Carlos Sánchez es el secretario general de Comisiones Obreras en Cantabria desde julio de 2013. Salió elegido en un consejo extraordinario, no en el Congreso como se hace habitualmente, con un porcentaje muy igualado al de la otra candidatura presentada.
En la actualidad, “se están aprobando las líneas de trabajo en los Consejos, que son los órganos entre Congresos, con casi el 90% de respaldo, por lo que me siento muy respaldado por la organización, a pesar de que se están tomando decisiones internas difíciles”.
Desde Comisiones Obreras se está llevando a cabo fusión de federaciones reduciendo el número de estructuras, al igual que los costes de personal, ya que “CCOO tiene una situación en números rojos, no somos ajenos a la crisis y tenemos que ajustarnos, algo que es siempre muy doloroso porque afecta a las personas y a sus intereses”. Pero, a pesar de estos ajustes y cambios, Sánchez reconoce sentirse “reconocido y satisfecho”.
Carlos Sánchez nació en Madrid en 1956 y su trayectoria profesional empezó a los 14 años. Cuatro años más tarde, ya fue representante sindical. En la época de Franco, fue enlace sindical en el Sindicato Vertical en la clandestinidad.
Su vida ha estado ligada a Comisiones Obreras y ha firmado acuerdos con Mariano Rajoy, cuando era ministro, con Claudio Acebes, José Luis Rodríguez Zapatero, Posada, Lerma, Almunia o Saavedra, entre otros.
¿Qué valoración hace de su etapa en Comisiones Obreras?
Han sido dos años muy intensos. He tenido que afrontar los últimos coletazos de la crisis, que se mantiene a pesar de la propaganda que las autoridades públicas trasmiten a la ciudadanía de salida de la crisis. Hemos salido de la recesión pero no de la crisis, ya que mientras haya desigualdad y altos índices de pobreza, de alto desempleo y mientras esto no vuelva a la situación que había antes de la crisis, no hemos salido. Ahora que la economía está creciendo, veremos si a un ritmo sostenido y si los ciclos son más largos. De momento, esa recuperación económica no se percibe en las personas, ni en las familias ni en el mundo empresarial, entendida la empresa como es en esta región, fundamentalmente PYMES, y sigue asfixiada por la necesidad más acuciante que tiene, que es el crédito. Se está creciendo generando un empleo de baja calidad y con pocos derechos, muy inestable, precario, bajos salarios, parcial, a tiempo no completo y eventual y eso no es bueno porque hoy ya podemos hablar de salarios de pobreza, que no permiten a la gente salir de la situación en la que están, podemos hablar casi de salarios de subsidio. Afrontar esto en dos años es difícil porque no podemos dar a las personas que representamos buenas noticias y eso me apena bastante.
Cantabria cuenta con un altísimo porcentaje de contratos temporales, ¿qué medidas se deberían de adoptar?
El Gobierno va a tener una situación muy comprometida porque va a gestionar con una cuenta de resultados muy negativa. En cuatro años se ha multiplicado por 2,6, es decir, más del doble de la deuda existente. Van a tener la losa y la hipoteca de esta deuda pública detrás y va a ser muy complicado hacer políticas que permitan mejorar algunas de las situaciones, por lo que habrá que priorizar. Y, para nosotros, el Gobierno de Cantabria no debería de poner ni un solo euro para ayudar a empresas que no tengan el compromiso del mantenimiento del empleo y las ayudas o subvenciones tienen que ir vinculadas a empleo de calidad y con derechos. No se puede ayudar a una empresa que está haciendo contratos precarios y pervirtiendo el modelo de contrataciones laborales. No nos parece ético, debemos de exigir responsabilidad social.
Y, en segundo lugar, cualquier inyección de dinero público en el tejido empresarial tiene que venir con la condición de que cualquier empresa que reciba una ayuda se comprometa a devolverla si deslocaliza, si se va o cierra. Que no pase lo de hoy, ya que se ha ayudado con dinero de los ciudadanos a empresas que se han marchado y se han llevado el dinero.
Pero para ello se deberían de cambiar o adoptar otras medidas.
Cuando se pone encima de la mesa un proyecto industrial, tiene que estar muy avalado y muy estudiado, no se pueden hacer experimentos. Hay ejemplos muy notables y recientes, como es el caso de Nestor Martin, en el que había que resolver el cierre de Teka y recolocar a los empleados y no se estudió. La prueba más evidente es que después de pasado el tiempo, se prestó un dinero, aparte del de los trabajadores, para capitalizar aquello y mira lo que ha ocurrido. Esto es debido a que ese proyecto industrial no estaba bien estudiado, tenía mercados muy comprometidos porque competía con otra empresa que teníamos en la región, como es Argón. Y luego resultó que ese proyecto no tenía marca, no tenía patente. Esto es una responsabilidad de los gestores públicos que han dado un dinero de los ciudadanos para un proyecto que, desde el primer momento, estaba llamado al fracaso como así ha ocurrido.
En la reunión que han mantenido con el Ayuntamiento de Santander, han comunicado que no se unirán al Pacto Territorial por el Empleo, ¿cuáles son los motivos?
El principal es porque aquel pacto que hizo el alcalde e Ignacio Diego estaba pensado más con la cabeza puesta en las elecciones, que en el problema real del empleo y de lo que se trataba era de hacerse una foto con mucha gente, pero las organizaciones más importantes, como son los sindicatos, no estábamos. Y, en segundo lugar, que De la Serna nos llamó 20 días antes de las elecciones de mayo para firmar un acuerdo en el que no habíamos participado.
El Ayuntamiento tampoco hace un gran esfuerzo para un plan de empleo, proponen unas medidas que las tienen que financiar el Gobierno regional, la Unión Europea o el Gobierno de España, por lo que no hace ningún esfuerzo presupuestario por el empelo y para ser mediadores de recursos de otras instituciones, ya estamos nosotros y no tendría sentido un pacto. Además, ya sólo el nombre de Pacto Territorial es un aire de grandeza del alcalde. Cuando se privatiza un servicio público se está llamando a la puerta de la precariedad y es lo que está haciendo el Ayuntamiento de Santander.
¿Qué medidas se van a poner en práctica en las áreas de responsabilidad social corporativa y de formación?
Es una idea que salió de la reunión con el Ayuntamiento y nos referimos a la responsabilidad social de las empresas. En la Unión Europea hay un libro verde para ese tipo de materias, que hace llevar a las empresas la responsabilidad en materia de transparencia, medioambiental y social y pasa por cumplir una serie de normas que van más allá de la ética. Nos interesa que las empresas de Cantabria puedan añadir a su producto, a su proceso industrial o a sus servicios ese sello de calidad que sería la responsabilidad social, porque es un valor añadido de calidad, de comportamiento ético, lo que hace que sean más competitivas.
¿Cuál ha sido la relación de CCOO con el ya anterior Gobierno Regional?
Para CCOO es difícil poner en un papel lo que ha hecho bien el PP, en términos de las relaciones que hemos tenido. Hizo bien una cosa, pero nos engañó. Nada más llegar al Gobierno en 2011 anunció más grado de participación en la toma de decisiones. Ofreció un pacto de legislatura a las organizaciones sindicales, pero fue un engaño porque al día siguiente de firmar aquel pacto ya lo incumplió. Han pasado casi 4 años de sequía en diálogo social. Yo sólo llevo dos años, pero me he visto una sola vez con Ignacio Diego y fue para conocernos, ya que me dejó claro que no iba a haber diálogo social. Ignacio Diego ha sido una persona que pasará a la historia por ser el responsable político más refractario contra el diálogo social.
Además, hemos polemizado con él en muchas cosas. No nos gustó el contrato de colaboración público-privada en las obras de Valdecilla, tenían que haber presionado más al Gobierno de España y no hipotecar a los ciudadanos de Cantabria por 20 años. Y en cuanto a la política industrial, es más débil que cuando entraron, hay más desigualdad, las consecuencias de las reformas laborales han sido desastrosas y la renta per cápita ha bajado, por lo que le pongo un cero. Y no sólo por la política que se ha practicado, sino porque la forma de gobernar ha sido peor. Ignacio Diego ha sido un prepotente y excesivamente soberbio y eso no puede estar en la agenda de un dirigente público.
Está a punto de constituirse el nuevo Gobierno, ¿qué espera que ocurra?
En mi opinión, va a haber una cosa interesante y es que el Parlamento está más abierto, lo que va a fomentar la cultura de negociación del acuerdo y del pacto, además del diálogo, y eso siempre es bueno. Una sociedad que negocia y que acuerda, es una sociedad que progresa y yo creo que es el cambio más importante que ha habido en estas elecciones. Desde Comisiones Obreras vamos a plantear al nuevo Gobierno que tiene que haber un pacto industrial de largo recorrido. Si queremos hacer una región competitiva con mayor fortaleza industrial tenemos que pensar en un plazo de 15-20 años. Y a su lado tiene que haber una política pública en materia energética. También vamos a plantear la creación de un observatorio público con gente de la universidad, empresas, organizaciones sociales, la CEOE, los sindicatos y un Gobierno que esté constantemente viendo qué mercados se abren, cuáles son los desafíos en materia de competitividad para los productos, qué tecnología punta hay, es decir, cuál es lo que podemos hacer teniendo en cuenta que Cantabria cuenta ya con una industria instalada y madura. Esto será muy interesante para saber qué empresa debe transformase, a cuál debemos ayudar para que se adapte al cambio tecnológico e invertir en el tema energético, ya que es fundamental, como poner en marcha el proyecto eólico y generar energía en el mar.
En cuanto a los dirigentes, ¿espera una mayor cercanía con los ciudadanos?
El Gobierno tiene que ser más cercano con los ciudadanos y los políticos más próximos a la gente, tienen que intentar resolver los problemas que les surgen. Necesitarán más tiempo y vamos a ser comprensivos, porque la situación es complicada y delicada, pero vamos a ser exigentes, vamos a ver qué proponen, aunque no vamos a pedir lo imposible porque no está al alcance de nadie y sería demagógico, por lo que vamos a marcar prioridades. Y la primera va a ser la desigualdad, que es consecuencia de la pérdida de empleo. La tendencia de contratos temporales hay que romperla porque sino de aquí a 20 años la mayor parte del empleo será inestable y precario y la gente no tendrá carreras laborales y eso se traduce también en la las pensiones de jubilación. Por lo que la segunda prioridad va a ser el empleo con derechos y de calidad.
Además, antes de las elecciones tuvimos una reunión con Miguel Ángel Revilla y Eva Díaz Tezanos y coincidimos en el diagnóstico de la situación y se han comprometido a restablecer el diálogo social y las instituciones de participación que Ignacio diego eliminó, como son el Consejo Económico Social, el Consejo de la Mujer y de la Juventud.