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Una pequeña guía de Trogir: la pequeña joya histórica de la costa de Croacia

Torres y viejos palacios en Trogrir. Esta ciudad del Adriático fue una plaza veneciana hasta 1797.

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Lo bueno, si breve dos veces bueno. El dicho popular encuentra en Trogir un ejemplo magnífico. Esta ciudad de la costa de Dalmacia se encuentra a apenas 30 kilómetros de Split y es otra de las incontables joyas que Croacia tiene en su litoral. Un tesoro pequeñito, pero tan hermoso que merece la pena ir a verlo si se anda por el Adriático visitando otras grandes ciudades croatas. Para hacernos una idea de lo que es esta minúscula población medieval hay que decir que su Paseo Marítimo (la Riba), que es la calle más grande de toda la ciudad, apenas mide 450 metros de punta a punta. Pero aún así caben un puerto, un castillo, una catedral, casi una docena de iglesias, un buen puñado de palacios, viejas casonas callejones rematados por arcos y hasta un campo de fútbol rodeado de viejas torres defensivas con muchos siglos a cuestas. Así que apenas bastan un par de minutos para ir y venir y pasar tres veces por el mismo sitio, pero hay tanto en tan poco espacio que la visita demora algunas horas.

Lo primero que sorprende del casco histórico de Troguir es su ubicación. La antigua ciudadela colma una pequeña isla situada en medio del canal de agua que separa la tierra continental de la isla de Ciovo, una de las muchas que forman el mosaico de tierra y agua que es la costa croata. Este canal es uno de los puntos de acceso hacia la bahía de Split. Y de ahí la importancia estratégica de un lugar que ya jugó un papel protagonista en la zona desde tiempos de los griegos (siglo III AC). De ahí que lo primero que no extrañe sea el imponente sistema de fortificaciones. La antigua Tragurio griega pasó por manos romanas, bizantinas, húngaras y eslavas antes de que llegaran los venecianos (desde principios del XV hasta casi el XIX). Y precisamente este periodo y los siglos inmediatamente anteriores fue crucial para la configuración urbana actual. Trogir, por ejemplo, es la capital del románico y el gótico en tierras eslavas. Estilos que se solapan en viejas iglesias y palacios creando un conjunto que se enriqueció con las aportaciones venecianas posteriores (Renacimiento y, sobre todo, Barroco) y que es parte del listado del Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997.

El acceso histórico a la isla es a través de la Puerta Norte. Un pequeño puente sirve para salvar el canal de agua que separa el casco histórico de la nueva Trogir y desemboca en un arco modesto que es de lo poco que queda de las antiguas murallas. Es como una puerta de esas de la serie El Ministerio del Tiempo. El casco histórico es abigarrado y muy denso. Con pocas concesiones al espacio. Como la que se produce en la Plaza de Ivana Pavla II (Juan Pablo II), donde se acumulan algunos de los edificios más importantes de la ciudad: la Logia y la Torre del Reloj de El Salvador (antiguo tribunal veneciano que ocupa un bonito edificio porticado y una ermita adosada que cuenta con un modesto Museo de Arte Sacro con pinturas del mismísimo Bellini); el Palacio Cipiko (que parece trasplantado desde la mismísima Venecia); el soberbio Palacio Ducal (del siglo XIII y hoy sede del Ayuntamiento); la bonita Iglesia de San Sebastián (románica) y, sobre todo, la Catedral de San Lorenzo, la mejor muestra de tardo románico y comienzos del gótico de todo el Adriático. Esta catedral es uno de los edificios históricos más importantes de toda Croacia y es una suma de estilos arquitectónicos que abarca más de cinco siglos de la historia del arte (un ejemplo es el campanario, que tiene un arranque románico, una parte central gótica y un remate renacentista).

Las piedras nobles se acumulan en Ivana Pavla II, pero hay grandes edificios repartidos por toda la ciudad. El más imponente es el Castillo del Camarlengo (Zabavni Park) que junto a la Torre de San Marcos protegen la entrada al canal entre la costa dálmata y la isla de Ciovo. Uno podría pensar que este impresionante castillo es desproporcionado para el tamaño de la ciudad. Hoy, todo el terreno que media entre las dos fortificaciones mencionadas está ocupada por un campo de fútbol, pero en tiempos de la República Serenísima (Venecia) todo esto era un importante complejo de fortificaciones diseñado para impedir el ingreso de barcos enemigos al canal que da acceso a Split, la gran plaza fuerte veneciana en la zona.

La Riba es el mejor camino para ir y venir rápido de un extremo a otro de la ciudad. Y además cuenta con un par de lugares que ver de importancia (como el Monasterio de San Nicolás; los lienzos mejor conservados de la muralla o Santo Domingo). Pero lo bueno de Trogir es vagar sin rumbo fijo por sus callejuelas e ir esperando a que las iglesias con sus altivas torres venecianas y los palacios aparezcan entre arcos, pasadizos y esquinas que desafían a la geometría. Esta no es una ciudad para acumular grandes monumentos, porque la propia Trogir es el monumento. Aún así no dejes de visitar el Museo de la Ciudad (Gradska vrata, 4; Tel: (+385) 21 881 406). La colección histórica y documental no es gran cosa, pero es una de las pocas oportunidades que ofrece la ciudad para ver uno de sus palacetes por dentro.

Pasar hasta Ciovo.- Si vas con coche de alquiler no pierdas la oportunidad de pasar a Ciovo y visitar Labadusa, una pequeña península situada a 6 kilómetros en la que puedes acercarte al mar a través de estrechas playas en las que el bosque llega a un par de metros de la orilla. Ciovo no es nada del otro mundo (nada que ver con la espectacular Vis que se encuentra muy cerca de aquí), pero tiene un par de pueblitos interesantes que se encuentran justo dónde las enormes urbanizaciones de chalets dejan paso al verde de las viejas terrazas de cultivo y los bosques de pinos. Si no vas con coche pasa al menos hasta la orilla de la isla para ver Trogir desde el otro lado del canal y ver las torres de las iglesias emergiendo sobre los tejados de las casas y los muros de piedra.  

Fotos bajo Licencia CC: Sergei Gussev; Nick S; Michael Gwyther-Jones; thomas; gravitat-OFF; John W. Schulze; Remus Pereni

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