La organización Asamblea de Mujeres de Cantabria ha cedido parte de su archivo a Desmemoriados para que sea digitalizado, procesado y puesto a disposición del público para su consulta. El material cedido da lugar a la historia del feminismo en Cantabria enfocada desde una organización, Asamblea de Mujeres, y de las mujeres que la fundaron con todas sus reivindicaciones, en aquellos años -como hoy- mal entendidas, incomprendidas o sencillamente ignoradas.
El movimiento feminista en España se empezó a organizar a la muerte del dictador asociado a partidos de izquierda: PSOE, Partido Comunista, Partido del Trabajo, Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). Estos partidos políticos, a diferencia de los partidos liberales y demócrata-cristianos, reconocían las demandas de los grupos feministas: plena igualdad entre los sexos en el ámbito jurídico, laboral y familiar, así como la creación de ciertos servicios colectivos que permitieran “sociabilizar” el trabajo doméstico. Las diferencias de carácter teórico, la diversidad geográfica y política determinaron la proliferación de diferentes asociaciones feministas.
En este contexto, Asamblea de Mujeres nació el 8 marzo de 1980 con la intención de poner en marcha un organismo unitario (mujeres de distintas ideologías), asambleario y autónomo (de partidos, de instituciones, de gobiernos y de los hombres). Se trataba de crear un espacio propio desde el que despertar conciencias, reivindicar y denunciar las discriminaciones que sufrían las mujeres por el hecho de serlo en un mundo de hombres.
Un año más tarde, el 6 de agosto de 1981, se celebraron las Jornadas Feministas en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander, al que acudieron organizaciones feministas de todas las regiones y favoreció los contactos y las ideas. En dichas Jornadas, según el diario El País, lo que se sigue denunciado es la “marginación, discriminación, opresión y explotación… instaladas en la propia legislación o en instituciones básicas como el matrimonio y la familia”. Las jornadas contaron con mujeres de todos los ámbitos: Carmela García Moreno (UCD), Gloria Fuertes, Cristina Alberdi (PSOE), Cristina Almeida, Lidia Flacón, Carmen Mestre, Judith Astelarra…
Según los documentos digitalizados, puede verse que los primeros años trabajan sobre tres ejes: 1) Consolidar y extender la organización; 2) profundizar en debates internos y avanzar en la conciencia feminista; y, 3) intervenir en la sociedad cántabra con mensajes y reivindicaciones.
La conciencia feminista de la Asamblea de Mujeres pasa por muchos temas: dicotomía sexualidad/reproducción, ley del divorcio, derecho al aborto libre y gratuito, violencia hacia las mujeres, derecho al trabajo y en igualdad de condiciones, educación no sexista, lucha por la paz… desde diferentes opciones personales e ideológicas, pero bajo la premisa de no hacer separaciones entre lo privado y lo público, puesto que ambas esferas tenían un claro carácter político. Es decir, “lo personal es político”, como aparece manuscrito en uno de los documentos.
Toda reivindicación pasa por acciones e intervenciones que aparecen en la documentación digitalizada: autoinculpaciones por aborto, campañas de educación sobre sexualidad, violencia contra las mujeres, lenguaje inclusivo o contra juguetes bélicos; charlas; debates; y salir cuando fuera necesario y urgente (agresiones, asesinatos, por ejemplo) y todos los 8 de marzo.
La organización Asamblea de Mujeres de Cantabria ha cedido parte de su archivo a Desmemoriados para que sea digitalizado, procesado y puesto a disposición del público para su consulta. El material cedido da lugar a la historia del feminismo en Cantabria enfocada desde una organización, Asamblea de Mujeres, y de las mujeres que la fundaron con todas sus reivindicaciones, en aquellos años -como hoy- mal entendidas, incomprendidas o sencillamente ignoradas.
El movimiento feminista en España se empezó a organizar a la muerte del dictador asociado a partidos de izquierda: PSOE, Partido Comunista, Partido del Trabajo, Organización Revolucionaria de Trabajadores (ORT). Estos partidos políticos, a diferencia de los partidos liberales y demócrata-cristianos, reconocían las demandas de los grupos feministas: plena igualdad entre los sexos en el ámbito jurídico, laboral y familiar, así como la creación de ciertos servicios colectivos que permitieran “sociabilizar” el trabajo doméstico. Las diferencias de carácter teórico, la diversidad geográfica y política determinaron la proliferación de diferentes asociaciones feministas.