Joaquín Gómez Gómez (Mazcuerras, 1955) ha sido maestro y sindicalista y en la actualidad está inmerso plenamente en la política como presidente del Parlamento de Cantabria y como uno de los dirigentes socialistas que ha fraguado el pacto de gobernalidad de la nueva legislatura en Cantabria. El exalcalde de Bezana tiene por lo tanto dos voces: una institucional y otra más política. Como presidente del Parlamento desea abrirlo más a la sociedad, como político socialista se muestra partidario de que los militantes elijan secretario general, lamenta que el actual pacto haya fallado en algunos municipios y cuestiona que las anteriores direcciones socialistas hicieran presidente al regionalista Miguel Ángel Revilla cuando el PSOE era el partido mayoritario.
¿Le ha costado el tránsito de la política municipal a la Presidencia del Parlamento?
Yo soy un enamorado de la política municipal y me encanta el trato directo con los vecinos. De hecho, en Bezana, que es el séptimo municipio de la región, pusimos en práctica un modelo de visitas por los pueblos del municipio cada seis meses y también los concejos vecinales como una forma de comunicarnos con los vecinos. Yo creo que es muy sano porque es el contacto directo. La política municipal es la más dura pero también la más gratificante y la que más posibilidades tiene de hacer cosas y más inmediatas con el vecino. Eres alcalde las 24 horas del día.
Antes de asumir la Presidencia estuvo usted entre los negociadores socialistas del pacto de gobierno...
Sí, fui uno de los cuatro que negoció.
¿Qué sensación le reportó el pacto? ¿Se pudo sacar más?
Toda negociación conlleva un tira y afloja. Yo vengo del mundo sindical y tengo experiencia en negociar muchos convenios en sectores complicados. En este caso, había dos partidos, uno de ámbito nacional y otro regional. El Partido Socialista es un partido eminentemente municipalista. Nuestro principal objetivo eran los municipios. Del mismo modo que el Partido Regionalista planteaba unas exigencias en el ámbito nacional, que se ha trasladado al apoyo del diputado regionalista [José María Mazón] en la investidura fallida de Pedro Sánchez. Nosotros teníamos muy claro que no podíamos dejar atrás los municipios y que lo que pactáramos se trasladara a todos los municipios, que en el caso de los regionalistas es más complicado porque ellos tienen libertad de voto en los ayuntamientos. Nos ha pasado [por el incumplimiento del pacto] en Los Corrales, que nos ha dolido mucho, o en Liendo, en donde teníamos cuatro concejales, el PRC tenía un único concejal y el PP lo ha hecho alcalde. Nosotros no entramos en ese juego porque entendemos que la democracia tiene que ser seria.
Ahora se abre un horizonte de estabilidad con una mayoría absoluta holgada que a usted como presidente le tiene que dejar bastante tranquilo.
Teníamos muy claro también que la legislatura anterior se basó en un pacto que se quedaba cojo. Fue un pacto entre los partidos Regionalista y Socialista que se quedaba en 17 diputados cuando la mayoría [absoluta] son 18. En los presupuestos se buscaban apoyos puntuales para sacarlos adelante y los apoyos llegaban como llegaban...
Incluso de algún diputado que había abandonado sus siglas y creado otras.
Entendíamos que no era bueno. Ahora hay una mayoría holgada [21 diputados]. Eso no quiere decir que se vaya a gobernar pasando el rodillo. Tanto el presidente como el vicepresidente se han puesto a hablar con todos los partidos para consensuar los grandes temas de la región.
¿Qué opina de la irrupción de Vox en el Parlamento?
Saltaron todas las alarmas cuando irrumpió Vox en el Parlamento de Andalucía. Ideológicamente es un partido con el que no coincido en nada, porque defiende determinadas políticas contra las que he luchado históricamente siempre. Pero tenemos que tener claro que surge por algo. Seguramente por demérito de los partidos que han estado gobernando y que representa a un número importante de ciudadanos. Para mí, que soy un demócrata convencido, Vox ha llegado al Parlamento de Cantabria representando a un número importante de los ciudadanos. La experiencia en estos pocos plenos que hemos tenido con Vox es positiva: tienen un comportamiento respetuoso con la Cámara y con los demás diputados.
¿Cree que es necesaria una nueva reforma del Reglamento de la Cámara? El transfuguismo parece que siempre va a estar ahí.
Lo que ocurrió la legislatura pasada es difícil que vuelva a ocurrir. No es que solo hubiera un tránsfuga, es que hubo un partido que quedó dividido en tres partes. No había espacio en esta casa en el que ubicarlos. Pero por mucho que legisles siempre van a ocurrir circunstancias que no puedas contemplar. La reforma del Reglamento se puede producir, pero requiere del consenso de todos los partidos.
También se ha abierto el debate sobre la idoneidad de una mayoría absoluta para la investidura. ¿No se ha trasladado a la ciudadanía una sensación de impotencia política ante el bloqueo de la investidura de Pedro Sánchez?
El propio candidato a presidente del Gobierno planteó una reforma en el debate. No creo que sea bueno plantearla en plena investidura. Creo que ha de ser un debate más sosegado y ha de salir por una amplia mayoría. Modificar tanto la Constitución como la forma de elegir un presidente -siguiendo el símil de los alcaldes que si no te pones de acuerdo gobierna la lista más votada- tiene que hacerse de forma sosegada y no en plena investidura. Aunque sí que es cierto que España necesita un Gobierno.
Pues vamos a elecciones si nadie lo evita...
A mí no me gustaría. Los ciudadanos hemos votado ya bastantes veces y el resultado de las elecciones puede dar a una cierta modificación [del reparto de escaños], pero nadie va a tener mayoría absoluta. El partido con opción de gobierno va a necesitar a otro. Es necesario que haya un esfuerzo de negociación para llegar a acuerdos.
Recientemente usted se ha pronunciado sobre una posible reforma del Estatuto. Ahí el presidente de la Cámara tendría un papel de árbitro.
El Estatuto puede ser reformable siempre y cuando cuente con un consenso generalizado.
Pero ¿le parece el momento adecuado para abrir el melón de la reforma? Al menos parece haber acuerdos ya generalizados sobre cuestiones como la supresión de los aforamientos.
Tengo muy claro que todos los españoles tenemos que ser iguales ante la Ley.
Pero no se consigue rematar la faena.
No sé si con el acuerdo que hay es suficiente o se debe reformar el Estatuto. Creo que sí es necesario dar un paso más y que España no tenga miles de aforados.
¿Qué opina de la incompatibilidad entre cargos públicos que ya se aplica en algunos partidos como el suyo? ¿Cree que debiera hacerse extensiva a las instituciones?
No todos jugamos en igualdad de condiciones y nuestro partido desde hace mucho lo tiene claro. Es una forma de que determinados alcaldes tiren del voto regional cuando concurren también como diputados a unas autonómicas. Por eso, los partidos que tenemos esa incompatibilidad sacamos mejor resultados en las listas municipales que en la autonómica. Yo estoy convencido de que al margen de los tirones electorales, una persona tiene que tener un cargo porque si quieres ejercer como alcalde tienes suficiente trabajo. Si además de eso, eres diputado autonómico una de las dos cosas es imposible que se pueda hacer bien.
¿Tiene algún objetivo propio a desarrollar esta legislatura?
Como cántabro, como persona que ha vivido la política cercana, siempre he visto esta institución como algo muy hermético. Tengo la percepción de que es una institución necesaria, donde se legisla y se controla al Ejecutivo, pero hermética y poco abierta a la sociedad y una de mis metas es justamente abrir el Parlamento a la sociedad. Este es un edificio precioso y la sociedad tiene que entrar. Hay espacio para hacer un montón de actos y se puede abrir para dar otra utilidad a la sociedad.
Su antecesora en el cargo, Lola Gorostiaga (PSOE), ¿le ha dado algún consejo en el traspaso de papeles?
Me habló de tres o cuatro temas pendientes, pero no me dio consejo. Tampoco yo se lo pedí. Me gusta decir las cosas como son.
Recientemente se ha celebrado el Día de las Instituciones. ¿Es necesario seguir trabajando en la identidad cántabra? ¿No está lo suficientemente asentada?
Es bueno mantener siempre las raíces de un pueblo. Cantabria es una autonomía a la que costó conformar sus raíces, sobre todo en el siglo XX, y tenemos que estar orgullosos de nuestro pasado. Se ha criticado el Día de las Instituciones, pero es bueno recordar a nuestro antepasados que constituyeron la provincia de Cantabria. También tuve un recuerdo especial para los jóvenes que tienen que emigrar...
¿Es un problema que le preocupa especialmente?
Sí, por supuesto. Es un tema complejo porque desde hace muchos años se nos vende que Cantabria es una comunidad turística, pero el futuro de Cantabria no se puede basar en el turismo. El turismo en Cantabria son dos meses. El futuro de una región no se puede basar en dos meses y cuatro fines de semana. Además del turismo hay que potenciar la industria y las nuevas tecnologías. Estos son los grandes retos. Hemos sido timoratos con los molinos de viento, por ejemplo. Queremos un paisaje verde, pero pasamos El Escudo, pasamos Pozazal y los vemos por todos los sitios. Si queremos competir tendremos que competir con las mismas armas.
¿Este PSOE va a salir reforzado de la nueva experiencia de Gobierno o volverá a ser 'vampirizado' por su socio de coalición?
Esa experiencia la llevamos sufriendo desde 2003. Yo creo que fue un error. Entonces el Partido Socialista tuvo 13 diputados y el Partido Regionalista siete y en aquel momento se dio la Presidencia del Gobierno al PRC. Es bueno y necesario que haya gobiernos de coalición, pero, si en aquel momento el Partido Socialista tenía el doble de votos que el Regionalista, hacer presidente al representante de este fue un error que el PRC supo rentabilizar en la acción de gobierno. Eso se repitió en las elecciones posteriores y el Partido Socialista pasó de su momento más álgido a bajar a cinco diputados. Cuando el PSOE es el partido que a nivel nacional ponía a España en el mundo, en Cantabria se convertía en una muletilla. Con tal de llegar al gobierno daba lo mismo. Y creo que en el momento en que los militantes hemos podido tomar la voz y elegir a nuestros dirigentes [por las primarias] es cuando ha habido un cambio en la dirección del partido y hay otro tipo de dirigentes que han cambiado esa inercia de caída total. Es importante ya que de cinco se haya subido a siete diputados y esperamos que esa subida vaya remontando. Para eso hay que trabajar y sobre todo no abandonar el partido. No se puede poner todos los huevos en una cesta, el gobierno, y dejar olvidado el partido.
¿La consulta continua a la militancia no es un arma de doble filo?
Sí. Yo creo que los militantes tienen que elegir en primarias a su secretario general, pero al mismo tiempo no se puede consultar a la militancia para todo tipo de cosas. Podemos llegar a cansar a los militantes. Una cosa es elegir a los dirigentes y otra consultarlo todo. Pero elegir directamente a los dirigentes ha sido muy positivo y un revulsivo para el Partido Socialista tanto a nivel nacional como a nivel autonómico y local.