Menos ingresos derivados de la crisis económica por la COVID, elevación del nivel de deuda, reducción de las ayudas europeas a proyectos y un saldo negativo de las liquidaciones del sistema de financiación autonómica son los elementos de una 'tormenta perfecta' que tendrá que paliar el Gobierno de Cantabria a partir de 2022, según la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF).
En su último informe, la AIRef avisa de las consecuencias de la COVID para Cantabria a medio plazo, sobre todo a efectos de los ingresos fiscales de la Comunidad Autónoma. Aparte de la deuda, que seguirá creciendo, y del gasto excepcional por la pandemia, que posiblemente se mantenga, el organismo ha expresado su preocupación por la repercusión fiscal del cese o minoración de ayudas europeas y los saldos negativos de las entregas a cuenta que el Estado realiza anualmente.
La AIReF alerta de la menor disponibilidad de recursos que tendrá Cantabria en 2022 y 2023, toda vez que ya no se esperan aportaciones de emergencia tanto de Europa como del Gobierno central, al tiempo que se prevé una liquidación negativa de las entregas a cuenta del sistema de financiación.
En 2020 y 2021 gran parte del impacto de la pandemia será absorbido por el Estado gracias al mantenimiento de las entregas a cuenta fijadas para el sistema de financiación autonómica (adelanto de financiación a expensas de ajustarlo en el futuro con la recaudación real) y a las transferencias excepcionales que se están efectuando con el Fondo COVID-19 y la realizadas con cargo al déficit. No obstante esto no se mantendrá en 2022. Según LA AIRef “se espera un deterioro importante del saldo fiscal con el registro de la liquidación a favor del Estado (dinero que Cantabria tendrá que devolver tras el ajuste de la recaudación) de las entregas a cuenta asociadas a 2020, situación que se replicará en 2023 (sobre la liquidación de 2021) de materializarse la previsión de ingresos”.
En 2022 los recursos del sistema podrían caer un 10% sobre el nivel de 2021, empeorando el saldo en casi dos puntos del PIB. A ello se añade que los fondos de Plan de Resiliencia de la UE empezarán a decaer en 2022 y 2023 (los proyectos que se aprueben ahora serán plurianuales). “Esta situación podría agravarse con la consolidación de una parte importante del gasto incurrido en 2020 y 2021”, añade.
La recomendación del organismo es que los presupuestos de la comunidad se realicen pensando a medio plazo y que se elabore un Plan de Reequilibro que marque la hoja de ruta para una recuperación fiscal.