Fue lazareto, sanatorio para tuberculosos y enfermos mentales y ahora acoge a jóvenes toxicómanos. Sobre el sanatorio de Pedrosa pesan muchas leyendas, y es un destino preferido por los amantes de lo paranormal, pero realmente el único misterio es saber cómo el complejo sanitario ha podido caer en el estado de ruina y abandono en que se encuentra.
No tan tétrica como la clínica del doctor Morales, en donde una de sus pacientes, la pintora surrealista Leonora Carrington, recibió electroshocks químicos, el complejo asistencial de Pedrosa, en la bahía de Santander, frente a la ciudad, tiene el aura del misterio que dan los parajes tan bellos como inaccesibles.
Actualmente, Fundación Cántabra para la Salud y Bienestar Social utiliza un inmueble para la rehabilitación de toxicómanos, pero el resto amenaza ruina o está en pésimas condiciones. De hecho, el sanatorio es uno de los 35 'hitos' recogidos en la Lista Roja de Patrimonio de Hispania Nostra. El sanatorio está abandonado y el teatro amenaza ruina.
Ahora, la Fundación ha adjudicado la rehabilitación del exterior del teatro, que amenazaba con colapsar. Solo se intervendrá en las fachadas, que es prácticamente lo único que queda, y se completará la cubierta. La rehabilitación de la envolvente costará cerca de un cuarto de millón de euros. Pero se deja a un futuro incierto el uso que pueda tener el inmueble así como las obras de acondicionamiento interior.
Durante los seis meses que duren las obras, únicamente se va a llevar a cabo la rehabilitación de la envolvente, fachadas, suelo y cubierta y de este modo al menos evitar el colapso del edificio. “Se pretende la rehabilitación exclusivamente de la envolvente, protegiendo la integridad del edificio y poniendo en valor su futuro uso por definir, con un espacio completamente diáfano mantenido las características originales y recuperando los elementos característicos de sus fachadas”, afirma el arquitecto responsable del proyecto, Gustavo Pérez.
Las obras las realizará Técnicos Asociados Minero Industriales, S.A. (Tamisa) por un importe total de 238.128 euros.
Actualmente, el complejo hospitalario está conformado por varios pabellones, una iglesia y un teatro modernista, que es el objeto ahora de adecuación, distribuidos por el parque con diferente valor arquitectónico, todos en mal estado salvo el utilizado por el Gobierno cántabro como parte de la Fundación Cántabra Salud y Bienestar Social, y que está destinado a proyectos de rehabilitación de jóvenes toxicómanos.
El sanatorio en su origen fue un pequeño lazareto (1869-1914) destinado a mantener en cuarentena a “los buques con patente sanitaria negativa cuando existían defunciones durante el trayecto, traían enfermos infecto-contagiosos o procedían de países con enfermedades endémicas”.
En 1907, se creó el Real Patronato Central de Dispensarios e Instituciones Antituberculosas impulsado por Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia. A partir de 1965 se inicia una etapa hospitalaria más moderna que concluye el 12 de diciembre de 1988 con el cierre del hospital y el inicio de su decadencia. Actualmente, y solo de manera parcial, existe una unidad para drogodependientes en uno de los pabellones, dependiente del Gobierno de Cantabria.