Cantabria Opinión y blogs

Sobre este blog

Vuelves a ser el jefe

Soy autónoma. Sí, una de esas personas que es su propia jefa. No voy a explicarles lo que eso significa ni a llorarles sobre la precariedad del trabajo por cuenta propia. Una opción que la mayoría elegimos por purita necesidad y no por ese mantra del emprendimiento que nos quieren vender los coach con corbata y tazas de Mr. Wonderful. Tampoco les voy a hablar de pensiones, bases de cotización, impuestos, gastos y demás cosillas que arrastramos cual almas en pena durante todo el año.

El caso es que estaba yo dando vueltas al tema para la columna de opinión de esta semana cuando me atropelló un email de propaganda en mi correo electrónico. No será porque no tengamos asuntos de los que hablar con el bloqueo político, las nuevas elecciones, inundaciones, crisis económica inminente, asesinatos machistas...quizás demasiados. Y yo voy a fijarme en un simple email. O no tan simple.

Vodafone –sí, es perceptivo no andarse con eufemismos como 'esa operadora de telefonía de la que usted me habla'- ha comenzado septiembre con una pizpireta campaña dirigida a todos los clientes y clientas que englobamos el apartado de 'Empresas y Autónomos'. Buenos, todos y todas no. Solo todos. Con el lema 'Vuelves a ser el jefe. ¡Feliz vuelta!' unos magníficos creativos de publicidad, señores todos ellos imagino, nos han enviado un precioso texto deseándonos una gratificante vuelta al trabajo acompañado de un vídeo magnífico donde se puede ver a un padre diligente llevando a sus pequeños al cole. No quiero ponerme exquisita con eso de que muchas de esas personas autónomas y precarias no tengan vacaciones desde el Pleistoceno, que ya he venido llorada de casa. La cuestión principal es dónde estamos las 704.540 mujeres autónomas que formamos parte del 1.993.902 de personas que cotizamos como tal a la Seguridad Social, según el Ministerio de Trabajo, durante el primer semestre de 2019.

Algunos dirán que ya estamos las feministas de las narices tocando las ídem con nuestras actitudes ofendiditas ante cualquier cosa que huela a discriminación. Lo que a mí me gustaría saber es quién fue el que pensó que dejando aparte a las 'Jefas' podía resultar un algo molón. Y como pasó esa brillante idea todos los filtros por los que se supone que debe pasar en una gran compañía trabajo de este tipo. Ya no es que la publicidad nos cosifique, que también. Que nos coloque en posiciones sociales tradicionales donde es la mujer la que ocupa el espacio dedicado a los cuidados, que también. Es que directamente nos ignora, olvidándose de que muchas de nosotras trabajamos y llevamos la carga de nuestras propias empresas.

Podríamos decir que esta campaña de Vodafone no es vejatoria, que no habla con violencia sobre las mujeres, que no denigra nuestros cuerpos convirtiéndolos en objetos de consumo. Y podríamos decir no que entraría dentro de la categoría de 'publicidad sexista'. Pero lo cierto es que es tan sexista que solo existe un sexo, el masculino, como persona trabajadora. La sutileza del mensaje haría las delicias de Ortega Smith, ese representante público que se permite acudir al minuto de silencio por la mujer asesinada el pasado día 17 delante de sus hijas frente al ayuntamiento de Madrid con una pancarta de su partido a hacer campaña electoral sobre la ideología de género con el cuerpo de la víctima aún caliente. Lo evidente, lo grosero, lo zafio es demasiado obvio. Lo realmente peligroso es aquello que sutilmente se instaura en el imaginario social: Vuelves a ser el jefe. Toda una declaración de principios.

Soy autónoma. Sí, una de esas personas que es su propia jefa. No voy a explicarles lo que eso significa ni a llorarles sobre la precariedad del trabajo por cuenta propia. Una opción que la mayoría elegimos por purita necesidad y no por ese mantra del emprendimiento que nos quieren vender los coach con corbata y tazas de Mr. Wonderful. Tampoco les voy a hablar de pensiones, bases de cotización, impuestos, gastos y demás cosillas que arrastramos cual almas en pena durante todo el año.

El caso es que estaba yo dando vueltas al tema para la columna de opinión de esta semana cuando me atropelló un email de propaganda en mi correo electrónico. No será porque no tengamos asuntos de los que hablar con el bloqueo político, las nuevas elecciones, inundaciones, crisis económica inminente, asesinatos machistas...quizás demasiados. Y yo voy a fijarme en un simple email. O no tan simple.