El Gobierno de Cantabria ha informado desfavorablemente el Estudio de Impacto Ambiental del parque eólico Garma Blanca promovido por la empresa Green Capital Power en los municipios de Arredondo, Entrambasaguas, Miera, Riotuerto, Ruesga y Solórzano, y ha propuesto también al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que dicte una Declaración de Impacto Ambiental desfavorable.
El consejero de Desarrollo Rural, Ganadería, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, Guillermo Blanco (PRC), ha explicado que su departamento aprecia situaciones e impactos “inadmisibles”, “no compensables” y “no mitigables” por el promotor.
El informe de la Dirección General de Biodiversidad, Medio Ambiente y Cambio Climático ha evaluado, en una actuación “garantista”, según Blanco, nueve aspectos de forma “desfavorable” y solicita al órgano evaluador definitivo, el Ministerio de Transición Ecológica, que emita informe en el mismo sentido.
Las afecciones apreciadas fruto del “estudio y análisis técnico” determinan que sus impactos, a juicio de la Dirección General, son “irreversibles” e “incompatibles” con los valores de la zona, en algunos casos ni siquiera han sido analizados por el promotor, por lo que también se propone al Órgano Ambiental del Ministerio, competente para emitir la resolución de Declaración de Impacto Ambiental, que la misma sea desfavorable.
Entre los contenidos valorados de forma desfavorable figura el hecho de que el Estudio de Impacto Ambiental presentado no analiza, según el Gobierno, la “necesaria interrelación” con los demás proyectos de parques del entorno, impulsados por el mismo promotor (Amaranta, Ribota y Quebraduras).
A juicio de lo dispuesto en el informe, dado que comparten la línea de evacuación y la subestación de Solórzano, constituyen un “parque eólico único” y, en consecuencia, requiere un único Estudio de Impacto Ambiental.
Además, el informe señala que el proyecto no contempla alternativas de acceso desde Riotuerto al punto de instalación de los aerogeneradores, que se descarta por la Dirección General por ser “inasumible” por las “afecciones críticas” que produciría.
También, en su opinión, adolece del análisis de verdaderas alternativas de localización, constructivas de configuración tecnológica del parque y de los aerogeneradores que lo componen.
Garma Blanca plantea, según Blanco, una “inaceptable” localización de infraestructuras sobre materiales kársticos con condiciones constructivas desfavorables que se sitúan además sobre una zona protegida para el abastecimiento de agua a casi 30.000 personas, según el Plan Hidrológico de Cuenca de la Demarcación del Cantábrico Occidental. Sostiene que las construcciones previstas “podrían alterar los procesos hidrológicos y la red de aguas subterráneas que conforman esa zona”.
Además, según el Gobierno, el proyecto adolece de una valoración adecuada del impacto sobre la comunidad de aves rapaces que usa la zona como área de reproducción, campeo o paso.
De hecho, ha indicado que se sitúa en uno de los núcleos más importantes a escala regional para las rapaces rupícolas como el buitre leonado, con el 47% de los nidos existentes en Cantabria localizados en un radio de 15 kilómetros del parque, o el alimoche, especie catalogada como amenazada que mantiene en esa área casi el 12% de todos los nidos de la región.
También, ha señalado que la ubicación tiene un alto impacto sobre los quirópteros, el grupo de vertebrados que junto con las aves es el más afectado por estas instalaciones.
Además, la zona del proyecto afecta, tal y como ha explicado Blanco, a un total de 38 paisajes relevantes de Cantabria, figura establecida en la Ley de Cantabria 4/2014, de 22 de diciembre, del Paisaje.
De ellos, doce se encuentran en el entorno más cercano al parque, y uno de ellos, el Puerto de Alisas, se localiza en la propia ubicación del proyecto, lo que choca con los objetivos de calidad paisajística contemplados en la citada Ley.
El proyecto condiciona también de manera relevante al papel de esa zona como corredor ecológico entre las cuencas altas del Miera y del Asón, y entre las montañas de la divisoria cantábrica y las comarcas costeras, algo que tampoco ha sido, según el Ejecutivo, adecuadamente valorado.
El consejero de Medio Ambiente ha hecho referencia también a la afección al medio social, que, según ha señalado, ha de verse de un modo global, “no solo en lo que tiene que ver con la opinión pública”, sino, tal y como hace el informe de su departamento, teniendo en cuenta las estrategias de desarrollo local o rural.
Tal y como concluye el informe de la Dirección General de Biodiversidad, el Estudio de Impacto Ambiental de Garma Blanca plantea solo los “teóricos efectos positivos en el empleo” sin analizar en qué medida tienen repercusión directa en la zona y sin considerar si el proyecto pudiera interferir en los planes de puesta en valor del territorio, y por tanto con implicaciones económicas para las citadas estrategias o planes de desarrollo local.
Como ejemplo, la visión que tienen los municipios afectados por las instalaciones del parque eólico, expresada en las Estrategias de Desarrollo Rural Sostenible y Participativo aprobadas por la Consejería dentro de la iniciativa LEADER del Programa de Desarrollo Rural de Cantabria, que cuenta con la financiación del FEADER de la Unión Europea, está muy vinculada a sus paisajes singulares, al desarrollo de la industria agroalimentaria basada en las producciones locales y al turismo rural y de la naturaleza, factores todos ellos ligados apaisajes culturales de alto valor y singularidad que constituyen un patrimonio intangible de esas comarcas.
Este es el caso tanto de la Estrategia de Desarrollo Rural Participativo del Grupo de Acción Local de la comarca Asón-Agüera-Transmiera, --de la que forman parte, entre otros, los municipios de Arredondo, Entrambasaguas, Riotuerto, Ruesga y Solórzano, afectados por el proyecto--, y de la Estrategia de Desarrollo Sostenible y Participativo del Grupo de Acción Local de los Valles Pasiegos, al que pertenece el municipio de Miera al que también afecta el proyecto.
Igualmente, Blanco ha hecho referencia a la candidatura del Geoparque Valles de Cantabria a Geoparque Mundial de la UNESCO y en el que se integran los municipios de Arredondo, Miera y Ruesga.
Estos tres ejemplos, a diferente escala y con distintas perspectivas, ponen de manifiesto la existencia de una serie de propuestas de desarrollo rural, anteriores a la tramitación del proyecto Garma Blanca, que deberían haber sido analizadas en el Estudio de Impacto Ambiental para valorar la compatibilidad del parque eólico con las mismas y asegurar que el proyecto no supone un riesgo relevante para alcanzar los compromisos adoptados por esos municipios, como horizonte a medio y largo plazo, para la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y la lucha contra el despoblamiento.