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Discotecas sin límite horario y turismo masivo: así ha pasado Cantabria de 60 casos de incidencia a más de 300 en dos semanas

Blanca Sáinz

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Cantabria ha sido durante toda la pandemia una de esas autonomías que pasaban desapercibidas entre todo el caos. Y es que mientras Madrid, Euskadi o Navarra copaban los titulares por sus elevados niveles de contagio o la alta ocupación hospitalaria, la comunidad mantenía unos parámetros estables que la convertían en un destino seguro. Sin embargo, lo impredecible de este virus sumado a la progresiva retirada de las limitaciones ha vuelto a sorprender a una población acomodada desde hace meses en bajas incidencias, y ha hecho que la situación se dé la vuelta por completo.

El pasado 16 de junio y en pleno auge de la vacunación, Sanidad notificó una incidencia acumulada (IA) a 14 días de 60 casos por 100.000 habitantes. Este domingo, algo más de dos semanas después, la IA autonómica es de 281 puntos. Al día siguiente, en la jornada del lunes, ya supera los 300. Los motivos son variados, aunque los indicadores son irrefutables: los jóvenes son los que portan la COVID con una IA en el grupo de los 20 a los 30 años de 1.202.

Pero comenzando por el principio, todo arrancó con el levantamiento del cierre perimetral el 9 de mayo. Desde ese momento, Cantabria comenzó a recibir turistas de forma masiva y tal y como comentaron varios hosteleros con elDiario.es el pasado 14 de junio, el panorama ya era más propio de plena temporada alta que del fin de la primavera: “Es el mejor mes de junio que hayamos conocido”, argumentó por entonces el propio presidente de la comunidad, Miguel Ángel Revilla.

No obstante, el aumento de la movilidad no llegó solo, sino que lo hizo con la apertura total del ocio nocturno, ya que tras la celebración del Consejo Interterritorial de Salud del 9 de junio se decretó que las limitaciones horarias en la noche pasarían a ser responsabilidad de las autonomías, lo que en el caso de Cantabria dejó sin efecto la hora de cierre a las 02.00 horas y pasó a permitir la apertura hasta las 06.00 horas tras una polémica decisión de los tribunales, o sea, el horario habitual.

La autonomía disfrutó entonces de ser la única comunidad en no tener límite horario entre el 11 y el 25 de junio, es decir, dos fines de semana en los que los jóvenes, los principales clientes de las discotecas, pudieron celebrar sus graduaciones, fin de exámenes o simplemente de quedadas muy similares a las de la época prepandémica.

Aunque la 'alegría' duró poco, ya que Salud Pública envió el primer aviso a la población el 18 de junio, cuando notificó a los medios de comunicación que se encontraban “investigando” un posible brote en una discoteca santanderina. Poco a poco, y después del cribado masivo y los posteriores positivos, los brotes continuaron incluso afectando a los trabajadores de estos locales. Así pues, Sanidad optó por adelantar la hora de cierre a las 03.00 de la madrugada, y el fin de semana del 25 de junio todas las discotecas tuvieron que adaptarse a la nueva normativa.

Aun así, y tras el poco efecto de la medida, Sanidad advirtió el pasado día 29 de la posibilidad de cerrar las discotecas de cara al fin de semana debido al aumento “explosivo” de contagios derivados del ocio nocturno y que afectaban a los menores de 40 años en un 80% de los casos. Posibilidad que se ha terminado de cumplir para 16 municipios de la comunidad que han tenido que clausurar estos locales por encontrarse en nivel de riesgo medio, entre ellos Santander, Castro Urdiales o Torrelavega.

Ahora, y tras la puesta en marcha de la limitación que además adelanta la hora de cierre a las 02.00 de la madrugada, la comunidad trata de lidiar con un turismo que continúa creciendo día tras día y con una incidencia que aún no se ha dejado notar en los hospitales, pero que preocupa por sus dimensiones, ya que posee los segundos peores datos en jóvenes de toda España, solo por detrás de Barcelona.