La plantilla de Sniace está acostumbrada a luchar. Los más veteranos han pasado por todos los estados de ánimo a lo largo de los últimos años. Encierros, manifestaciones, protestas, despidos... Y una resurrección: la reapertura de la emblemática fábrica de Torrelavega en 2016, después de que todos los trabajadores fueran despedidos y la producción permaneciera parada durante casi cuatro años. Ahora, sin embargo, están convencidos de que no hay vuelta atrás y el cierre definitivo es inminente.
Así se reflejaba en las caras de los representantes del comité de empresa tras su reunión con los máximos responsables del Gobierno de Cantabria y del Ayuntamiento de Torrelavega, que han querido mostrar su solidaridad con la plantilla y ofrecer un “frente común” para agotar todas las posibilidades antes de que se consume el desastre: “Vamos a intentar que haya una solución porque Torrelavega no podría soportar el cierre definitivo de Sniace”, ha insistido tras este encuentro en la sede del Ejecutivo el presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla.
Sin embargo, las posibilidades son escasas y muy difusas en estos momentos. Tras el anuncio por sorpresa del Consejo de Administración de la empresa de cerrar el complejo industrial que Sniace puso en marcha en la comarca del Besaya hace más de 80 años, y que en su época dorada dio trabajo a cerca de 3.500 personas, la resignación, el pesimismo y la tristeza se ha apoderado de una plantilla que ha demostrado muchas veces su capacidad de reivindicación y resistencia.
No es para menos, teniendo en cuenta que los trabajadores son los encargados de llevar a cabo la parada progresiva del proceso productivo, que ya está en marcha desde hace unos días y que culminará esta misma semana. A partir de ahí, tras echar el cierre, el siguiente paso será el despido de toda la plantilla, que acumula menos de un año de paro y que ya tenía sobre sus espaldas la amenaza de un ERTE.
“Todos debemos de ser conscientes de lo que nos jugamos. Somos una piña porque hay que buscar una solución a este problema. El primer objetivo que tenemos es que en el procedimiento concursal que se abre ahora, el juez encargado de la liquidación entienda que es muy importante mantener la unidad productiva del complejo Sniace, no fraccionarlo y que eso haga imposible que pueda llegar un inversor a hacerse cargo de la empresa”, ha opinado Revilla.
Esa ha sido precisamente la principal conclusión que han extraído todas las partes implicadas del encuentro que se ha producido este lunes, en el que han apostado por buscar soluciones para evitar el cierre de la fábrica desde la “unidad” de las administraciones, evitando buscar culpables y haciéndola “atractiva” para que aparezcan potenciales inversores durante el proceso de liquidación.
En esta reunión al más alto nivel han participado el presidente y el vicepresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla y Pablo Zuloaga; el consejero de Industria, Francisco Martín; la consejera de Empleo, Ana Belén Álvarez; el alcalde de Torrelavega, Javier López Estrada, y el presidente del comité de empresa de Sniace, Francisco Plaza, entre otros.
Tras el encuentro, Martín y Zuloaga han avanzado que desde el Gobierno autonómico mantendrán reuniones con los ministerios implicados, el de Transición Ecológica que dirige Teresa Ribera, y el de Industria, a cargo de Reyes Maroto, para buscar soluciones a este conflicto, que afecta a una comarca especialmente azotada por el desempleo y pendiente de un proceso de reindustrialización.
Además, los diferentes responsables políticos que han atendido a la prensa han coincidido en mostrar las “muchas incertidumbres y dudas” sobre la razón que ha llevado al Consejo de Administración a tomar la decisión de cerrar, ya que algunos han considerado que el recorte de las ayudas a la cogeneración planteado por el Gobierno de España es solo “la puntilla” y “sin duda alguna no puede ser el único motivo”.
“Hay dudas que tenemos que ir resolviendo los próximos días”, han señalado tras recordar que ni el Gobierno ni los trabajadores tenían conocimiento sobre el anuncio hecho por la presidenta de Sniace, Gema Díaz Real, después de conocerse la liquidación de la empresa, de que se iba a cerrar una operación por 200 millones de euros con un inversor.
“No deja de ser algo negativo que las decisiones que ha tomado la presidenta de Sniace al frente de la empresa hayan llevado al fracaso total y al anuncio de liquidación el pasado jueves. Eso puede parecer algo humano, buscar responsabilidades fuera, pero creo que toda Cantabria esperaba una posición más autocrítica sobre las decisiones que toma una empresaria al frente de una corporación como Sniace y que le lleva a anunciar la liquidación”, ha criticado Zuloaga.
El vicepresidente ha señalado que “los empresarios están para ganar dinero”, pero ha recordado que, durante los últimos tres años, “la planta de cogeneración había generado beneficios de 17 millones de euros por encima de lo previsto”, por lo que ha mostrado sus dudas sobre los motivos del cierre que ha alegado la empresa.
“El marco que genera el Ministerio es un marco certidumbre, es decir, les dice lo que van a poder ganar. Si eso no es suficiente para la planta de Sniace, es algo que debe valorar el propio Consejo de Administración. Lo que parece llamativo es que el pasado jueves, con un Estatuto en periodo de exposición pública, susceptible de ser alegado y modificado, y por tanto mejorado, la decisión del Consejo de Administración de Sniace haya sido la liquidación. Esa es una explicación que creo que nos deben a todos los cántabros.”, ha insistido el dirigente socialista.
Cierre ordenado
Una vez aceptado el cierre, la preocupación del Gobierno de Cantabria y del Ayuntamiento de Torrelavega pasa porque este se produzca de forma “ordenada” para no echar por tierra cualquier opción de futuro en la fábrica. “No sirve de nada a estas alturas inventar fuegos de artificio o intentar movimientos de última hora para sacudir responsabilidades. Hemos vivido una realidad triste, que es la liquidación de Sniace, y vamos a ver si conseguimos que esa realidad triste no se replique en otras empresas de Cantabria”, ha admitido el consejero de Industria.
“Lo que queremos es que no se troceen los activos de la empresa, porque, si empezamos a vender Sniace a pedazos, luego es imposible su reapertura, lo mismo que si se produce un cierre no ordenado y las máquinas quedan maltrechas o si en todo este proceso no hay unos sistemas de seguridad que impidan que se puedan vandalizar las instalaciones. Ahora hay que trabajar ya de forma ágil, rápida e inteligente pensando en el mañana, no en el ayer”, ha manifestado Martín.
A pesar de que el propio responsable de la cartera de Industria ha rebajado las expectativas, ya que ahora se debe poner en marcha el proceso concursal y los plazos pueden dilatarse durante meses, el presidente de Cantabria ha dicho que ve “posibilidades” de que un nuevo inversor retome la actividad de Sniace, pero sin la “mochila” de los alrededor de 70 millones de euros que adeuda en estos momentos la empresa -11 millones corresponden al Gobierno y al Ayuntamiento-, un pasivo que, en su opinión, es “inviable”.
Entre los puntos fuertes que justificarían la llegada de un nuevo empresario, Revilla ha destacado su ubicación en un “lugar emblemático” de Cantabria, las inversiones que la compañía había realizado en los últimos años para mejorar sus instalaciones y procesos, y, además, la “buena cartera de pedidos” que tenía en países como Estados Unidos en torno a productos como las toallitas biodegradables.