El filósofo y ensayista Byung-Chul Han ha manifestado este lunes en Santander que “la pandemia ha hecho más visibles aún las crisis de la digitalización”, que “ya de por sí había eliminado al otro”, algo que se ha “agravado” con el Covid.
Así, ahora estamos todavía “más solos” que antes, a juicio del profesor y escritor surcoreano y residente en Alemania, que cree que vamos a “tardar mucho tiempo en volver” a situaciones anteriores al coronavirus, como darnos un apretón de manos, gesto que ha equiparado a un “poema” e incluso a un “regalo”.
Y es que tanto esta forma de saludar como por ejemplo abrazarse se considera “algo que ensucia” y “transmisor de virus”, lo que ve “preocupante” y le “entristece mucho” además.
Es más, le parece “dramático que no seamos capaces de tocar a otro cuando eso transmite una energía increíble”. “Ya no nos tocamos ni nos contamos historias”, ha lamentado. “Estamos más solos que nunca”, ha sentenciado.
Han se ha expresado así en la inauguración del Curso Magistral de Filosofía que imparte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander bajo el lema de la 'Digitalización y disrupción en el mundo de la vida'.
En su intervención, el autor de 'La sociedad del cansancio' -ha apuntado que este último es precisamente el síntoma principal de la COVID de larga duración- se ha quejado de que con la pandemia “el otro” ha quedado “reducido a un transmisor del virus”, como refleja -ha dicho- que la mascarilla siga siendo obligatoria en ciertos sitios.
A ojos del experto, esto es “muy destructivo para cualquier relación humana”, especialmente si se tiene en cuenta que “lo que más tocamos es el móvil”.
En este punto, ha indicado que en la actualidad, pacientes durante tratamientos “dolorosos” se “agarran” al teléfono -él, de niño, lo hacía a la mano de su madre-, y lo hacen, como ha explicado, porque a través del terminal “adquirimos conciencia de nosotros mismos, de que existimos”.
Así, ahora, “el contacto ya no parte del otro (madre), sino del móvil (yo)”, ha comparado Byung-Chul Han, a la par que ha comentado que “nos reducimos a nosotros mismos” y que eso en su opinión supone una “autoexplotación”.
Natural de Seúl y profesor de la Universidad de las Artes de Berlín, Byung-Chul Han -que en sus clases prohíbe el uso del móvil-, ha vinculado en la inauguración del curso de la UIMP la falta de contacto con el dolor crónico, que según ha dicho padece la mitad de los alemanes desde el Covid y que tiene su origen en la “depresión”.
Ha comparado ambas cosas hasta el punto de que cree que “si nos tocáramos, el dolor crónico desaparecía”. Y al hilo de lo anterior, ha puesto también en relación la distancia social y ausencia de contacto físico -algo típico en la sociedad coreana-, con las bajas cifras de contagios y víctimas COVID en ese país -unos “cientos”-, que sin embargo está “en la cúspide” si se atiende al número de suicidios, con “miles” de casos.
Han, considerado uno de los filósofos más destacados del pensamiento contemporáneo por su crítica al capitalismo, la sociedad del trabajo, la tecnología y la hipertransparencia, ha sentenciado que “la pandemia ha acentuado la crisis de la comunicad que comenzó con el régimen neoliberal y la digitalización”.
Aunque ha aclarado al respecto que él no odia la tecnología -estudió metalurgia-. “Un técnico no puede odiar la tecnología”, ha esgrimido. Es más, considera que “las máquinas son maravillosas”, aunque ha llamado a reflexionar sobre cómo controlar que “la digitalización no se haga según los mandamientos de la economía y del capitalismo”.
Y a propósito de esto último, y de la proliferación y auge de las redes sociales, el filósofo y ensayista ha abundando en que a pesar de ellas y de la conectividad que ofrecen, “estamos más solos que nunca”, ha insistido. “La sociedad se ha empobrecido mucho”, ha remachado.
Sin paciencia para un poema
Experto en estudios culturales, escribe en alemán, y en el arranque del seminario sobre filosofía ha confesado que él también es “víctima” de los tiempos actuales, ya que debido a la digitalización ha perdido la atención que se precisa para leer poesía. “No tengo paciencia ni tiempo para un poema”, ha reconocido. Ha reflexionado al respecto que vemos Netlix y “somos adictos a las series porque no leemos poemas”.
Dicha pérdida de la concentración y atención por la digitalización es algo tremendamente grave y masivo además, y pese a que la sociedad no es consciente de ello, su deber como filósofo es llamar la atención: “Si seguimos como estamos, nunca habrá un segundo Cervantes”, ha alertado para finalizar.