El miércoles 14 de diciembre de 1988 se convocó una huelga general por los grandes sindicatos, Comisiones Obreras y UGT, debido a la reforma laboral que pretendía hacer el gobierno del PSOE, en aquel momento presidido por Felipe González, y en el que presentaba un 'Plan de empleo juvenil' que estaba destinado a jóvenes entre 16 y 25 años, y en el que se preveía un salario mínimo interprofesional e importantes exenciones en la Seguridad Social para los empresarios, abriendo paso con ello a la precariedad laboral.
El 14D se convirtió en una movilización general debido al descontento social que existía contra la política económica del Gobierno. Fue la huelga más secundada de la democracia. Más de ocho millones de trabajadores se adhirieron al paro general, el 90% de la población activa. Tras la huelga, la reforma fue retirada y el Gobierno “percibió el mensaje”, aunque en las siguientes elecciones revalidó su mayoría absoluta.
En Cantabria la huelga se llevó a cabo con normalidad y, según datos que ofreció el Diario Montañés, fue secundada por el 90% de la población. A las seis de la tarde, partió una manifestación desde el edificio de Ministerios, recorriendo todo el centro de Santander hasta la Plaza de las Farolas. Asistieron 20.000 personas. La foto que corresponde a nuestro 'Documento del mes' es del masivo piquete que recorrió las calles de la capital cántabra esa mañana.
El miércoles 14 de diciembre de 1988 se convocó una huelga general por los grandes sindicatos, Comisiones Obreras y UGT, debido a la reforma laboral que pretendía hacer el gobierno del PSOE, en aquel momento presidido por Felipe González, y en el que presentaba un 'Plan de empleo juvenil' que estaba destinado a jóvenes entre 16 y 25 años, y en el que se preveía un salario mínimo interprofesional e importantes exenciones en la Seguridad Social para los empresarios, abriendo paso con ello a la precariedad laboral.
El 14D se convirtió en una movilización general debido al descontento social que existía contra la política económica del Gobierno. Fue la huelga más secundada de la democracia. Más de ocho millones de trabajadores se adhirieron al paro general, el 90% de la población activa. Tras la huelga, la reforma fue retirada y el Gobierno “percibió el mensaje”, aunque en las siguientes elecciones revalidó su mayoría absoluta.