La cántabra Rosaura Campuzano, más conocida como 'Chaori', recibió el pasado 19 de junio la condecoración por parte del rey Felipe VI de la Orden al Mérito Civil como representación y reconocimiento de la labor que desempeñan diariamente los integrantes del cuerpo de extinción de incendios de la Dirección General el Medio Natural.
Esta luchadora de 58 años procedente de Ruente, un pueblo de Cantabria, fue la primera mujer en formar parte de las cuadrillas forestales hace 33 años. Según UGT, “es una pieza indispensable en la lucha de los derechos laborales” y, además, “un ejemplo a seguir para el colectivo de mujeres trabajadoras”. Y es que la condecorada, junto con otras compañeras, “abrieron el camino para que la presencia femenina sea una realidad en una profesión altamente masculinizada”, tal y como subraya el sindicato al que está afiliada.
'Chaori', en conversación con eldiario.es, recuerda su acceso al cuerpo como una tarea “poco complicada” gracias a sus compañeros de trabajo. Aun así, reconoce que no fue un “camino exento de problemas porque ser mujer en un mundo de hombres es complicado”. Sin embargo, rememora con cariño sus primeros años en el puesto de vigilancia de Negreo. “Allí los guardias subían por la noche a hacerme compañía por la preocupación que les generaba una chica joven pasando la noche en mitad de un monte”, relata. “Al principio todo era una novedad que después pasó a formar parte del trabajo diario y cada uno empezó a dedicarse a lo suyo”, explica.
Incendios en Cantabria
Campuzano, capataz de la cuadrilla 202 de Cantabria, no quiere entrar en polémicas sobre la quema anual de miles de hectáreas en la Comunidad, que, sin ir más lejos, hace menos de tres años sufrió la mayor catástrofe medioambiental de su historia con la destrucción de casi 10.000 hectáreas en apenas unos días. “Nosotros nos encargamos de apagar incendios, de la gestión que se encarguen otros”, responde cuando se le pregunta por qué se repiten año tras año estos episodios.
Así todo, achaca la problemática a que “mucha gente de los pueblos siente el monte como algo ajeno”. “Hay que recuperar esa sensación del monte como algo nuestro donde todo tiene cabida: reservas, producción de madera, ganadería e incluso el turismo”, sostiene 'Chaori'.
Asimismo, considera que un “porcentaje de estos incendios son negligencias” y confirma la “necesidad de informar a la gente de los riesgos que hay en el monte y los problemas que genera un incendio”. La capataz explica que “no tenemos conciencia del daño que se le hace a la naturaleza porque en dos meses vemos el pasto regenerado por la lluvia”. Sin embargo, recalca que en el pasto “también salen otras especies no apetecibles para el ganado”, por lo que “vuelven a arder tres años más tarde”.
Por otra parte, Campuzano considera cada vez más necesario “rebelarse” contra estos sucesos y agradece a los medios de comunicación que den voz a esta problemática, “porque hasta ahora era como si no existiéramos”. Además, incide en la necesidad de aportar “información veraz pero sin confundir términos”.
“El pirómano es un enfermo y habrá un porcentaje mínimo de incendios provocados por él, pero aquí tienen un objetivo mayoritario: la quema de pastos”, afirma, al tiempo que detalla que “la quema de pastos puede existir de forma controlada, pero es una barbaridad abrasar la zona una noche de viento sur huracanado”.
Bomberos forestales
Campuzano rememora su reciente condecoración como “algo inesperado” y que “jamás se había planteado”, pero no quiere desaprovechar el momento sin antes mencionar la lucha continua que están desempeñando ella y sus compañeros en todo el territorio nacional.
Y es que a lo largo del país se les conoce como operarios de monte, brigada contra incendios, especialistas, combatientes... pero desde hace años pelean por ser conocidos como “bomberos forestales”. Esta única designación “no es un capricho”, asegura la capataz, ya que “esa denominación nos da la posibilidad de negociar la segunda actividad para aquellos que por la edad no puedan estar en primera línea de fuego”, explica.
Además, puntualiza la necesidad de definir las enfermedades profesionales derivadas, entre otras cosas, de la ingesta de humo y el derecho a obtener la jubilación anticipada. “Ahora mismo hay gente con más de 60 años apagando incendios en primera línea y eso solo pasa en España”, comenta indignada, al tiempo que añade que “la jubilación anticipada sería la solución”. “Permitiría la entrada de gente joven a las cuadrillas que está deseando trabajar”, asegura. Por otra parte, determinar las enfermedades laborales también es importante para el cobro de la pensión de jubilación.
“Mejorar las condiciones de trabajo es vital en una actividad de riesgos constantes”, señala. “Con el paso de los años vas perdiendo facultades y no es lógico que con 60 años se esté trabajando en la extinción de fuegos”, concluye 'Chaori', haciendo hincapié en que “no es que nos guste más que nos llamen así”, sino que “es una necesidad para poder avanzar en las cuestiones anteriores”.