La Cámara de Comercio de Cantabria aprueba vender su sede de Santander al Gobierno por cinco millones de euros

El pleno de la Cámara de Comercio de Cantabria ha aprobado por unanimidad la presentación de una oferta vinculante de compraventa de su sede de Santander en favor del Gobierno de Cantabria por un valor de cinco millones de euros. El acuerdo con el Ejecutivo autonómico deberá cerrarse antes de que acabe 2024 y permitirá a la institución cameral seguir al menos un año más ubicada en su sede actual sin coste. 

La operación afectará solo al continente, de manera que todos los objetos y mobiliario, algunos con alto valor cultural e histórico, seguirán perteneciendo a la Cámara. Si bien la intención del actual comité ejecutivo había sido precisamente alquilar la mitad del edificio para generar una fuente recurrente de ingresos, el Ejecutivo cántabro ha planteado un acuerdo sobre la totalidad del edificio y en régimen de compra, ha informado la Cámara de Comercio.

Los miembros del pleno han votado este viernes afirmativamente al inicio del procedimiento, de manera que sea la Cámara de Comercio de Cantabria la que presente una oferta formal vinculante ante la Administración regional. En la actualidad, la institución tiene 30 trabajadores que prácticamente solo usan la mitad del espacio disponible.

El dinero ingresado del Ejecutivo autonómico servirá principalmente para eliminar la deuda financiera con entidades bancarias arrastrada desde 2018 y comprar una nueva sede donde reubicar los servicios de la organización de manera “más funcional y adaptada a los usos y necesidades actuales”. Para Tomás Dasgoas, presidente de la institución, “esta operación es la palanca necesaria para desarrollar todo el potencial de la Cámara para empresas y emprendedores”.  

Dasgoas ha asegurado que los miembros de la institución cameral creen que “estamos ante la oportunidad para cambiar la imagen de la Cámara y poner en marcha todos los proyectos que ha venido preparando el comité ejecutivo a lo largo del último año”. La Cámara entiende que va a poder ampliar la acción del Ejecutivo cántabro gestionando programas públicos de apoyo y transformación del tejido productivo con “la agilidad y la facilidad que demandan los empresarios y emprendedores”.

“La Cámara seguirá volcada en su vocación de atender a la internacionalización, la formación, la sostenibilidad y la creación de nuevas empresas, y además anuncia que el año que viene dará un salto significativo en fondos y programas destinados a la innovación y competencias digitales. Del mismo modo el equipo de gestión de la institución prepara un plan para generar servicios privados y profesionales que supongan una fuente de ingresos añadida”, ha asegurado Dasgoas.

Mala salud de hierro

La Cámara de Comercio de Cantabria es una institución económica con una mala salud de hierro. Arrastra tras de sí una década de crisis que ha hecho de su principal bien patrimonial, su propia sede de la Plaza Porticada de Santander, en la gran y única opción de pervivencia que tenía. Tras el acuerdo de este viernes, se abre un período de negociación sobre el precio definitivo por los 2.500 metros de superficie que ofrece en pleno centro de la capital.

La Cámara de Comercio de Cantabria nació en 1886 y actualmente tiene censadas a 36.239 empresas. No obstante, los cambios introducidos por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010 y la Ley Estatal de Cámaras en 2014 imprimieron un cambio drástico en su devenir, sobre todo por el hecho de que los socios ya no estaban obligados a contribuir con una cuota.

Si a ello se le añade que su papel de promotor y representante de la industria, el comercio, los servicios y la navegación de Cantabria ha ido paulatinamente siendo asumido por otras entidades públicas (CEOE, Sodercan, Gobierno de Cantabria), su papel se ha visto mermado, convirtiéndose en un organismo representativo de diversos sectores, pero dedicado básicamente a dar servicio a pymes y a labores de formación y promoción.

Tutelada por el Gobierno de Cantabria, la Cámara de Comercio de Cantabria vive sobre todo de las subvenciones, así como de un amplio número de convenios con instituciones y empresas. Solo por ambos conceptos recibe anualmente dos millones de euros (2,39 millones en 2023), que comportan a su vez gastos, pero que difícilmente soslayan el lastre del millón de euros anuales que se le va en sueldos, sobre todo del personal fijo, según queda recogido en la liquidación presupuestaria de 2023.

El suelo sobre el que se levanta el edificio de la Cámara vale tanto o más que el inmueble, dada su ubicación privilegiada. El edificio, por lo demás, está infrautilizado, con amplios espacios repartidos en varias plantas y un salón de actos de grandes dimensiones que tiene un uso puntual.

De hecho, no fue el primer emplazamiento de la Cámara. Antes, estuvo ubicada en varias calles de Santander, pero el incendio del centro de la capital en 1941 abrió un espacio de oportunidad para reordenar urbanísticamente el casco histórico desaparecido y crear una plaza como la Porticada en donde actualmente tienen cabida también instituciones como la Agencia Tributaria, la Delegación del Gobierno y la Delegación de Defensa, por no hablar de la sede central de Unicaja, otro mastodonte inmobiliario que vivió mejores tiempos y periódicamente aparece en los medios de comunicación como bien enajenable.

El primer domicilio cameral estuvo en la calle Eugenio Gutiérrez, pasando en 1940 a la calle San José. Un año después, y tras la catástrofe del incendio, se traslado al Club de Regatas, en la calle del Martillo, y regresó a la calle San José ese mismo año . Después, pasó a la calle Calvo Sotelo. Fue en 1956 cuando ocupó definitivamente al actual emplazamiento de la Plaza Porticada. Ahora, si el proceso de venta se culmina, puede abandonar su ya tradicional emplazamiento, siguiendo los pasos de la Cámara de Comercio de Torrelavega, que con similar perfil e instalaciones históricas (data de 1913), vendió recientemente su patrimonio inmobiliario al Ayuntamiento de la capital del Besaya por 761.248 euros.

Situación económica

La Cámara de Comercio de Cantabria lleva, al menos desde 2016, queriendo vender sus instalaciones. El gasto en personal era y es ahora su principal carga económica. Si en 2016, tenía problemas para pagar las nóminas de 22 empleados, actualmente el personal fijo y eventual le cuesta al año un millón de euros. En 2023, la Cámara de Comercio liquidó 2,39 millones de euros de ingresos por ayudas y convenios, pero los gastos ascendieron a 2,48 millones de euros.

Al igual que a otras empresas, a la Cámara le ha estado generando un quebranto el retraso habitual en el cobro de las ayudas públicas que le ha hecho recurrir en alguna ocasión al crédito para afrontar el pago de nóminas. Precisamente, su edificio de la Plaza Porticada aparece como garantía hipotecaria de los 406.887 euros que tiene comprometidos en préstamos. Con la venta del inmueble, obtendrá un importante balón de oxígeno y podrá cancelar la hipoteca.