Belfast y el Titanic: la nueva estrella de la capital de Irlanda del Norte

Usar el pasado para sacudirse los lastres del pasado. Podría sonar a contradicción, pero en Belfast lo han conseguido. La primera vez que visitamos esta ciudad (hace ya más de 20 años) la capital de Irlanda del Norte aún arrastraba la dinámica de los ‘Troubles’ (problemas). Más allá del centro histórico, con sus pubs y edificios públicos que se arremolinan en torno a Victoria Street y Writer Square, uno iba a Belfast para empaparse de los ecos recientes del conflicto entre católicos y protestantes. Eso y a tomar una pinta en el Kelly's Cellars (Bank Street, 30) un pub que lleva sirviendo bebidas y comidas en el mismo lugar desde 1720. En aquella ciudad triste y gris de la década de los 90 del pasado siglo y principios del XXI el color lo ponían los famosos murales de contenido político que adornan aún hoy los viejos barrios de los colectivos católicos y protestantes. Nos acordamos de las vallas que los separaban, del alambre de espinos, de los controles en las calles, de aquel ambiente raro unos años después de los Acuerdos de Viernes Santo de 1998 que dejaron en suspenso ‘los problemas’.

La Belfast que hemos visto recientemente es otra ciudad. Una ciudad mucho más luminosa y moderna que ha sabido crecer hacia el mar y recuperar los antiguos astilleros en torno a la figura de un mito: el Titanic. El famoso barco que se fue a pique en abril de 1912 se construyó aquí entre 1909 y ese fatídico 1912 (junto a sus dos hermanos de la Clase Olympic, el propio Olympic y el Britannic. Todos sabemos que aquello no terminó de la mejor manera, pero Belfast ha hecho de este barco un icono y una excusa para reinventarse: una forma de convertir viejos puertos y dársenas en un centro cultural y museístico que se une a todo lo bueno que hay que ver en la ciudad.

Para llegarse al waterfront el mejor lugar para empezar el paseo es el Albert Memorial Clock (Queen's Square), una torre reloj que nos recuerda al Big Ben y que da acceso a la desembocadura del Río Lagan (Por aquí nos comentaron que el propio Big Ben y el Palacio de Westminster se habían levantado con piedra irlandesa). The Big Fish (Donegal Quay) nos da la bienvenida al frente marítimo y al viejo puerto de Belfast. Los locales llaman a esta enorme escultura de cerámica y metal como ‘El Salmón’. De lejos es un pez. Pero si te acercas podrás ver como los azulejos que cubren el cuerpo son una pequeña enciclopedia de historia local en la que se cuentan episodios oficiales y oficiosos. Una modernísima pasarela peatonal sirve para cruzar el Lagan en un espacio en el que se combinan la tradición de la vieja Aduana de Belfast (Custom House Square) y el moderno edificio de apartamentos de The Boat (Queen’s Square). Entramos en otro mundo.

El Titanic Quarter.- A diferencia de lo que ha sucedido en otras ciudades europeas, el antiguo puerto de Belfast no ha sucumbido al 100% a la especulación inmobiliaria y comercial. Hay algunos bloques de edificios residenciales, pero la mayor parte del espacio se ha reservado a centros museísticos, culturales y a la conservación de viejas infraestructuras vinculadas con la construcción naval. Y también para algunas extravagancias, como los Glass of Thrones, una colección de vidrieras inspiradas en la serie de televisión Game of Trones que recuerda la vinculación de la saga con los mágicos paisajes irlandeses. Nada más cruzamos el río nos topamos con el W5 (The Odyssey, 2 -Queens Quay-) un macro espacio dedicado a museo de las ciencias y exposiciones artísticas y divulgativas. Una auténtica pasada ideal para pasar un par de horas con los niños. Pero la estrella del lugar es blanca… el icono de la White Star Line.

Una curiosa escultura presenta al Titanic como una maqueta aún sin armar; un guiño a los que construyeron al gigante de los mares a principios del XX. Un poco más allá nos vamos a topar con una antigua dársena (dique seco) en el que se custodia al SS Nomadic (Hamilton Dock, Queens Road), un barco de la época que tiene una relación directa con el Titanic (se trata del último y único barco de la White Star Line que se conserva en la actualidad). Este barco servía como transbordador del propio Titanic y tiene una larga historia que incluye el transporte de tropas durante las guerras mundiales, ferry en el Canal de la Mancha o restaurante en París. Hoy, tras un certero trabajo de restauración, es un museo que recuerda a los tiempos dorados de la navegación trasatlántica.

El aperitivo antes del plato fuerte. El Titanic Belfast (Olympic Way, 1) es el mayor de todos los museos y galerías dedicadas a la historia del famoso barco. Una pasada que demanda varias horas si uno quiere disfrutarlo como se merece. Uno podría pensar que este es un museo dedicado a un barco. Y no es del todo cierto. En torno al Titanic podemos ver cómo era la ciudad de aquellos años, las diferencias sociales, los desafíos tecnológicos de la construcción naval de aquellos tiempos y, cómo no, como era y lo que pasó con el Titanic. Maquetas, reproducciones de camarotes, fotos, material audiovisual, documentos, mapas… Hasta algunos objetos originales de la White Star. No hay objetos originales por razones éticas. Es el mejor museo naval que vimos jamás. Si estás interesado en el fenómeno Titanic es brutal; si te gustan los barcos es brutal; si eres un amante de la historia es brutal. Es un centro completísimo.

¿Y con esto acabamos? No. La sombra del Titánic va mucho más allá del gran museo dedicado al barco más famoso de la Historia. A espaldas del Titanic Belfast  podemos visitar las instalaciones Harland & Wolff, el astillero que construyó al gigante. En el Titanic's Dock & Pump House (NI Science Park) puedes ver el lugar donde se fue montando el barco pieza a pieza. El lugar dónde se gestó la tragedia, porque los últimos estudios aseguran que el responsable de la tragedia fue la mala calidad de los remaches utilizados para unir las grandes planchas de acero la que provocó el desenlace final. Antes de meterte en las oficinas de los viejos astilleros (donde puedes ver planos y las mesas de trabajo de los ingenieros) date una vuelta por el HMS Caroline (Alexandra Dock, Queens Rd) un barco ya centenario que sirvió en las dos guerras mundiales.

Fotos bajo Licencia CC: Conall; Gobbolino the witch's cat; William Murphy; Tim Fields; Kim Yok G.