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Panamá Panamá

El periodista y escritor tinerfeño Alberto Vázquez-Figueroa escribió en 1977 una novela menor titulada Panamá Panamá; y digo menor porque no alcanzó el fulgurante éxito que sí obtuvieron otros trabajos como Manaos o Tuareg.

La trama de Panamá Panamá gira en torno a la amenaza de un grupo terrorista de volar el canal si no se entregan quinientos millones de dólares. Los personajes de la novela son muy variopintos y van desde el comando sur de la CIA a fanáticos grupos terroristas. Pero entre ellos destacan dos especialmente primorosos: el multimillonario de la industria pornográfica Aristófanes Panatas y el actor (de la misma industria) Gino Montalde, que son los presuntos receptores del rescate.

Quizá la trama les resulte tan retorcida e improbable como a mí, pero seguro que el título les está sonando a todas horas desde que algunos medios de comunicación han dado a conocer la clientela del bufete Mossack y Fonseca, radicado precisamente en la capital del istmo.

Reconozco que hay que andarse con mucho cuidado antes de verter cualquier acusación sobre los nombres que se están apuntando porque puedes recibir desde una montaña de querellas (algunas ya anunciadas) hasta golpes de kárate shaolin, por no mencionar el viento helado siberiano. No sé, puede que la oficina de abogados panameños antes mencionada se vea metida en problemas pero a cambio van a dar mucho trabajo a buen número de colegas de medio mundo. Y viendo la cantidad de dinero que hay en juego y los nombres (y apellidos) que el periódico alemán Süddeustche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación están dejando gotear, no creo que las minutas vayan a ser baratas.

De haber existido en carne y hueso, el pobre Aristófanes Panatas hubiera olvidado rápidamente la voladura del canal y se hubiera interesado por los servicios de Mossack y Fonseca. Aunque quizá con los apenas quinientos millones de dólares que le hubieran reportado la voladura del canal, probablemente se hubiera quedado con las ganas, por tratarse de un cliente pobretón y sin nivel.

No soy ningún visionario si les anuncio que, a lo largo de los próximos días, asistiremos, primero a una sesuda discusión sobre la obtención de la información. Seguro que nos redefinen los conceptos de filtración y confidencialidad y también ampliamos nuestros escasos conocimientos sobre sociedades off-shore y paraísos fiscales. Debatiremos sobre la verdad y el precio que tiene la verdad porque no duden de que una de las primeras reacciones será -ya es- apuntar al mensajero.

Pero en segundo lugar conoceremos, poco a poco, a los integrantes de la lista panameña y ahí me temo que el asunto va a ser desolador. Ya veremos las consecuencias judiciales y fiscales que traen todas estas revelaciones, las sorpresas que nos desvela la lista y hasta donde llegan las responsabilidades de los “nominados”. Y, sobre todo, será muy interesante conocer si la Agencia Tributaria mantiene -tal y como ha hecho en el juicio del caso Noos- que el contenido de aquel famoso “Hacienda somos todos” era meramente publicitario. ¿Y la lista panameña? ¿será también meramente publicitaria?

El periodista y escritor tinerfeño Alberto Vázquez-Figueroa escribió en 1977 una novela menor titulada Panamá Panamá; y digo menor porque no alcanzó el fulgurante éxito que sí obtuvieron otros trabajos como Manaos o Tuareg.

La trama de Panamá Panamá gira en torno a la amenaza de un grupo terrorista de volar el canal si no se entregan quinientos millones de dólares. Los personajes de la novela son muy variopintos y van desde el comando sur de la CIA a fanáticos grupos terroristas. Pero entre ellos destacan dos especialmente primorosos: el multimillonario de la industria pornográfica Aristófanes Panatas y el actor (de la misma industria) Gino Montalde, que son los presuntos receptores del rescate.