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La histórica manifestación feminista en Cantabria reúne a miles de personas

La huelga feminista celebrada en todo el país con motivo del Día de la Mujer ha superado todas las expectativas en Cantabria. Miles de personas han secundado una multitudinaria manifestación por las calles de Santander como colofón a una jornada calificada de “histórica” e “inédita” por las organizaciones convocantes, que se han visto desbordadas desde primera hora de la mañana en los muchos actos de reivindicación y protesta que han tenido lugar en distintos puntos de la comunidad autónoma.

A la marcha, que ha mantenido colapsado el centro de la capital cántabra durante cerca de dos horas, se han sumado más de 15.000 participantes, según estimaciones de la Policía Nacional y Local, que no recuerdan “tanta afluencia” en ninguna manifestación en los últimos años en esta comunidad, y que sitúan a la altura de grandes concentraciones como las que tuvieron lugar después del asesinato de Miguel Ángel Blanco o los atentados del 11M en Madrid.

“Hoy reivindicamos una sociedad libre de opresiones, de explotación y violencias machistas. Llamamos a la rebeldía y a la lucha ante la alianza entre el patriarcado y el capitalismo que nos quiere dóciles, sumisas y calladas. Estamos sometidas a peores condiciones laborales y cobramos menos que los hombres por el mismo trabajo. Por eso, hoy también hacemos huelga laboral”, han recordado durante la lectura del manifiesto.

En la marcha, donde el negro y el morado han sido los colores predominantes, y donde las más jóvenes se han hecho escuchar con cánticos, consignas y soflamas feministas, las calles del centro de Santander se han visto inundadas de una marea violeta que ha recordado que “la sororidad es nuestra arma; la que nos permite seguir avanzando. La fecha del 8 de marzo es nuestra, internacional y reivindicativa”.

Igual que ha ocurrido durante toda la jornada en las convocatorias que se han celebrado en Santander, Torrelavega, Castro Urdiales, Camargo o San Vicente de la Barquera, por ejemplo, se ha gritado contra las actitudes y comportamientos machistas, arraigados y casi invisibles de tan comunes en la sociedad actual, y se ha reclamado el fin de la discriminación y de la falta de oportunidades para las mujeres.

“¡Basta de agresiones, humillaciones, marginaciones o exclusiones! ¡Basta de violencias machistas, cotidianas e invisibilizadas que vivimos las mujeres sea cual sea nuestra edad y condición!”, han clamado las portavoces de la Comisión 8 de Marzo encargadas de leer el manifiesto escrito a muchas manos y leído, igualmente, de manera colaborativa.

En esta línea, han exigido que el Pacto de Estado contra las violencias machistas se dote de recursos y medios para el desarrollo de políticas “reales y efectivas” que ayuden a conseguir una sociedad libre de violencias contra las mujeres y las niñas, al tiempo que han denunciado la violencia sexual como “expresión de la apropiación patriarcal de su cuerpo. ”Queda mucho por hacer y nosotras seguimos luchando“, han resaltado en homenaje a las que ya no están.

Discriminación social y laboral

También ha habido espacio para la reivindicación laboral y económica, uno de los ejes en los que se basaba esta protesta feminista, poniendo en valor  la huelga de cuidados en las familias y la sociedad con la que se ha pretendido dar visibilidad a un trabajo que nadie quiere reconocer, ya sea en la casa, mal pagado o como economía sumergida, aprovechando para reclamar que el trabajo de cuidados sea compartido.

Asimismo, las mujeres han exigido “las pensiones que nos hemos ganado”. “No más pensiones de miseria, que nos obligan a sufrir pobreza en la vejez”, han denunciado durante el discurso. Así pues, han pedido que el tiempo dedicado a tareas de cuidados o desarrollado en el campo,sea reconocido en el cálculo de las pensiones al igual que el trabajo laboral. “Luchamos por la ratificación del convenio 189 de la OIT que regula el trabajo doméstico”, han defendido.

El sistema económico por el que se rige la sociedad también ha sido objeto de ataques en esta manifestación feminista. “Gritamos bien fuerte contra el neoliberalismo salvaje que se impone como pensamiento único a nivel mundial y que destroza nuestro planeta y nuestras vidas”, han subrayado, al tiempo que han hecho énfasis en que las mujeres tienen “un compromiso en la lucha contra el cambio climático y en la preservación de la biodiversidad”.

Por eso, según han recalcado, apuestan “decididamente por la soberanía alimentaria de los pueblos”. “Apoyamos el trabajo de muchas compañeras que ponen en riesgo su vida por defender el territorio y sus cultivos”, han señalado, y “exigimos que la defensa de nuestras vidas y del planeta se sitúe en el centro de la economía y de la política”, han sentenciado las lectoras del manifiesto en nombre de todo el colectivo feminista.

Además, han reclamado ser protagonistas de su salud, de sus cuerpos y de su vida sin ningún tipo de presión estética. “Nuestros cuerpos no son mercadería ni objeto, y por eso, también hacemos huelga de consumo. ¡Basta ya de ser utilizadas como reclamo!”, han denunciado entre aplausos.

Y aún han ido más allá, puesto que han reclamado también la “despatologización” de sus vidas, sus emociones y sus circunstancias, ya que, según han detallado, “la medicalización responde a intereses de grandes empresas, no a nuestra salud”. Y tras esto han gritado: “¡Basta de considerar nuestros procesos de vida como enfermedades!”, consigna aclamada por todas las presentes.

El campo de la educación ha sido protagonista del discurso de esta tarde ya que, según han explicado, “es esencial en la construcción de nuestras identidades sexuales y de género”. “Las estudiantes, las maestras, la comunidad educativa y todo el movimiento feminista exigimos nuestro derecho a una educación pública, laica y feminista”, han recalcado, “libre de valores heteropatriarcales desde los primeros tramos educativos, en los que las profesoras somos mayoría, hasta la universidad”, han puntualizado.

Y, además, han reivindicado el derecho a una formación “afectivo-sexual que nos enseñe en la diversidad, sin miedos, sin complejos, sin reducirnos a meros objetos y que no permita una sola agresión machista ni LGTBIfóbica en las aulas”. Para concluir en este aspecto, han solicitado que se dé un avance en la coeducación en todos los ámbitos y espacios de formación.

“Queremos una educación que no relegue nuestra historia a los márgenes de los libros de texto y en la que la perspectiva de género sea transversal a todas las disciplinas”, han subrayado antes de sentenciar con una proclama fuertemente vitoreada por todas: “¡No somos una excepción, somos una constante que ha sido callada!”.

A continuación, las miles de mujeres que se han echado a las calles de Santander este 8 de marzo han denunciado que “ninguna mujer es ilegal”. “Decimos basta al racismo y la exclusión y gritamos bien alto 'no a las guerras y a la fabricación de material bélico'”, han manifestado.

“Las guerras son producto y extensión del patriarcado y del capitalismo para el control de los territorios y de las personas”, han explicado, y “la consecuencia directa de las guerras son millares de mujeres refugiadas por todo el mundo, mujeres que estamos siendo victimizadas, olvidadas y violentadas”, han resaltado.

Finalmente, tras denunciar los recortes, la corrupción y la justicia patriarcal que les afecta directamente han gritado de forma unánime: “¡Nos queremos libres, nos queremos vivas, feministas, combativas y rebeldes!”, y han advertido de que “la huelga feminista no se acaba, seguiremos hasta conseguir el mundo que queremos”.