El nombre de Mellah hace referencia a la sal, por lo que podría traducirse como ‘El Saladero’. El porqué del nombre tiene, como casi todo en Marruecos varias versiones. La más extendida entre los propios marroquíes alude al precio que tuvieron que pagar los judíos para establecerse al socaire de la protección del sultán. Cuenta la leyenda que las autoridades locales, para evitar las iras de los musulmanes, salaron el suelo para que éste fuera improductivo y sólo sirviera para dar cobijo a los judíos, tradicionalmente marginados en Marruecos. En el siglo XIX, el viajero español Domingo Badía, que recorrió el orbe islámico bajo la identidad falsa de Ali Bey describió: “Los judíos del reino de Marruecos viven en la más horrorosa esclavitud. (...) Esta terrible desigualdad de derechos entre los individuos de ambas sectas se remonta hasta la cuna, de modo que un muchacho musulmán insulta y maltrata a un judío cualquiera, sin miramiento a su edad y achaques, sin que éste tenga, por decirlo así, derecho a quejarse, y mucho menos a defenderse. (...) Esto, no obstante, los judíos hacen en Marruecos un comercio bastante considerable, y varias veces han tomado las aduanas en arriendo” (Viajes por Marruecos).
Y ahí parece que estriba el origen del nombre de los diferentes barrios judíos de las antiguas medinas imperiales marroquíes que vendría dado por el monopolio que la comunidad judía ejerció sobre el comercio de la sal. Estigmatizados pero a la vez favorecidos por los sucesivos sultanes, que encontraron en ellos una constante fuente de ingresos. Y por ello, al igual que otras Mellahs del país, la de Fez mantiene diferencias notables en cuanto a su arquitectura y disposición urbana.
La judería fesí se organiza en torno a dos calles que la atraviesan de Este a Oeste. La Calle Bou Kessissat (al norte) y la Grande Rue des Merinides (al sur). Tal como sucedía en los siglos anteriores, gran parte de los orfebres de la ciudad se concentran en un barrio que también ofrece otros atractivos. Una de las particularidades de la Mellah es que, a diferencia de los muros desnudos de la medina, las casas presentan alegres ventanas y balcones que se asoman a calles anchas y aireadas. A inicios del siglo XX, en Fez vivían unas 1.400 familias judías que se concentraban en este rincón de la ciudad. Aislados de la población musulmana con un fuerte sistema de muros y puertas y bajo la protección del sultán controlaron gran parte del comercio en un precario equilibrio amenazado por su posición de subordinación social y los habituales arrebatos de violencia. La llegada de los franceses desplazó a las familias más acomodadas a la Ville Nouvelle y el éxodo hacia el exterior se produjo tras la independencia del país (marzo de 1956). Pese a los intentos del rey Mohamed V, que temía un hundimiento de la economía, miles de judíos emigraron a Israel y, principalmente, a Canadá y Estados Unidos. Hoy, viven en Fez menos de 200 familias de origen judío; la mayoría en la Ville Nouvelle.
La Mellah hoy es un recuerdo. Aún se pueden ver las huellas de la importante presencia hebrea en la ciudad, pero la inmensa mayoría de los vecinos del antiguo ‘saladero’ son musulmanes. Aún así, hay varios lugares que recuerdan la importancia de la comunidad de la Torá tuvo en la ciudad y que bien merecen un par de horas de paseo. Esta pequeña guía de Viajar Ahora, te ofrece los puntos que no debes perderte.
Cementerio Judío (Dirección: Plaza de los Alauitas sn. Horario: DV 9.00-17.00) La antigua necrópolis hebrea se encuentra en el extremo sur de la Mellah entre el barrio y las murallas de Fez El Jdid. Miles de pequeñas tumbas blancas se extienden ladera abajo creando un paisaje singular. Merece la pena dar un pequeño paseo y detenerse en las lápidas que recuerdan a las familias que poblaron la Mellah hasta hace recientes fechas. Entre los pequeños mausoleos, la mayoría de ellos simples montículos blancos apiñados, hay que destacar la tumba de la mártir Solika, situada en la zona en la que descansan los rabinos (destaca por su tamaño y sus curiosos remates de cerámica verde vidriada). Cuentan que Solika tuvo la mala suerte de ser muy hermosa, algo que atrajo la atención de uno de los hijos del sultán. Éste le pidió matrimonio y ella asintió, aunque se negó a convertirse al Islam, lo que provocó su ejecución en 1834 cuando contaba con sólo 17 años. En el extremo este de la necrópolis se levanta una pequeña sinagoga que suele estar cerrada.
Sinagoga de Ben Dannan (Dirección: Derb El Feran Teati –acceso por Grand Rue des Merinides- Horario: DV: 9.00-17.00) Esta es una de las escasas sinagogas anteriores al siglo XX que aún pueden verse en Marruecos. Aunque ha sido modificada, la estructura y decoración de este pequeño templo encajonado entre casas de vecinos es del siglo XVII. Una oportuna intervención de la UNESCO la salvó de la ruina y hoy puede visitarse. La sala de oración está dividida en cuatro naves presididas por el sencillo púlpito desde el que el rabino daba los sermones y el enorme armario en el que se guarda una Torá elaborada con pergamino (lienzos de piel de cordero). En el sótano se encuentra el ‘mikve’, un bañuelo de pequeñas dimensiones utilizado para los baños rituales vinculados con el culto judío. Merece la pena ascender las estrechas y bajas escaleras (cuidado con la cabeza), para visitar el ‘azara’, galería abalconada desde la que las mujeres asistían a los oficios religiosos. Un poco más arriba se abre una terraza desde la que se ve parte del cementerio judio.
El zoco de los joyeros (Calles des Merinides y Bou Kessissat) En la Mellah aún se concentran las mejores joyerías de Fez en las que se pueden comprar y admirar los complicados diseños de los orfebres locales. Los escaparates donde se acumulan extravagantes diseños de oro, plata y otros materiales, lindan con animadas tiendas de estupendos frutos secos. No es mala idea hacerse con una buena provisión de higos secos o dátiles para hacer más llevadero el paseo por la medina. La judería de Fez termina junto a Bab Sammarine, puerta de acceso a la Grand Rue Fez El-Jdid, arteria principal de la nueva medina musulmana y principal vía de comunicación para acceder a Fez El-Bali (Fez la Vieja).
COMER EN LA MELLAH
El jardín Azul: Dirección: Derb EL Ghorba; Tel: (+212) 535 638 440; Email: riadbelghazi@gmail.com. Una de las gratas sorpresas del panorama culinario de un barrio donde los restaurantes de calidad no abundan. Muy buena cocina tradicional en un antiguo palacete (riad) que también oferta alojamiento. Muy recomendable. Precio medio.