Primera Página es la sección de opinión de eldiario.es Cantabria. En este espacio caben las opiniones y noticias de todos los ángulos y prismas de una sociedad compleja e interesante. Opinión, bien diferenciada de la información, para conocer las claves de un presente que está en continuo cambio.
Santander pionera
Piloto y pionero. De nuevo esos adjetivos en una rueda de prensa del Ayuntamiento de Santander. Que el proyecto 'Smart' es pionero ya lo sabemos; que la ciudad es pionera en la lectura a distancia del consumo de luz también y que ha implantado un programa piloto de pago por móvil, siendo incluso pionero en la lucha contra el cambio climático. Si escriben esas dos palabras, piloto y pionero en un buscador, junto a “Ayuntamiento de Santander” el listado es interminable. ¡Increíble!
Tendríamos que sentirnos orgullosos. Ahora también seremos pioneros en ver pasear por nuestras calles a “extraordinarios” observadores urbanos. ¡Bonito eufemismo!
Hace tiempo que nos han convencido a todos de que asumamos otras responsabilidades laborales. Algunas, razonables para adaptarnos, por ejemplo, a nuevas herramientas tecnológicas o tener mayor visibilidad en las redes sociales. Nos dicen que nos situemos en los nuevos tiempos. ¡Pero cuidado!, no sólo en política hay lineas rojas y algunas empresas las han traspasado, obligando al trabajador a asumir nuevas labores a coste cero y aludiendo a la falta de competitividad, a la mala situación de los mercados, al futuro de la compañía y a la diversificación. ¡Ay, la diversificación!
Diversificación o imposición, pensarán los trabajadores de Correos, a los que quieren obligar ahora a hacer de chivo expiatorio en Santander para deleite del Ayuntamiento, empeñado en hacer de la ciudad una especie de laboratorio antropológico “convirtiendo a los carteros en los mejores observadores urbanos porque recorren Santander a diario”.
Les han pedido que informen de cualquier incidencia (un coche mal aparcado...), o un desperfecto (farola rota...) que detecten en la vía pública. Me pongo en la piel de uno de esos carteros y siento compasión. Me lo imagino haciendo su ruta, con la lengua fuera porque le han ampliado el área de reparto, como un sabueso dedicado al trabajo por su capacidad olfativa. Imagino que a mitad de camino se encuentra un vehículo mal aparcado y coge su fantástica PDA sintiéndose un canalla por tener que delatar al dueño del coche que ha tenido que dejarlo unos minutos en doble fila para recoger a sus hijos, comprar el pan o sacar dinero del cajero.
Tal vez compartan la visión del alcalde Íñigo de la Serna y agradezcan que Correos “ponga a disposición del Ayuntamiento de forma desinteresada su personal para que los carteros contribuyan al sistema de co-creación de la Ciudad Inteligente”. Como diría Manolito: “Nadie puede amasar fortuna sin hacer harina de los demás”.
El Ayuntamiento y la empresa pública han firmado el convenio sin comunicárselo previamente a los trabajadores porque son personas “extraordinarias”, dice el presidente de Correos, y “saben que tienen que cambiar su enfoque”. ¡Otro eufemismo!
En Galicia también les han obligado a ser “extraordinarios” y el cartero de toda la vida hace las veces de repartidor en zonas rurales de la Comunidad, transportando los pedidos del supermercado. Eso no es comparable a tener que hacer de policía, como en Santander.
Por cierto, Correos reduce el horario de atención en la oficina de Ramales de la Victoria; oficina que presta servicio a todos los municipios del Alto Asón.
Piloto y pionero. De nuevo esos adjetivos en una rueda de prensa del Ayuntamiento de Santander. Que el proyecto 'Smart' es pionero ya lo sabemos; que la ciudad es pionera en la lectura a distancia del consumo de luz también y que ha implantado un programa piloto de pago por móvil, siendo incluso pionero en la lucha contra el cambio climático. Si escriben esas dos palabras, piloto y pionero en un buscador, junto a “Ayuntamiento de Santander” el listado es interminable. ¡Increíble!
Tendríamos que sentirnos orgullosos. Ahora también seremos pioneros en ver pasear por nuestras calles a “extraordinarios” observadores urbanos. ¡Bonito eufemismo!