Ninguna tragedia es concebible en solitario, llovida del cielo. Es más, la soledad es imposible: está poblada de fantasmas
Cualquier investigación social no es más que una red de preguntas y respuestas, tejida a través de los testimonios de numerosos cómplices, protagonistas y colaboradores. Esta crónica propone un pequeño itinerario personal por un mapa incierto, repleto de caminos e interrogantes de diversa longitud y dificultad. He recorrido todos ellos de forma intuitiva, interesado en explorar los “significados” profundos que los “hechos” acostumbran a ocultar en su interior. Por eso, la geografía que propongo está construida a base de fragmentos hallados en múltiples fuentes que han ido dejando un rastro de marcas y huellas de lo acontecido en aquel breve, ilusionante y dramático tiempo.
La gestación de la Cantabria republicana supuso un periodo de cambios acelerados y proyectos disruptivos que acabaron en una dolorosa fractura social. Esta publicación trata, a partir de una selección amplia y plural de fuentes documentales, de rehacer una parte del puzzle vital y emocional de quienes vivieron en primera persona aquella etapa acelerada y convulsa (qué pensaban, qué hacían y dónde estaban cuando sucedieron determinados hechos).
Elaborado a partir de experiencias, intereses, posiciones y explicaciones públicas, 'Cantabria. Voces de la República y la guerra civil' trata de unir rigor documental y textura dramática para dotar de interés divulgativo a los acontecimientos que sucedieron. Y procura hacerlo enlazando hitos políticos, sociales, económicos y culturales, con memorias, escritos, e imágenes vinculados al contexto de aquel momento. El resultado es una selección de más de 300 textos, noticias de prensa y documentos históricos, en diálogo con unas 550 fotografías e ilustraciones de la época; muchas de ellas inéditas y rescatadas de archivos y colecciones privadas para ser mostradas por vez primera en esta crónica trepidante.
Este mapa no pretende reescribir nada. Tampoco producir o revelar verdades ocultas; más bien apuesta por mirar lo que no se quería o no se sabía ver, para reproducir el disenso y la pluralidad de voces que coexistían en Cantabria y que, en muchas ocasiones, han permanecido celosamente guardadas, tal y como siempre se ha hecho con los “fantasmas familiares” que se vuelven incómodos y poco manejables.
Aseguraba T.S. Eliot que “si uno puede realmente penetrar en la vida de otra época, está penetrando en la propia vida”, por eso, más allá del hegemónico discurso “circulante”, me parece muy saludable desentrañar los relatos y las contra-historias que siguen emergiendo desde nuestro pasado, y que necesitan de un contexto plural para su comprensión. Memorias subalternas, secundarias, olvidadas, filtradas, cuando no manipuladas o, directamente despreciadas…
Toda vida contiene, de algún modo, su propia época, y fueron muchas las biografías truncadas en una región que se dividió prácticamente por la mitad entre vencedores y perdedores. La derrota de estos últimos se consolidó bajo capas de un sólido silencio que hizo, de su dolor y de su perdida, un ejercicio íntimo de dignidad y resistencia, en un contexto social de hostilidad cotidiana.
Para una construcción histórica sincera es necesario crear dispositivos horizontales de la mayor pluralidad. Para ello, la memoria oral y los archivos son una excelente materia prima. Desmontar la plantilla del relato tradicional y realizar una construcción más horizontal necesita contar con el máximo número de voces y actores implicados. Nuestra historia regional ha estado dominada por las justificaciones y acomodos de quienes vencieron. Mucha gente sufrió y murió en cada bando para que nosotros, hoy, podamos construir un relato poliédrico, verosímil y alejado de las explicaciones rotundas y cerradas que no admiten dudas o debates, y cuyo propósito es, siempre, la adhesión acrítica y la emoción ignorante.