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ENTREVISTA | Miguel Ángel Revilla (I)

“Espero que Podemos, sin aplausos, apoye los presupuestos con su abstención”

Miguel Ángel Revilla (23 de enero de 1943) es diputado por el Partido Regionalista de Cantabria (PRC) desde 1983 y se ha sentado durante más de 16 años en el Consejo de Gobierno, una experiencia que le permite ver con otra perspectiva los cambios políticos que ha experimentado el país en los últimos meses. Afronta su tercera legislatura como presidente de Cantabria después de cuatro años en la oposición y tras revalidar un pacto con los socialistas que califica de “sólido y predecible”. Sin mayoría absoluta, necesitó la abstención de Podemos para lograr la investidura y confía en que esta misma formación no le impida aprobar las cuentas públicas del año que viene. Unos presupuestos que recogerán las prioridades del nuevo Ejecutivo que lidera y que, según promete, no incluirán “ni un solo recorte” en las áreas que más afectan a los ciudadanos.

¿Qué puntuación pone a su Gobierno después de los primeros 100 días de gestión?

Hemos tenido que enfrentarnos a una situación absolutamente inesperada, que fue llegar al despacho y encontrarnos con una carta del segundo del señor Montoro en la que dice al consejero de Economía, que todavía no había tomado posesión de su cargo, que el pasado 4 de mayo se requirió por segunda vez que Cantabria mandase el Plan Económico y Financiero y que estaba un mes fuera de plazo. Y nos advierte de que si no lo mandamos inmediatamente, si no lo manda este señor que ni siquiera era consejero, que nos sujetemos a las medidas previstas en el artículo 25 de la Ley Orgánica 2/2012, que es la intervención de la autonomía.

¿Ha tenido alguna explicación por parte de su antecesor en el cargo?

No, ninguna. ¿Por qué el anterior Gobierno del PP no había mandado este plan? Porque suponía tener que ajustarse a día 31 de diciembre al déficit del 0,7% y, en el momento en el que se envía esta carta, Cantabria está en el 1,67%, lo que implica un ajuste de 108 millones de euros. De cara a unas elecciones, no quisieron elaborar ese documento. Esto es de una gravedad tremenda. Y sobre todo la justificación pública que ha dado el Partido Popular, que incumpliendo en dos meses el plazo y estando sujetos casi a una intervención de la autonomía dicen que no querían hipotecar al nuevo Gobierno. ¿Ya sabían que no iban a estar ellos? Un Gobierno tiene que ser Gobierno hasta el mismo día en el que cesa y cumplir las obligaciones hasta el día en el que se van.

¿Cómo han respondido a esta exigencia del Ministerio de Hacienda?

Nos han dejado este marrón, por lo que lo primero que hemos tenido que hacer en este tiempo son equilibrios para presentar un plan que se ajuste al déficit. Es curiosísimo lo que está pasando en España. El señor Montoro incumple reiteradamente su déficit con Europa, dice que las advertencias que le hacen no son ciertas, y cada año superan el déficit. Se ve que los hombres de negro de Europa son más flexibles con Montoro que los hombres de negro de Montoro con las autonomías, porque a nosotros nos aplican el artículo 25, que no es una broma. No sé qué estará pasando en el resto de las autonomías. Nosotros hemos hecho un esfuerzo tremendo para cuadrar las cifras, vamos a presentar los presupuestos en plazo y el día 1 de enero los tendremos aprobados.

Y la desfachatez de mandar una carta a un consejero, con su nombre y apellidos, sin serlo. Y la falta de lealtad del Partido Popular de no haber presentado el día 4 de mayo, que era el último día de plazo, un plan financiero que nos han dejado en herencia. Hemos empezado en una situación complicada y tenemos que explicar a la gente el marrón que nos hemos encontrado, que es un marrón de 108 millones de ajuste porque el señor Montoro nos obliga.

En esa situación que califica de “complicada”, ¿cómo van a ser los presupuestos? ¿Habrá recortes?

Lo que hemos hecho es consolidar lo que ha sido una promesa electoral de los dos partidos. Hay que respetar que en una situación de crisis como la que estamos padeciendo, no haya ni un solo recorte ni en la Sanidad, ni en la Educación, ni en la Dependencia. Es más, se reducen otro tipo de inversiones para ampliar la Renta Social Básica, que no haya nadie en Cantabria que pase por una situación lamentable, estamos preparando un parque de vivienda para que no haya ningún desahuciado que, habiendo perdido su trabajo, se encuentre sin casa...

Dice que no se tocarán las partidas destinadas a políticas sociales y, al mismo tiempo, que hay que ajustar el presupuesto para no incumplir el déficit. ¿Va a haber subidas de impuestos?

No, de momento no. Estamos estudiando, quizás como una posibilidad, el tema de las sucesiones pero para cantidades muy grandes y que, desde luego, estén exentos padres e hijos. Lo que sí parece injusto es que con una herencia como la que ha dejado el señor Botín, por una ley que impuso el PP, se hayan ido de rositas y no hayan pagado nada. Lo que no queremos es subir ningún impuesto que afecte a clases medias y a las clases populares.

Dijo en campaña electoral, e insiste ahora, que la Sanidad, la Educación y la Dependencia serán las prioridades de su Gobierno. ¿Se siente cómodo con que sean sus socios del PSOE los que gestionen esas áreas?

A mí, con tal de que funcionen, me da igual que sean del Partido Regionalista o del Partido Socialista. Cuando me siento aquí como jefe del Consejo de Gobierno, no me interesa un partido u otro. Aquí tenemos que sacar adelante la región. En el ADN del PRC, y en el mío muy especialmente, está que los que menos tienen que sufrir la crisis son aquellos que ya están en una situación delicada, y que los presupuestos tienen que ser un poco solidarios para atender a un 27% de población que hay en Cantabria en el umbral de la pobreza, de los cuáles un 20% están en el umbral de la pobreza severa. El recorte lo va a sufrir el capítulo inversor en Obras Públicas. Ahora mismo, el presupuesto de este año, irá en la línea de no que no sufran los recortes aquellos que peor lo están pasando. Es un criterio del Gobierno que está por encima de los dos partidos.

¿Le han acusado desde su partido de haber sido demasiado generoso con su socio de Gobierno, cuando el PSOE ha obtenido menos de la mitad de diputados que el PRC?

Bastante menos de la mitad... Y sí, hay gente a la que le parece injusta esa correlación de consejerías teniendo en cuenta los votos. Yo creo que lo que importa aquí, al menos a mí, es que esta región funcione. Era el único pacto posible. Podríamos habernos negado a hacer un pacto y llevar a Cantabria a la ingobernabilidad. No es un tema de cuotas, sino de valorar si las personas que han sido nombradas son capaces. La coalición es sólida, ya hemos sido socios durante ocho años y ya nos conocemos. No miro qué consejero es de mi partido y cuál es del PSOE. Lo que pido es que funcionen y saquemos los temas adelante. El Partido Socialista ha nombrado a unos consejeros capaces, con los que estoy de acuerdo y ya conozco, que son gente honrada y que conocen Cantabria. Lo que interesa es que seamos capaces de recuperar en estos cuatro años los niveles que dejamos en 2011. Éramos una de las autonomías que menos paro tenía, que menos deuda tenía, de las más ricas de España... Ahora nos han pegado un hachazo, porque no se ha hecho nada en cuatro años.

Podía haberse solventado con lo invertido por el Estado, pero más allá de esa autovía que van a inaugurar antes de que esté acabada, no hay ningún proyecto significativo en marcha. Ni siquiera nos han pagado Valdecilla, o el AVE que habían prometido. No hay nada. El Gobierno de España se ha ido de rositas porque hemos tenido un presidente absolutamente pelota del señor Rajoy, que supongo que a cambio de que le garantice seguir en política en algún puesto importante ha preferido hacer de aplaudidor más allá de reivindicar. Yo eso no lo he hecho nunca.

¿Y le preocupa que pese a ese pacto de Gobierno con los socialistas no tenga mayoría absoluta en el Parlamento para sacar adelante los presupuestos de 2016?

No, no. Siempre he estado en contra de las mayorías absolutas. A mí me encanta gobernar en minoría, de verdad. Te obliga a negociar. En el Parlamento se sacan los temas adelante, unas veces con unos, otras veces con otros. Sobre todo con Podemos, con el que hemos firmado un acuerdo para respetar una serie de partidas que para ellos son importantes y que yo asumo, porque son cosas muy sensatas: que no se eche a nadie a la calle sin darle una alternativa de una vivienda, que se acelere la Renta Básica, que haya apoyo al mayor número de profesores posible... Son cosas razonables y van a tener un reflejo en las cuentas del año que viene, así que espero que Podemos, sin aplausos, apoye los presupuestos con su abstención. Hasta ahora, hay una comodidad en el Parlamento que se fragua fruto de la negociación y el trabajo previo de nuestro grupo.

El acuerdo con Podemos sí le ha exigido alguna cesión, ya que tuvo que empezar la legislatura con la renuncia a su acta de diputado de Javier López Marcano, que fue su consejero durante ocho años y uno de sus hombres de confianza, como consecuencia de su imputación. ¿Le costó mucho tomar esa decisión?

Sí, está claro. Podemos llevaba ese tema en su programa. Nosotros somos durísimos también en la lucha contra la corrupción, lo que pasa es que llevamos en nuestros estatutos que una persona no cede el escaño hasta que no se ha convocado el juicio oral. Es solo una imputación que, a lo mejor vemos en los próximos días que queda en nada, y parece un poco injusto. Ellos se cerraron en banda y el compañero, voluntariamente, dijo que ahí estaba su acta como diputado. Entendió que la gobernabilidad de Cantabria es más importante que una situación personal. Es lo que hubiera hecho cualquiera, yo también.

¿Contará con López Marcano si, como dice, en unos días sale absuelto del proceso judicial en el que está inmerso?

Claro. Javier es un activo del partido y tendrá algún cometido seguro, porque es una persona que vale mucho y tiene mucha experiencia.

En sus intervenciones públicas se muestra especialmente molesto con Rajoy.

Si yo mando una carta al presidente, que soy el representante del Estado y el representante del rey en Cantabria, a mí me tiene que contestar el presidente del Gobierno. Y me tendría que contestar dándome fecha. Pero que me diga al cabo de 20 días el señor -Jorge- Moragas que tomamos nota, no. Bromas de estas, pocas. Yo voy a ser muy duro con el señor Rajoy. Y si no me recibe, vamos a tener problemas, porque no me voy a callar. Yo no soy Ignacio Diego.

¿Va a seguir insistiendo de aquí a final de legislatura o le da por amortizado?

No, hombre. ¡Este me tiene que recibir! ¿Pero cómo no me va a recibir? ¿En qué país estamos? ¡Si me recibió Aznar y fui con él mucho más duro que con Rajoy! Le conté lo que pasaba en Cantabria, no apuntó nada, se levantó cuando pasaron los 45 minutos que establece el protocolo y hasta hoy, pero me recibió. ¿Cómo no me va a recibir a mí, que soy el presidente? Lo único que le voy a pedir es el cumplimiento de lo que él, reiteradamente, ha prometido cuando ha venido aquí. El AVE, por ejemplo. Incluso nos hemos reciclado y nos conformamos con un tren de altas prestaciones que no sea tan caro. Y le voy a llevar otra carta en la que prometió que pagaría íntegramente Valdecilla. Ya está, que cumpla estas dos cosas. ¿O es que en campaña electoral vale todo?

Mencionaba Valdecilla. ¿La posibilidad de ruptura del contrato de colaboración público-privada queda descartada?

Es muy complicado, muy complicado. Ya hay alguna sentencia incluso que más o menos recoge que es correcto. Aunque éticamente es infumable. Esto lo hacen -el anterior Gobierno de Cantabria- en un momento donde predomina en Madrid una línea clarísimamente privatizadora de la Sanidad, que menos mal que allí se ha podido cortar porque lo querían extender a toda España.

Ahora mismo, como ha dicho la consejera, quien manda en Valdecilla es una empresa constructora, que es la que ha externalizado todos los servicios y que es la que quita y pone. Sí, que el hospital es de Cantabria, que los médicos los pagamos nosotros, que los aparatos son nuestros, pero quien tiene el dominio es una UTE de dos empresas por un montón de años. El tema es nefasto, y además nos hipoteca el futuro.

¿Confía en la reapertura de Sniace?

Claro que confío. Es una empresa complicada desde el punto de vista de la ecología, pero es que Sniace para Cantabria es un emblema, ya no solo por los 350 trabajadores, que en su día fueron 3.700, sino porque tiene muchísimo trabajo indirecto. No hay ninguna razón para que no sea rentable. Decidme una empresa que utilizando papel tenga la materia prima más cerca. ¿Cómo es posible que ahora en Navarra haya papeleras que van los camiones desde aquí con diez toneladas de eucalipto cuando a Sniace el trayecto medio son 32 kilómetros? ¿Qué ha pasado ahí? ¿Qué dejadez durante años? No lo sé, pero esta empresa para nosotros es importante porque, además, significaría un cambio de ciclo en las malas noticias.

De momento se abre Greyco, que es una de las empresas que llevaba parada dos años y esa se va a abrir ahora. Pero yo confío en que no más allá de las Navidades se pueda abrir Sniace.

Esta semana avanzaba que había media docena de empresas que tenían interés en instalarse en Cantabria. ¿No tiene miedo a que esas expectativas que se puedan generar, en un tema tan sensible como el empleo, luego no se cumplan?

Por eso no doy nombres pero, desde luego, tres salen fijo. Está muy avanzado el tema. Una de las empresas se instalará en el polígono de Marina y Medio Cudeyo, al lado del 'búnker' del Banco Santander. Son empresas no muy grandes, porque ahora esas empresas de 600 o 700 trabajadores, olvídate. 100, 150, 80... empresas de ese tamaño. También hay mucha apetencia de la zona que queda libre del Puerto de Santander.

¿Y va a haber participación del Gobierno?

Para nada. Se acogerán a las ayudas de Unión Europea. Me ha gustado que estas empresas no hayan venido aquí pidiendo, sino que vienen a Cantabria porque saben que hay un Gobierno estable. Hay un gran clima social en la región y luego, para nosotros es un dolo pero para ellos es positivo, que en comparación con los costes laborales del entorno esto es más barato.

¿Descarta entonces cualquier participación pública en esos proyectos industriales que menciona?

¡Si no hay un euro!

¿Tampoco en Sniace?

No, no. ¡Es que no hay un euro! Para dar el Gobierno de Cantabria un aval de 10.000 euros, aval, no digo dinero, hay que mandar una carta al Consejo de Ministros para que te lo aprueben. Todavía hay 4 o 5 sin contestar. Ni contestan. No puedes dar un aval de 10.000 euros.

Entonces, ¿el tiempo de la participación del Gobierno en el capital de empresas privadas se ha acabado?

En este presupuesto, nada.

¿Y en las infraestructuras?

Muy poco. Menos mal que en el tiempo que estuve yo hicimos todas las carreteras. Este año es complicado pero va a depender de lo que pase en el Gobierno de España. Ahora mismo, cuando se inaugure la Autovía del Cantábrico, cuando se acabe esa obra, no hay nada, ni para una rotonda. El año que viene, la aportación del Estado en Cantabria para infraestructuras, que es siempre la partida gorda, es cero. Nos han dejado sin nada, ni ninguna variante, ningún proyecto ilusionante.

Ha especulado muchas veces con su retirada. A nivel personal, ¿cómo está?

Estoy cansado pero ilusionado. Nadie me ha obligado a presentarme, aunque si no me presento yo el resultado hubiera sido otro. Soy consciente de que tengo un tirón electoral que no lo reflejan las encuestas. Si recuerdan, unos meses antes, el PP casi nos tomaba a broma en el Parlamento. Y si la campaña dura tres días más, tres, gano al PP. Hay que quitarles 1.500 votos, nada más. Estuvo ahí. El PP ha quedado laminado en Cantabria, no tiene, salvo Santander, ninguna población de más de 10.000 habitantes. Yo comprendo que, claro, mucho cariño no me tienen, pero soy el presidente, me tienen que aguantar. A mí mañana me dicen que el señor Rajoy me firma el comienzo en cuatro meses del tren desde Palencia a Santander y que paga íntegramente Valdecilla, y me pone como condición que me vaya, y me voy. Yo estoy aquí para intentar sacar cosas para Cantabria, mis vanidades personales ya las he cubierto.