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Querido terrorista

Querido terrorista,

Te escribo estas líneas porque últimamente no puedo dejar de pensar en ti. Y no, no es porque el temor enturbie mis manos y porque ahora me dé bastante respeto el montarme en el metro de Bruselas, no, no es por eso; si pienso en ti es por otros motivos.

Mi mente, estúpida donde las haya, no llega a racionalizar cómo una persona puede rodearse de explosivos, volarse por los aires para matar a personas que no conoce y que nada le han hecho. Perdóname, pero no lo comprendo.

Como pacifista que soy, no entiendo por qué intentas causar el máximo número de bajas y de dolor entre la población civil. Quiero decir, que aunque creas que peleas por lo que pasa en otras partes, aunque creas que tienes justificación porque los drones americanos se llevan por delante a civiles en Afganistán o Irak o dónde sea… En fin… que si tanto condenas eso… ¿por qué haces lo mismo que ellos? Si quieres que alguien vea y condene una barbarie, no me parece la mejor manera de conseguirlo realizar una indiscriminada masacre aún mayor.

Además, lo que estás logrando es que millones de musulmanes que intentan ganarse la vida cada día en los países occidentales estén cada vez más señalados por los irracionales pero lógicos (entendiendo el absurdo proceso mental del ser humano) movimientos que van surgiendo cada vez que cometéis o intentáis cometer un acto de esta índole. La generalización como herramienta de simplificación, ya sabes.

El resultado

Esta semana habéis matado a una treintena de personas en mi ciudad y lo “único” que habéis conseguido es matar a una treintena de personas en mi ciudad. De verdad, nada más. Los belgas están más unidos que nunca, los extranjeros nos sentimos un poco más belgas, las banderas de este país ondean en muchos balcones y las muestras de solidaridad y los actos en repulsa de lo acontecido se multiplican por minuto (aunque para Pérez-Reverte esto no valga de nada). Será que los demócratas somos así de tontos… será, será.

Por otro lado, me gustaría decirte que las guerras santas hace tiempo que dejaron de serlo, si es que alguna vez lo fueron. Ahora, dos docenas de multimillonarios titiriteros tiran de los hilos de unas pobres marionetas llenas de odio que no hacen otra cosa que enriquecerlos aún más.

Entiendo que para ti todo sea una mierda, que haya mucho paro, que alguien te haya podido contar en el momento adecuado una convincente película de buenos, malos y venganza, que no todo sea blanco o negro, que el miedo de los demás te haga sentirte (por una vez) alguien importante, que pueda ser difícil abrirse camino en la vida, que… que yo qué sé… pero amigo mío, tienes que saber que también la vida es jodida para la mayoría de los habitantes de este planeta, profesen la religión que profesen, sean seguidores del equipo de fútbol que sean o vivan en un país o en otro. Aunque te cueste entenderlo, los paraísos terrenales no existen y la vida es dura (o una mierda) para casi todos.

Lo que trato de decirte

En fin, que lo que trato de decirte es que te detengas un momento a reflexionar y pienses en el daño que le estás haciendo a mucha gente inocente, en que vas a ser perseguido y odiado de por vida, en que no es lo mismo el paraíso que nos imaginamos que la realidad y, desde luego, en que no son las mismas las recompensas que creemos merecer que las que la vida (o la muerte) nos da.

Aún estás a tiempo de dejarlo… por mí, por ti mismo, por tu familia, por tus conciudadanos, por los inocentes, por el resto de habitantes de este planeta, por la ley, por si hay ojipláticos extraterrestres observándonos, por si hay petrificados turistas del futuro sacándonos fotos… porque, por mucho daño que hagas, no vas a conseguir nada más que hacer daño gratuito, porque no vamos a flaquear, porque vas a conseguir que haya más drones y más bombas sobrevolando el cielo, porque nos vas a dejar sin argumentos a los que creemos en que es posible un mundo mejor… por favor.

Atentamente,

LMA

Querido terrorista,

Te escribo estas líneas porque últimamente no puedo dejar de pensar en ti. Y no, no es porque el temor enturbie mis manos y porque ahora me dé bastante respeto el montarme en el metro de Bruselas, no, no es por eso; si pienso en ti es por otros motivos.