El Sindicato de Enfermería (Satse) ha denunciado que los servicios de salud de diez comunidades autónomas, entre ellas Cantabria, siguen sin poner a disposición de sus profesionales sanitarios de manera generalizada las mascarillas de protección FFP2, con lo que “ponen en grave riesgo su salud y seguridad al ser un colectivo especialmente vulnerable al contagio del COVID-19”.
Satse recuerda que el protocolo del Ministerio de Sanidad en materia de prevención de riesgos laborales, en su actualización del pasado 21 de diciembre, recomendaba la utilización por parte de los profesionales sanitarios de mascarillas de una mayor protección, como son las FFP2, tras evidenciarse científicamente la transmisión del coronavirus por aerosoles.
Además, anulaba las que hasta ahora se estaban utilizando por los servicios de salud como estrategias alternativas en situación de crisis, que avalaban la utilización de determinados EPI de menor protección por desabastecimiento de los mismos.
No obstante, el sindicato apunta que, a día de hoy, están teniendo “dificultades” en la obtención de mascarillas FFP2 “muchos de los enfermeros y fisioterapeutas que trabajan en Andalucía, Aragón Cantabria, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Cataluña, Extremadura, Euskadi, Canarias y Navarra”.
“Una de las principales prioridades de todas las administraciones sanitarias debe ser la de proteger a sus profesionales sanitarios para que pueden realizar su trabajo con las mayores garantías de seguridad y así poder seguir atendiendo y cuidando a sus pacientes y al conjunto de la ciudadanía, pero, lamentablemente, no se está haciendo en todos los sitios”, reiteran desde Satse, criticando la “insensibilidad demostrada por algunas autonomías hacia sus profesionales”.
En concreto, la organización sindical explica que, si bien se ha generalizado la distribución por parte de los servicios de salud de mascarillas FFP2 en las denominadas 'plantas COVID', no ocurre lo mismo en el resto de servicios y unidades de un hospital o en los centros de salud y sociosanitarios, a pesar de que “no se tenga fiabilidad de la calidad del aire en estos espacios”.
De igual manera, Satse demanda que se aumente la protección y se facilite el uso de mascarillas autofiltrantes contra partículas FFP3, o media máscara provista con filtro contra partículas P3, cuando de la evaluación de riesgos se derive que se realizan procedimientos asistenciales en los que se puedan generar bioaerosoles en concentraciones elevadas.