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ENTREVISTA Compositor, cantante y actor

Coque Malla: “No soy nostálgico ni creo que el pasado sirva para hacer cosas que te hagan sentir vivo como artista”

Coque Malla (Madrid, 1969) es un músico y actor que va a cumplir 40 años sobre los escenarios –o los platós, que de todo hay en su vida–, pero siempre con la vista por delante. El que fuera líder de Los Ronaldos y cantante en solitario durante más de dos décadas, no se reconoce como un nostálgico de sí mismo y prefiere desenvolverse pensando en el presente y en el futuro, disco a disco, gira a gira, arropado por un público fiel, aunque el mundo de la música apenas se parezca al de sus inicios.

Como él mismo cuenta, si antes era conocido por salir en los medios de comunicación aunque los conciertos no se llenaran siempre, ahora ocurre lo contrario: entradas agotadas en vivo y música con cuentagotas en los grandes medios. No piensa bien de los criterios musicales que las principales cadenas de difusión aplican para el gran público y, por eso, tal vez, parezca dejarle perplejo que el público reaccione con una asistencia masiva, no solo a sus conciertos, sino a la inmensa mayoría. Coque Malla volverá a comprobarlo una vez más cuando su gira 'Aunque estemos muertos' recale este 29 de junio en Torrelavega, dentro de una nueva edición del festival Música en Grande.

¿Qué se encuentra el público que acude a sus conciertos?

El show me coge ya con una banda bien engrasada, con muchas ganas de tocar tras un parón de invierno y estamos como leones enjaulados. Estamos haciendo una gira estupenda, un show de Coque Malla con canciones de todas las épocas, muy sano.

La música es mi vida y en el escenario es donde más tranquilo y a gusto me siento, mejor que en el estudio. En el estudio sufro mucho si no consigo lo que me propongo, pero en el escenario me siento libre y seguro

¿Cómo sobrelleva las giras?

Quizá alguien de fuera pueda pensar que es una locura, pero a mí me parece que las giras son mi estado natural y cuando más feliz soy. Con la furgoneta, con la banda... y la recompensa final del escenario. La música es mi vida y en el escenario es donde más tranquilo y a gusto me siento, mejor que en el estudio.

¿Se siente más cómodo en el escenario que en el estudio, entonces?

Con Andrés Calamaro lo he hablado a veces. Creo que Andrés es al revés que yo y es el estudio lo que le gusta porque es más productivo. También pasa con Iván Ferreiro, que está más a gusto en el estudio. Yo no. En el estudio sufro mucho si no consigo lo que me propongo. Luego, cuando ha pasado el proceso creativo y escucho el disco, hay un clic donde me digo: 'Esto es lo que quiero'. Pero en el escenario me siento libre y seguro.

¿Tal vez sea porque usted es un perfeccionista a la hora de trabajar en el estudio?

Hay una parte de mí muy controladora, sí, muy perfeccionista, que voy corrigiendo con el tiempo, pero no la consigo domar del todo. Hay una duda intrínseca en todo artista, vivimos en la duda. Tenemos que llevar al terreno de lo seguro algo que es intangible y abstracto, y esa traducción es lo que cuesta. Soy un traductor entre el mundo de la creatividad y el público, que necesita entenderlo.

¿Consigue siempre trasladar al disco lo que tiene en la cabeza?

No es mi objetivo sacar lo que tengo en la cabeza. En el proceso de grabación a veces se transforman las cosas que tenía uno en mente o aparecen cosas de otros, de los músicos o el productor, por ejemplo; el proceso a veces destruye tu idea preconcebida y se genera otra y eso es fantástico. Y es el lo que hay que hacer: no constreñir el proceso por lo preconcebido.

'Aunque estemos muertos' es el nombre de su último disco y de su gira. Mentar a la muerte, ¿tiene algún significado ahora para usted?

Ni el disco ni la gira nacen por un interés por la muerte, más bien es un sentimiento más, una pulsión. Las letras están escritas desde las ideas y los sentimientos que afloran en una determinada época que a todos nos llega antes o después. Tener conciencia de que todo se acaba es duro decirlo y gestionarlo, pero es la vida. Es una de las columnas vertebrales. Cuando eres joven no se pone delante, pero, a una determinada edad o en circunstancias puntuales como la paternidad, el fallecimiento de mis padres o la pandemia, se nos pone a todos la fragilidad por delante. Lo tenía en la cabeza y así ha salido.

Tiene una dilatada trayectoria discográfica con 'Los Ronaldos', en solitario, junto a otros artistas, con discos homenaje como el de Rubén Blades, bandas sonoras de películas... ¿Es de los que mira siempre adelante o le puede la nostalgia?

No soy nostálgico y procuro no caer en la nostalgia. No creo que el pasado sea un material con el que se puedan hacer cosas que te hagan sentir vivo como artista. A veces, sí. El año que viene tengo una gira con algo de nostálgico, pero también de celebración del presente. En ella habrá canciones del año 1, pero también del año 40, del pasado y del presente de mi carrera. Yo procuro siempre hacer discos mejores que los anteriores.

¿Qué está preparando ahora, sea cual sea el campo de acción?

Algo nuevo en forma de disco está muy lejano. Por ahora, tengo proyectos muy importantes y apetecibles que no tienen que ver con un disco nuevo. Este va a tardar mucho en llegar porque hay tres proyectos grandes a la cola. Uno de ellos es una gira el año que viene por mis 40 años en los escenarios. Lo celebraremos en Madrid, Sevilla, Barcelona, Valencia y Bilbao. Especial será el concierto en Madrid, va a ser muy emocionante y va a contar con muchos invitados. Y luego estaremos todo el año de gira. Y cuando acabe, vendrá otro proyecto que tiene relación con la música, pero del que no puedo hablar porque no es mío, yo soy parte de él. Y en 2027 habrá otro proyecto más del que no puedo hablar tampoco.

¿Hacia dónde evoluciona su música?

No me hago ese tipo de análisis, eso se lo dejo a la gente o a los analistas, a los críticos. No me paro a pensar en ello, porque dedico mi tiempo a trabajar, a hacer canciones, al próximo show... Supongo que he evolucionado... tampoco necesariamente hacia adelante, sino en distintas direcciones. Se trata de un viaje.

Acaba de estrenarse el film 'Buscando a Coque'. ¿Qué peso tiene el cine en su carrera como artista? ¿Hasta qué punto sus padres, ambos actores, han influido en su trayectoria?

Es algo que queda impreso en el subconsciente porque fui un niño que se crió en los teatros. Mi hermano y yo nos pasábamos la vida entre bambalinas, de gira, con amigos actores, con escenografías, con luces... eso te marca, te cría. Mi escuela han sido los teatros. Miguel [por su hermano] tenía claro que quería ser músico. Yo sí que sentía la atracción, hasta que cogí una guitarra. Hay muchas cosas que suceden cuando subes a un escenario, aunque también es distinto cuando lo haces con una banda.

Usted es un cantante de éxito, han hecho documentales sobre su persona y su figura y recibe premios como los Goya o los Max. ¿Qué es el éxito para usted?

Son emocionantes los premios porque está toda la profesión y así lo he sentido con la esperanza, la fe y la energía de que esos premios funcionan. Todo espectáculo tiene que tener una noche, no es cuestión de ego, sino que le viene bien tener una noche. Cuando estaba ahí sentado [acaba de recibir hace unos días el Premio Productor del Año de la Academia de la Música, compartido con José Nortes] con cinco nominaciones y me dieron la de productor me sentí muy orgulloso y fue una noche fantástica.

¿Y la fama?

La fama... Tengo una fama muy cómoda, estupenda, muy sana, porque puedo ir tranquilo por la calle (a veces me piden un autógrafo), puedo vivir una vida perfectamente normal y luego voy a mis conciertos y están llenos. En otra época fue al revés, con un grupo [por Los Ronaldos] muy popular, que aparecía en la televisión cuando había música (es una faena que ya no exista), pero mis conciertos estaban vacíos. Ahora no soy tan popular pero luego mis conciertos tienen las entradas agotadas. La fama que tengo ahora es mucho más sana y placentera que la de entonces.

Ahora no soy tan popular como antes pero mis conciertos tienen las entradas agotadas. La fama que tengo ahora es mucho más sana y placentera que la de entonces

¿En qué estado se encuentra la música en España?

Industrialmente, es un momento, que me corrijan los que saben, en números que es apabullante. Por más que las discográficas digan que no ganan dinero con nosotros, no lo creo. Se ha recolocado la industria, la forma de llegar al público y sacar rédito, y vivimos un momento espectacular. Todo el mundo está todo el rato consumiendo música y conciertos. La asistencia a los conciertos es de locos. Taylor Swift tiene una popularidad como impostada haciendo tres 'bernabéus'. Quien era como ella en los 80, Madonna, por ejemplo, llenaba un Calderón de milagro. Y esto se extiende a todos. El consumo y la asistencia son de locos.

¿Y en el plano artístico?

Artísticamente, hay una explosión de creatividad brutal y no llega a las radios comerciales o la televisión. La música que se escucha es terrorífica. Una cosa es la música que se proyecta masivamente y otra la que se hace y las dos no coinciden. Como en toda época, sigue habiendo genialidades. Siempre va a haber un genio, gente con talento, pero el momento social no amplifica el genio, sino otro tipo de fenómeno, no musical.

¿Qué artistas o grupos le interesan personalmente?

Estoy muy colgado con un grupo curtido pero totalmente a la vanguardia que es The Smile, paralelo a Radiohead, con Thom Yorke, que está arrasando además y estoy muy enganchado a ellos. Y en España sigo con interés a Santero y Los Muchachos, valencianos ellos y fantásticos.

¿Cree que el artista debe implicarse en lo que ocurre en la sociedad o mantenerse al margen?

El artista tiene que hacer lo que le dé la gana. Lo que le apetezca. Ni una cosa ni la otra. No creo que cuando das tu opinión sobre un asunto político te tengan que decir 'dedícate a lo tuyo que es cantar', y no es así porque todos tenemos derecho a expresar una opinión, pero tampoco creo que el artista esté obligado a pronunciarse. Un artista tiene que tener el derecho y la libertad de opinar.