Christina Rosenvinge es recordada por mucha gente como la cantante que interpretaba '¡Chas! Y aparezco a tu lado', una canción que a finales de la década de los 80 se convirtió en un auténtico éxito. Pero lo cierto es que su trayectoria musical es muchísimo más que eso y habla por sí sola. Con nueve discos de estudio publicados como solista y otros muchos de sus diferentes etapas en formaciones anteriores, la cantautora de ascendencia danesa se ha ganado a pulso ocupar la posición de respeto y admiración que ostenta dentro de la música no comercial.
Con 'Lo nuestro', su último disco, se sumergió en un sonido más experimental, lo que demuestra que el aprendizaje y la evolución son claves para la salud musical de un artista. Con motivo de su actuación este viernes, a las 21.00 horas, en Escenario Santander, eldiario.es ha hablado con ella para conocer más sobre su particular y apasionada forma de entender la profesión.
Acaba de volver de México y Colombia. ¿Ha tenido una buena acogida?
Muy buena, México es muy interesante. He ido poco, así que tengo una base de seguidores pequeña, pero muy entusiasta. En Colombia, en cambio, he tocado en un festival grande, porque ahí sí que hubo discos míos de los 90 que fueron muy populares. Fue muy emocionante, porque las nuevas generaciones habían oído esas canciones con sus padres y la gente se las sabía de memoria. Así que fue muy bonito, pero al mismo tiempo están muy al tanto de los últimos discos que he hecho. Ha sido muy gratificante.
Hay músicos que se sienten más queridos en otro países que en el suyo propio. ¿Alguna vez se ha sentido así?
No, yo me siento muy querida en España. Lo que pasa es que el público reacciona de formas distintas en cada sitio. Los españoles son más cohibidos y los latinoamericanos son más entusiastas, sobre todo los mexicanos. Eso es muy bonito, porque no hay ataduras para la pasión y resulta muy divertido cuando estás tocando.
Alguna vez ha hablado de su admiración por los músicos norteamericanos y su capacidad para innovar y salir de su zona de confort. ¿Hace usted lo mismo??
Lo he hecho en toda mi carrera en general. Trabajo bajo premisas más artísticas que comerciales. Lo que a ratos ha sido muy duro, mucho. Pero yo creo que, en definitiva, no estaba tan equivocada, porque gracias a eso no me he quemado ni me he quedado atrás.
¿Eso se percibe mejor en su último disco, 'Lo nuestro'?
En cada disco he asumido algún riesgo. Pero asumir riesgos no significa que piense en gustar a mucha gente, sino hacer algo interesante y que proponga ideas nuevas.
¿La innovación es premeditada o es parte de su evolución como cantautora?
Es mi forma de entender la música. Hay gente que tiene un carácter más clásico, les gusta hacer lo mismo cada vez mejor. Yo considero que hay que entender el tiempo en el que vives y que tu música debe ser una respuesta al tiempo en el que se hace.
¿Cómo se gestan sus canciones? ¿Cuál es la semilla?
Surgen de frases. Tengo un cuaderno donde voy escribiendo frases o reflexiones enteras, que vienen de sitios distintos: de conversaciones en la calle, de leer el periódico, de entrevistas, de la lectura... Pero fundamentalmente de lo que hablo y oigo en la calle. Entonces, en torno a eso elaboro unas teorías y van surgiendo ideas para letras. Musicalmente siempre estoy a la caza de melodías que me parezcan interesantes y luego intento congeniar una cosa con la otra.
El proceso compositivo, ¿es continuo?
No diría que totalmente continuo, porque para que tenga frutos no lo puedo hacer mientras hago otras cosas. Como realmente surge es con muchísimas horas de dedicación exclusiva, donde toda la energía esta focalizada en eso. Así que lo hago cuando estoy en mi casa, sola y sin mis hijos. Necesito soledad absoluta y varios días seguidos para que realmente el trabajo empiece a dar frutos. Así que tengo que poder llevar a cabo estos retiros de ermitaña para componer y, a veces, es muy difícil combinarlo.
Como solista está muy a gusto dentro de su estilo, siempre implementando melodías nuevas. ¿Qué mitos musicales han influido de forma determinante en su carrera?
Los mitos siempre son muy variados y van cambiando con el tiempo. Este año me ha gustado mucho el disco de Subjan Stevens, pero otros que ha hecho no me han gustando tanto...
¿Alguna mujer?
Las cosas en las que me fijo no me importa que vengan de hombres o mujeres. Para mí, el feminismo, precisamente, lo que trata es de borrar las fronteras del género. Mi postura feminista es precisamente no cuestionar el derecho a hacer lo que haces. En las letras de este disco, por ejemplo en 'La tejedora', sí que hago una reivindicación feminista, porque habla de la maternidad entendida como un sacrifico. Es un poco un canto en contra de esto, creo que tiene trasfondo. La canción no está generada por nada de lo que se dice, sino por una escultura de Louise Bourgeois, que tiene forma de araña -está en frente del Guggenheim- y se llama 'Mamá'. Esa reflexión que hace el artista sobre la maternidad es de donde he sacado yo esta canción.
¿Sus letras tienen más de la persona o de la compositora?
Para mí todo es uno. Soy un poco antena y un poco esponja [ríe]. Hay que saber traducir todo lo que ves y lo que sientes a un lenguaje musical.
¿Ve maltrecha la industria musical en España?
En estos momentos sí y para las nuevas generaciones está muy difícil. El cambio de modelo está perjudicando mucho a la gente que está haciendo música no comercial, así que hasta que se establezca un modelo más equitativo, está muy en entredicho la sostenibilidad de la música como sistema.
¿Diría que esta completamente satisfecha con su carrera musical o tiene alguna 'espinita' clavada?
Estoy muy contenta, en un momento muy dulce. Con una banda fantástica que toca como un prodigio y la verdad es que es un momento muy bueno, de entendimiento con el público. Aunque en este momento las cosas no son fáciles para nadie, es un momento vitalmente muy lleno y de plenitud.
¿Hasta dónde le llevará su trabajo próximamente?
Ahora estaré en Burgos y Santander y luego en el Sansan Festival 2016 de Gandía. Después, tengo algunas presentaciones y, entre otras cosas, una gira de conversaciones literarias entre músicos y poetas con Carlos Pardo en Córdoba. Mientras tanto escribo y reúno cosas.