A Rubén Gómez (Santander, 1983) le ha tocado en suerte demostrar que las encuestas se equivocan con su partido. Portavoz parlamentario de Ciudadanos en Cantabria en la anterior legislatura, intercambió responsabilidades con el ahora líder del partido en la comunidad, Félix Álvarez, y si este es ahora portavoz regional, Gómez acaba de terminar la legislatura en las Cortes como diputado por Ciudadanos Cantabria. Los sondeos dicen que tiene muy difícil volver a repetir, pero él no se toma demasiado en serio los pronósticos demoscópicos y está seguro de que sacará el escaño. Si no es así, no le duelen prendas volver a la “sociedad civil”, como dice. A la espera de que esto se dilucide el 10 de noviembre, Gómez se declara como un “liberal al que le preocupa la unidad de España y la presión fiscal”. Considera que el socialista Pedro Sánchez es el responsable del bloqueo político de la anterior legislatura y no se detiene demasiado en “espectáculos lamentables” como el que se dio con la exhumación de Franco. A él le interesan los problemas del día a día o, en palabras suyas, “los autónomos que levantan la persiana” de sus establecimientos.
¿Se ha arrepentido de pasar de ser candidato autonómico a ser candidato al Congreso?
Tengo por costumbre no arrepentirme nunca de las decisiones que tomo porque cuando uno toma una decisión lo hace teniendo en cuenta el contexto de ese momento. Reinterpretar una decisión a posteriori es absurdo. Más allá de todo eso, llegué a la política porque siempre me gustó. Tenía ansia de tener 18 años para votar. Siempre me costó mucho afiliarme a un partido porque me considero muy independiente y muy crítico y el meterme en un partido supondría perder parte de esa libertad de opinión. En 2011 me afilié a UPyD, pero duré poco tiempo. De hecho, entré poniendo el cronómetro y diciendo “a ver cuánto duro”, por mi inexperiencia con los partidos y por la sospecha de que tarde o temprano iba a encontrar una contradicción que me iba a hacer imposible seguir. No me gustó lo que vi, no me gustó cómo estaba estructurado y sí que tuve claro que el proyecto que me encajaba mejor era el de Ciudadanos. Desde 2013 estoy afiliado.
¿Cuáles son las diferencias de estructura a las que se refiere?
Cuando lo conoces por dentro, me di cuenta de que UPyD tenía una estructura vacía con un liderazgo muy claro. Lo importante es que haya músculo detrás de un líder y construir estructuras territoriales. Yo cuando entré vi que no existía y que no había gran voluntad. En Ciudadanos, ese cambio lo vi enseguida. Ciudadanos sí se preocupa por crear una estructura territorial que al cabo de los años hemos ido mejorando. Un líder sin unos pilares detrás a la larga te deja vendido. Hoy en día, Ciudadanos está gobernando para 20 millones de españoles, tanto a nivel autonómico como municipal. Eso, sin estructura, es imposible.
¿La política no sería lo mismo si no estuviera en primera línea?
Nunca quise dar el salto a primera línea, a las instituciones. Pero como siempre me he considerado jugador de equipo, siempre he estado disponible para lo que me pidieran. Me pidieron dar un paso para adelante y encabezar la candidatura autonómica. Rompimos las encuestas y me encontré en el Parlamento de Cantabria con todo el vértigo y la responsabilidad que eso supone.
Fue una legislatura bastante agitada, con episodios de transfuguismo en sus filas. ¿Se ha aplicado alguna medida correctora para que esto no vuelva a pasar?
A finales de 2015 acabamos de dar el salto nacional con poco margen y teníamos que crecer y eso supuso ser muy laxo a la hora de hacer controles para decidir quién iba en las listas y quién no. En la cuarta asamblea, nos estructuramos de manera diferente y creamos secretarías para dar más fuerza a las estructuras territoriales y nos aseguramos de que a la hora de hacer las listas no iba a ser aquello tan laxo, tan flexible. No vamos a presentarnos allá donde podamos sino a presentarnos allí donde tengamos un equipo sólido y porque la gente sea lo más fiable posible.
Albert Rivera ha mantenido un enfrentamiento muy duro frente a Pedro Sánchez durante toda la legislatura, excepto en el último tramo en donde abrió la posibilidad de pactar con condiciones. ¿No se podía haber hecho antes?
Fuimos los únicos que dijimos antes de las elecciones lo que íbamos a hacer y después hemos cumplido con ello. Primero se nos critica diciéndonos que íbamos a cambiar de opinión y luego se nos critica por no cambiar de opinión. Nosotros prometemos y cumplimos. Hubo posibilidades de un pacto una semana antes de que concluyera la legislatura. Pedro Sánchez quiso desde el minuto uno ir a elecciones. Cuando fracasa la negociación entre Sánchez y sus socios preferentes [por Podemos] por el reparto de sillones es cuando Albert Rivera, ante esa situación de bloqueo, puso encima de la mesa un pacto de Estado que si Sánchez hubiera dicho sí ahora tendríamos Gobierno. Es una falta de respeto ir a elecciones para que todo siga igual.
¿Seguirá todo igual? En una situación política tan volátil hay movimientos continuos en el electorado, uno de ellos afecta a Ciudadanos y no es muy halagüeño. ¿Qué credibilidad le merecen las encuestas?
Credibilidad, ninguna.
Lo pregunto, entre otras cosas, porque le afecta personalmente, ya que puede perder el escaño que ahora tiene.
Hay cosas en la vida muy importantes y lo importante no es qué va a ser de mí el 10 de noviembre, sino qué vamos a hacer después del 10 de noviembre. Yo vengo de la sociedad civil y no tengo ningún miedo de volver a ella. Cuando se me acabe la política volveré a donde estuve y me buscaré la vida como millones de españoles todos los días.
¿Tiene ingresos del partido?
No, a mí el partido nunca me ha pagado nada. Es más, voy a confesar una cosa. A mí el partido me cuesta dinero. En la pasada legislatura, todos los viajes que hice los sufragué yo con mis ingresos.
Volvamos a las encuestas...
Las encuestas ya fallaban cuando el bipartidismo... Ahora, con más partidos y una situación más complicada, con partidos que no tienen un histórico para hacer corrección de encuestas, es más complicado acertar. En Andalucía las encuestas decían que Susana Díaz estaba al borde de la mayoría absoluta, que era imposible un cambio. Ninguna encuesta nos daba ganadores y ganamos las elecciones.
¿Teme que las encuestas tengan un efecto desmovilizador?
El riesgo de la abstención está ahí. El riesgo al que nos enfrentamos es que la gente no vaya a votar y nos encontremos con un escenario más ingobernable y vayamos a unas terceras elecciones. Si alguien es garante del desbloqueo de esta situación es Ciudadanos. PP y PSOE no, porque han demostrado que quieren volver al bipartidismo donde algunos vivían muy bien. La manera de desbloquear este país es con Ciudadanos.
Un hipotético mal resultado, ¿cuestionaría el liderazgo de Albert Rivera?
Yo no me planteo ese escenario. Albert Rivera es el presidente que ha conseguido que Ciudadanos esté en el Congreso con 57 escaños. Vamos con intención de ganar estas elecciones.
Sin embargo, la dirección nacional mantuvo una serie de pactos con socios preferentes, como fue en el caso de Santander. Aunque el liderazgo de Rivera se mantenga, ¿un pobre resultado puede conllevar un replanteamiento de estas alianzas?
Marcamos como socio preferente al Partido Popular. Fuimos muy exigentes en Santander y todavía no he encontrado una crítica de otros partidos al pacto con el PP.
Tampoco creo que estén contentos...
Lo entiendo, pero es la primera vez que se debaten las medidas fiscales y no han tenido ni un voto en contra. Ha habido un cambio claro en Santander. Si el PP no hubiera aceptado nuestras exigencias hubiéramos tenido sobre la mesa la otra opción. Pero llegamos a un pacto con nuestros socios preferentes.
Son ustedes muy críticos con la contratación de altos cargos en administraciones, pero en Santander parecen tener barra libre.
Siempre hemos dicho que las estructuras de las administraciones están para gestionarlas adecuadamente y eso supone calidad, no cantidad. Tenemos que tener personas cualificadas que ayuden a las administraciones a gestionarse. Y eso lo estamos viendo en Santander, donde vemos gente que no viene de trabajar en un partido, sino gente muy capacitada que deja un puesto de trabajo. Lo siento mucho, pero yo no puedo decir, por ejemplo, que cualquiera valga para dirigir Cantur [por Gonzalo Colsa, del PRC] y más cuando se anuncia hace cuatro meses, habiendo un concurso de por medio, quién va a hacerlo.
Como la política da muchas vueltas, tantas como la vida, ¿que virtualidad tienen ahora los acuerdos Mazón-Ábalos sobre los que se construyó el Gobierno de Cantabria?
Miguel Ángel Revilla antepuso la firma de un 'papeluco' en Madrid a la formación de un Gobierno aquí. No es que se haya convertido en papel mojado porque haya nuevas elecciones, es que antes ya era papel mojado. Es el mismo 'papeluco' que se lleva firmando 20 años y que no sirve para nada. Cuando nos prometen por decimoquinta vez el AVE yo me acuerdo de Monzón de Campos, Miguel Ángel Revilla y el buey asado. Estamos en 2019 y todavía no he visto el AVE. Necesitamos un Gobierno en Madrid que mire a los cántabros igual que mira a los murcianos o a los catalanes.
¿El PRC ha rentabilizado la presencia del regionalista José María Mazón en las Cortes?
Yo no veo cómo lo ha rentabilizado... Nos prometieron en febrero unas indemnizaciones por las inundaciones y no ha llegado nada, la Fundación Comillas nos cuesta seis millones al año... Lo habrá rentabilizado el presidente Revilla a nivel mediático, pero Cantabria no ha capitalizado nada. Gracias a Revilla, que ha gobernado 24 de los últimos 28 años, Cantabria está donde está. Y cito palabras suyas. “El Gobierno soy yo”. Y lo es para lo bueno, poco, y para lo malo, que es mucho porque los los indicadores económicos nos sitúan permanentemente a la cola de este país.
¿De qué sirve tener un diputado de Ciudadanos en el Congreso?
Lo mismo que ha servido hasta ahora desde 2015: apostar por un proyecto moderado, liberal, de futuro, que apueste por una España de ciudadanos libres e iguales.
¿Qué piensa de los pactos de su partido con Vox?
Si el pacto es defender la unidad de España estaría de acuerdo.
Me refiero a otros ámbitos como el de un ayuntamiento con temas más domésticos.
Si es para bajar impuestos, perfecto. Ahora yo pregunto si alguien conoce un punto que defienda Ciudadanos en el que hayamos cedido un milímetro en la defensa, por ejemplo, de las familias, de todas, no solo las que les gustan a Vox y al PSOE. Yo he oído a Santiago Abascal decir que no le gusta que las familias LGTBI adopten, pues a mí me encanta, si lo que hay es amor y un ambiente familiar bueno para el niño. ¿Hemos cedido algo en la gestación subrogada? No hemos cedido. Ahora, que ellos estén de acuerdo con nosotros en algunas cosas, pues perfecto. Nunca traspasaremos líneas de retroceso de derechos y libertades.
¿No vería con malos ojos un pacto presupuestario con Vox en Santander?
Lo veo necesario en Santander porque hay un gobierno en minoría y lo veo con cualquiera de los partidos que esté en la oposición. Lo vería complicado con Izquierda Unida, porque estamos en las antípodas. Ellos son como el PSOE, partidarios de subir los impuestos y crujirnos a todos. Ahora, si las ordenanzas fiscales han pasado sin un voto en contra, no veo por qué no va a pasar igual con el presupuesto.
¿Qué le ha parecido la exhumación de Franco?
Me ha parecido un espectáculo dantesco. Me ha parecido lamentable. Estoy de acuerdo en cumplir la Ley de Memoria Histórica. El Valle de los Caídos debiera ser un monumento a la reconciliación. Pero creo que utilizar como única baza electoral sacar a Franco del Valle de los Caídos es anacrónico. Yo he tenido la suerte de nacer en democracia. A mí me queda lejos. A la mañana siguiente de exhumar a Franco a los autónomos les costaba lo mismo levantar la persiana. Seguimos teniendo precariedad laboral y sigue subiendo el paro...
No va a subir el paro por quitar nombres franquistas de las calles, creo yo.
No.
Ahora que están gobernando en Santander, podrían hacerlo.
Y ya se está haciendo en partes de la ciudad y habrá que seguir haciéndolo. El único problema es cuando el Partido Socialista solo se dedica a estas cuestiones. Yo quiero un presidente que me diga qué va a hacer para mejorar el país, no solo un 'show' con la exhumación del dictador.