El expresidente de Cantabria y secretario general del PRC, Miguel Ángel Revilla, cree que la actividad de la pareja de un presidente del Gobierno “debería someterse a algún tipo de control” o regulación, como ocurre en otros países como Estados Unidos o Francia, para evitar “suscitar recelo” o llevar a “cierta sospecha de tráfico de influencias”.
Revilla se ha pronunciado así este jueves y ha señalado que la mujer del presidente del Gobierno de España, Begoña Gómez, “tiene todo el derecho a trabajar” pero, con su actividad que le implica estar en contacto con empresarios, “suscita cierto recelo” y, a su juicio, es lo que ha hecho que “los partidos de la oposición entren a saco a ello”.
“No soy ningún machista”, ha asegurado Revilla en una rueda de prensa después de las críticas recibidas por haber afirmado el miércoles que, “en esta etapa”, Begoña Gómez podría haber estado “más volcada en las atenciones protocolarias de acompañar al marido”.
Unas críticas que llegaron hasta de la ministra de Igualdad, Ana Redondo, que en su cuenta de la red social X escribió: “Cientos de años de lucha no han sido suficientes a la vista de las declaraciones tan machistas e inaceptables del señor Revilla. Hay que seguir reafirmándonos en que sin igualdad de derechos y oportunidades no hay democracia”.
Revilla no sólo ha enfatizado que no es “ningún machista” sino que ha reivindicado que su partido, el PRC, que él mismo fundó, ha estado al lado de las mujeres “desde el primer momento y a iniciativa mía”. Así, ha ensalzado que los regionalistas “fuimos los primeros en institucionalizar algo que hoy es tan común como es el Día de la Mujer, donde hemos premiado a ganaderas, pescaderas, artistas, intelectuales, etcétera”.
“El PRC lleva en los genes la defensa de la mujer y jamás he dejado de asistir a una reivindicación a favor de ellas”, ha insistido Revilla, que ha explicado que lo que quiso expresar ayer es que es “muy complicado” que la esposa de un presidente del Gobierno mantenga una actividad privada porque puede suscitar “recelo”, como está siendo el caso, de que se desarrolle “sin influencias”.
“Tiene todo el derecho a trabajar. ¿Cómo no voy a estar de acuerdo con que trabaje? Pero el trabajo de una esposa del presidente hay que tener cuidado con ello, nada más”, ha dicho el expresidente cántabro que, además, ha considerado que “no es poco honor ni poco trabajo” acompañar al presidente en los múltiples viajes y recepciones que tiene en la agenda.
Al hilo de esto, ha señalado que en países como Estados Unidos o Francia existe una regulación para el papel de la primera dama o la mujer del presidente y ha considerado que podría hacerse en España y, con ello, “evitaríamos situaciones como ésta”. “¿Por qué no vamos a tenerla en España?”, se ha preguntado.
Y es que, en el caso de Begoña Gómez, ha indicado que, “con una actividad como la que tiene que, además ha crecido” desde la llegada de su marido, Pedro Sánchez, a la Moncloa, “suscita cierto recelo y da pie a que los partidos de la oposición entren a saco a ello”.
Así, ha incidido en que es “muy delicado” tener una actividad profesional privada como la suya, que “le obliga a tener contacto con empresarios”, porque puede llevar a “cierta sospecha de tráfico de influencias”.
“Esa actividad debería someterse a algún tipo de control”, ha apostillado, y ha reiterado la posibilidad de regular la actividad de la esposa o esposo de un presidente como ocurre con la de los diputados, que sólo pueden compaginar con “publicar libros, como es mi caso”.
Por otro lado, ha manifestado que el juez Juan Carlos Peinado está haciendo un instrucción “sospechosa” pero, aún así, ha señalado que “no hay que alarmarse porque la mujer del presidente se siente en el banquillo”. “Cuando se está en política hay que estar a las duras y a las maduras y es normal sentarse en el banquillo. Yo lo he estado y muchísima gente”, ha concluido.