Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.

La Guardia Civil no detuvo al acusado del doble crimen de Liaño y le citó al día siguiente porque “por las mañanas hay más personal” en el cuartel de Astillero

Escenario del doble crimen de Liaño.

Olga Agüero

Santander —

0

El juicio que ha comenzado esta semana contra el presunto asesino de Eva Jaular y su hija de once meses de edad, que tuvo lugar en diciembre del año 2021 en la localidad cántabra de Liaño, ha tratado de responder a una de las preguntas más controvertidas de todo el suceso: por qué no se detuvo a la expareja de la víctima, José Reñones, cuando se saltó la orden de alejamiento que tenía por violencia machista y una patrulla de la Guardia Civil acudió a sacarle de la casa en la que vivían la mujer asesinada y su hija.

El sargento de la Guardia Civil encargado del caso del doble crimen de Liaño ha justificado ante el tribunal que en lugar de detenerle se le citó al día siguiente en el cuartel de Astillero porque por las mañanas “hay más personal” en las dependencias y por las tardes cuentan con “solo un componente”. A continuación ha precisado que aunque trabajen por turnos (él estaba a punto de finalizar el suyo ese día, a las 15.00 horas), los guardias civiles están “24 horas de servicio”, de ahí que pidiera a los agentes movilizados que le informasen de la situación, algo que, según ha dicho, hace “siempre”.

“Con los datos que yo tenía, consideré en que en ese momento no había riesgo para la víctima”, ha añadido. Los datos de los que disponía -según ha declarado- eran los mensajes de móvil que el sospechoso mostró a los guardias civiles que fueron a la casa de conversaciones con su excompañera sentimental y madre de la pequeña asesinada. A juicio del sargento -quien ha declarado como testigo- evidenciaban una “relación de afectividad” y “acercamiento” de la pareja, que supuestamente había retomado recientemente la convivencia.

Asimismo, ha añadido que había enseres del hombre “por toda la casa”, lo que denotaba a su juicio que “llevaba un tiempo” residiendo allí. No obstante, el Juzgado de Violencia de sobre la Mujer número 1 de Santander había dictado una orden de protección que le prohibía comunicar y acercarse a la mujer. La medida cautelar de alejamiento estaba en vigor cuando se produjo el crimen. Además, previamente, en 2017 y 2019 había sido condenado por violencia de género. Así, teniendo en cuenta estos antecedentes, el sargento ha admitido a preguntas de las acusaciones particulares y popular (que ejercen familiares de las fallecidas y el Gobierno de Cantabria) que sí podía haber “riesgo bajo”.

Además, el sargento destinado al puesto de Pedreña pero que desempeñaba funciones en el de Astillero, con 22 años de servicio y experiencia en asuntos de violencia de género, ha afirmado que conocía al sospechoso porque habían sido “compañeros de colegio”. Además, mes y medio antes de lo ocurrido había instruido diligencias contra él por un delito de violencia de género que desembocó en la citada orden de alejamiento. En este sentido, ha precisado que no eran “amigos”.

Ninguno de los tres guardias civiles que intervinieron en el suceso horas antes del doble crimen de Liaño detuvo al acusado pese a haber incumplido la orden de alejamiento hacia Eva Jaular y su hija. Dos de ellos acudieron esa tarde al domicilio de la víctima, expulsaron al acusado de la vivienda y le citaron para comparecer en el cuartel al día siguiente por la mañana, cuando había más personal. Los tres agentes fueron sancionados internamente por la Guardia Civil por incumplir el protocolo, una sanción disciplinaria, calificada como falta grave, sin responsabilidad penal que derivó en una suspensión temporal de empleo y sueldo.

Tiempo prudencial

Sobre esta actuación, el sargento ha asegurado durante su declaración en el juicio que sus subordinados se quedaron en la zona “un tiempo prudencial” de unos 20 minutos hasta que el sospechoso se alejó. Aunque una vecina de las víctimas que testificó en la primera jornada del juicio celebrada este pasado lunes aseveró que solo permanecieron “dos minutos” en el lugar. Esta mujer observó después al acusado regresar y entrar en la casa.

Aunque el protocolo en estos casos establece una segunda vuelta de inspección, el sargento ha contestado: “Yo no lo ordené. No sé si lo hicieron”. Por último, ha explicado que cuando el acusado se presentó al día siguiente en el cuartel vestía pijama, chándal y aspecto “desaliñado”. En su opinión, estaba “tranquilo”, “no se alteró” ni mostró “emoción”, tan solo le vio “compungido” ante la insistencia de los efectivos de la Guardia Civil por el paradero de su pareja e hija, a los que negó saber dónde estaban ni aportó datos que ayudaran a localizarlas. Tampoco denunció su desaparición.

Recibieron una orden que llevaron a cabo

En el juicio también ha declarado uno de los dos agentes de la patrulla personada en Liaño a petición de la mujer para que desalojaran al acusado de su vivienda. Una vez dentro, encontraron al denunciado “adormilado” y “sorprendido” de la presencia de los agentes, mientras que la casa estaba “bastante desordenada” y “sucia”. “El ambiente era un poco caótico”, ha expresado este testigo, antes de señalar que al ordenarle que abandonara el lugar pidió hablar por teléfono con el sargento, que fue quien resolvió que se le citara al día siguiente en el cuartel. Así, ellos recibieron “una orden y la llevamos a cabo”, ha dicho.

Sobre el tiempo que permanecieron en la zona, ha coincidido con su superior en que estuvieron “un tiempo prudencial”, que ha calculado en unos “20 o 25 minutos”. “No lo cronometramos de reloj, pero es el tiempo que estuvimos”, ha sentenciado ante la insistencia de las partes.

A continuación, ha indicado que no regresaron al lugar porque no valoraron la “tentación” de que fuera a volver el sospechoso, a pesar de que desconocían si tenía a dónde ir, ni tampoco le llamaron. Y cuando sobre las 18.30 horas telefonearon desde el cuartel a la mujer para que pusiera la denuncia, ya no contestó.

A la mañana siguiente, de regreso a la casa tras alertar los familiares de la desaparición de madre e hija, los agentes que habían estado la tarde anterior encontraron “bastantes objetos destrozados”, especialmente enseres del bebé, como la cuna, e iniciaron la correspondiente búsqueda. Los cuerpos fueron hallados por otros compañeros suyos sobre las 15.00 horas.

Etiquetas
He visto un error
stats