y sus puentes son atalayas perfectas para alejarse de las calles y ver a la vieja Glasgow desde otra perspectiva. Puentes que ponen de manifiesto la convivencia entre lo viejo (King George Bridge, el Puente Colgante de la calle Portland o el desmesurado Real Caledonian Railway Bridge) y lo nuevo (a través de modernas pasarelas como Squinty Bridge; Tradeston Bridge; Bell’s Bridge o Tradeston Bridge). De un lado y el otro también se miran la vieja Glasgow (en la orilla norte) y la nueva que se desborda en lugares como el viejo puerto reconvertido en el fastuoso Centro de las Ciencias de Glasgow (Pacific Quay, 50), todo un alarde de nueva arquitectura que sustituye a los viejos almacenes portuarios. Como en otras ciudades de Europa, los viejos quays (muelles) se han rendido a la especulación inmobiliaria y a los proyectos megalómanos. Justo en frente del Centro de las Ciencias tenemos el Scotish Event Campus, un centro de convenciones y eventos en los que brillan dos edificios vanguardistas: el Armadillo y el Hydro. Caminar por esta parte de la ciudad al caer la noche es espectacular.

Que ver en la vieja Glasgow.- La puerta de entrada a la ciudad es el mejor ejemplo de su pasado reciente. La mejor manera de llegar a Glasgow es a través del tren y por la Central Station. La estación es enorme; gigantesca. Una verdadera mole de ladrillo, hierro y cristal que pone de manifiesto el carácter industrial del lugar (no dejes de ver el quiosco de hierro que hay en el hall principal). Y de puertas afuera, la estación está literalmente abrazada por el Grand Central Glasgow (Gordon Street, 99), un hotel icónico que también es un reflejo de aquellos tiempos en los que las máquinas de vapor movían la economía local. Buchanan Street es el gran andadero. Esta calle peatonal y comercial recorre el centro de la ciudad desde Saint Enoch Square (a dos cuadras de la Estación Central) hasta Buchanan Steps. Desde aquí puedes visitar en pequeños saltos algunos de los puntos de interés más importantes del centro histórico: The Ligthhouse (Mitchell Ln, 11) –un edificio de finales del XIX que es una de las seas arquitectónicas del lugar-; la Galería de Arte Moderno (Queen Street, 111) –bonito por fuera y con una muy buena colección-; el Teatro Real (Hope Street, 282); la antigua iglesia que hoy acoge al National Piping Centre (McPhater Street, 30) o el modernísimo campus de la Universidad de Caledonia (Cowcaddens Rd). Pero Buchanan también sirve para recrearse en las fachadas de las viejas mansiones de estilo georgiano y victoriano que ponen de manifiesto la enorme riqueza que se movió por estas calles. Para buscar huellas más remotas de su pasado hay que caminar un poco.

La historia de Glasgow se remonta muchos siglos atrás; pero las huellas anteriores a los siglos XVIII y XIX son escasas y se encuentran en el extremo este de la ciudad. Desde que George Square (soberbiamente presidido por el Glasgow City Chambers) se convirtió en el centro urbano  a finales del XVIII, el viejo burgo fue desapareciendo a través de una cuidada planificación urbana a tiralíneas en la que se fueron instalando las familias de la nueva aristocracia industrial. Y la culpa de todo la tuvo un tal James Watt, el ingeniero local que perfeccionó la máquina de vapor y precipitó la revolución de la producción. Los rastros de aquellos primeros tiempos de la fiebre fabril pueden encontrarse en Merchant City, un pequeño barrio precioso en el que se alternan los grandes edificios públicos y las manzanas de apartamentos georgianos y victorianos. No dejes de pasear por Virginia Street ni de admirar la Merchants House (George Square). También hay que darse un paseo por Ingram Street, llena de grandes edificios, palacetes y sorpresas como Ramshorn Graveyard –un antiguo cementerio que quedó literalmente engullido por el crecimiento urbano-.

A diferencia de lo que sucede en Edimburgo, de la antigua Glasgow apenas quedan algunos rastros aislados. Casi todos grandes iglesias como la de Ramshonr o la Catedral de San Mungo (Castle Street), un maravilloso edificio del siglo XII que es de los pocos remanentes que quedan de la ciudad medieval. Ahí mismo tienes la Provand's Lordship (Castle Street, 3), una casa del XV que se ha convertido en un museo en el que se recrea la vida cotidiana de la ciudad antes de que el vapor lo cambiara todo para siempre. Es el edificio civil más antiguo de toda la ciudad. La Revolución Industrial lo puso todo patas arriba. No dejes de dar un paseo por el viejo cementerio (justo detrás de la catedral). Las vistas sobre la ciudad merecen la pena.

Siete planes en Glasgow

The Willow Tea Rooms, un té de estilo y dos veces centenario.- Sauchiehall Street repite los esquemas del casco industrial y burgués de Glasgow. En el número 215 de esta calle se encuentra la sala de té de The Willow, la última superviviente de una serie de locales diseñados por el arquitecto local Charles Rennie Mackintosh a principios del siglo XX. Hay otro local en Buchanan, pero éste es el de verdad. Merendar aquí es toda una experiencia.

Un paseo por Glasgow Green.- Como sucede en la mayoría de las ciudades británicas (y que nos perdonen los escoceses), Glasgow también puede presumir de uno de esos parques hermosos. En este caso, el Glasgow Green se encuentra a las orillas del Río Clyde. Antes de acceder al mismo por el McLennan Arch detente un rato en St Andrew's in the Square (St Andrew's Square, 1). El parque es lindo para ver y te vas a encontrar con The People’s Palace (Templeton Street), un imponente edificio que alberga un museo histórico.

Visitar el Campus de la Universidad de Glasgow.- Establecida en el siglo XV, la Universidad de Glasgow es la más antigua de las tres que existen en la ciudad. Y la historia tiene su peso, también, en las instalaciones. El campus es de una belleza increíble hasta el punto de que sirvió de inspiración para la famosa escuela Hogwarts de Hechicería de la saga de Harry Potter.

Pollock House and Gardens.- Se encuentra un poco alejada del centro de la ciudad, pero merece la pena darse un salto para verla (imperdible si vas en coche de alquiler o te quedas más de dos días en la ciudad). También puedes llegar hasta aquí en autobús público (Línea 57; Parada en Hope Street) Estamos ante la típica residencia palaciega que tanto abunda por estos lares. El origen del palacio es medieval y se vincula al clan de los Maxwell, pero el lugar fue reformado a mediados del XVIII para construir una fastuosa mansión de estilo georgiano rodeada de jardines y grandes extensiones de bosque. Hoy alberga una inmensa colección de arte.

El Museo Kelvingrove (Argyle Street).- Sólo para ver el impresionante edificio de ladrillo rojo merece la pena el paseo hasta aquí (está un poco apartado del centro), aunque tienes relativamente cerca una parada de metro. Esta galería de arte cuenta con una más que aceptable exposición artística (con obras de Dalí o Van Gogh, entre otros) y colecciones arqueológicas que van desde el Antiguo Egipto a la Era Industrial. Notable la muestra de armería medieval.

El Riverside Museum (Pointhouse Road, 100).- Queda bastante a trasmano y la mejor opción para llegar es el autobús público (línea 100 con parada en George Square y Buchanan Street –St.Vicenl Pl-). Este museo está dedicado al mundo de los transportes aunque el principal objeto de la exposición es la relación de la ciudad con el mar (aquí estuvo uno de los mayores astilleros del Reino Unido). Otro atractivo para acercarse hasta aquí es ver el Glenlee, un barco de finales del XIX que, como curiosidad, sirvió de buque escuela en la Armada española bajo el nombre de Galatea.

Los restos del muro Antonino.- Casi todo el mundo conoce el Muro de Adriano, la impresionante red de torres de vigilancia, murallas y puertas que fue construida por el Imperio Romano como freno al ímpetu de las tribus caledonias. Pero es que antes de la frontera Adriana hubo otro muro situado más al norte. La Muralla Antonina (en realidad un montículo de turba reforzada con postes) cubría más de 58 kilómetros entre el estuario del Río Clyde y el estuario del Forth, cerca de Edimburgo. Muy cerca de la ciudad pueden verse restos de esta fortificación. El fortín más cercano es el de Bar Hill (puedes llegar en autobús público desde Buchanan Bus Station: líneas 43, X25 y X28).

Fotos bajo Licencia CC: Metro Centric; Nicolas Buffler; kohna; Gary Campbell-Hall; Ian Dick; Daniel; dun_deagh

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