Entrevista
Raúl Pesquera (PSOE), consejero de Sanidad de Cantabria
“La orden ya está dada: hay que volver a la presencialidad en Atención Primaria”
El nuevo consejero de Sanidad de Cantabria, Raúl Pesquera, se define como “un fiel defensor de la sanidad pública y de una Atención Primaria de calidad” y reconoce que se “uniría a las manifestaciones” en defensa de este servicio: “No hay un indicador de satisfacción por parte de la ciudadanía”
Raúl Pesquera (Palencia, 1971) recoge el testigo al frente de la Sanidad cántabra que deja Miguel Rodríguez tras dos años frenéticos de pandemia. El nuevo consejero llega para tan solo un año, lo que resta de legislatura, con la tarea de llevar a cabo de la mejor manera posible la transición hacia un proceso de gripalización de la COVID-19.
Pero este médico de familia, aunque ya conoce la casa porque viene de dirigir la Fundación Marqués de Valdecilla, ha tenido que aterrizar en el cargo con varios frentes abiertos de suma importancia, entre ellos, la crispación social existente por la situación deficiente que padece la Atención Primaria. “Llevo dos semanas y la orden ya está dada: hay que volver a la presencialidad”, subraya, tras reconocer que se uniría a las manifestaciones en defensa de este servicio: “Soy un fiel defensor de la sanidad pública y de una Atención Primaria de calidad”.
¿Cómo ha sido su aterrizaje en el cargo?
Esto ha sido un aterrizaje con un tren en marcha, por lo que no es un aterrizaje. Consiste en ponerte a gestionar procesos y situaciones que ya están funcionando en todos los niveles: la pandemia, los hospitales, la atención primaria… Entonces no hay un aterrizaje de llegar y decir 'voy a ve qué hago', sino es 'llego y voy a ver cómo gestionamos lo que tenemos', y poco a poco vamos dando la impronta que, lógicamente, cada consejero va teniendo.
¿El hecho de venir del propio departamento está facilitando las cosas?
Facilita las cosas enormemente. Desde el principio conoces a las personas, nos ponemos caras y sabes cómo se llaman. Pero no es lo mismo que estar gestionando la Fundación Marqués de Valdecilla, que no es el cuore de la actividad, la cual está en la Consejería y en el Servicio Cántabro de Salud. Ahí te encuentras con los problemas, los números, los proyectos, todo lo que está en marcha… de manera que requiere situarte en ello en profundidad.
¿Cómo se afronta un reto de este calibre sabiendo que tiene una fecha de caducidad de tan solo un año?
Esa es la mejor pregunta. La dificultad está en la priorización, tanto de resolver las cuestiones que ya están en marcha como de ver en un año hasta dónde puedes llegar o qué puedes hacer. Puedes tener ideas de muchas cosas que quieres transformar o poner en marcha, pero tienes que ponerte el filtro de que solo te queda un año. Hay que ser ambicioso, pero dentro de las posibilidades que nos da el final de una legislatura que es, además, la parte más compleja, cuando habitualmente la gente dice 'qué hay de mi libro', y más ahora, con muchos proyectos retrasados por la pandemia y que han quedado paralizados.
Ha dicho en varias ocasiones que pretende llevar una línea continuista respecto a la gestión de su antecesor, ¿eso quiere decir que su objetivo es que se note poco que se ha producido un cambio al frente de Sanidad?
Eso quiere decir que yo pertenezco al mismo partido por lo que entramos con un programa político en el que dijimos lo que queríamos hacer. La pandemia ha supuesto un parón de no hacer lo que nos habíamos propuesto y la línea continuista consiste en saber qué capacidad tenemos de hacer aquello a lo que nos habíamos comprometido al inicio de legislatura.
¿Espera que su etapa sea menos convulsa y con menos fricciones con otros miembros del Ejecutivo que la de Miguel Rodríguez y ser capaz de calmar las aguas?
Creo que las aguas están perfectamente calmadas. La pandemia supone una tensión brutal y que la gente tenga que salir de su área de confort porque no está preparada para ello. Nadie está preparado porque no hay un libro de instrucciones de cómo gestionar una pandemia. Por eso ha habido tensión con los compañeros del Consejo de Gobierno, pero esto es como una familia, a veces discutes con tu hermano mayor o pequeño, pero por eso no dejas de quererle. Y ahora el clima de cooperación es bueno.
Entrando específicamente en materia sanitaria, ¿podemos dar por enterrada la pandemia como la conocíamos hasta ahora y avanzar definitivamente hacia la gripalización?
La pandemia no está enterrada porque a nivel mundial se habla de ella. Lo que sí tenemos claro es que hay un cambio de paradigma. Y este cambio en Cantabria y en España, porque en otros lugares del mundo igual no es así, viene precedido de dos grandes avances: las altas tasas de inmunización y un pico brutal que hemos sufrido con ómicron. Hay muchas lecciones que nos quedan por aprender, pero hay muchas que tenemos aprendidas. Y la aprendida que nos invita a este cambio de paradigma es que tenemos que dedicarnos a unos sectores muy concretos de la población, las personas vulnerables, que van a determinar nuestros criterios de actuación. Y ya no debe estar el foco en el número de pacientes infectados, sino en las consecuencias graves que tienen esos pacientes, es decir, el número de camas que tenemos ocupadas. Eso ha hecho que hayamos modificado nuestro semáforo y nuestro sistema de comunicación y control, pero eso no quita que nosotros por debajo estemos monitorizando todo, aunque no tengamos que hacer tantos test y hayamos suprimido los 'coroautos'.
Se ha aprobado en el Congreso solicitar al Gobierno central la retirada de mascarillas en interiores, ¿qué postura tiene usted al respecto?
La retirada de las mascarillas en interiores va a ser una decisión muy consensuada y se va a tomar desde Madrid. Hay muchos países que ya la han quitado hace un mes y ahora se están evaluando las consecuencias a nivel hospitalario. Yo en esto siempre digo lo mismo: hay que ser prudentes. Y hemos aprendido que no se trata de ver quién es el primero, sino de quién lo hace mejor. El balance general de cómo hemos tratado la pandemia y el proceso de vacunación en España y en Cantabria es como una maratón. No importa quién es el primero que va, sino cuando llega a la meta en qué situación lo hace. Al principio se nos criticó mucho por los ratios de mortalidad e incidencia, pero hay que ver el final de la película en el que la situación es muy buena. Con lo cual mi opinión es cautela, precaución y medidas consensuadas.
No puede pasar que por nuestra falta de vigilancia o inacción se prolifere la actividad privada
Dejando a un lado la COVID, preocupa mucho y está en el foco a nivel social la situación en la Atención Primaria. ¿qué planes tiene para este servicio?
Veo que hay manifestaciones y convocatorias de huelga. Yo estoy por ir porque comparto las reivindicaciones. La Atención Primaria es el eje del sistema, hay que dotarla económicamente, pero hay que definir un modelo y ahí es dónde va a estar la discusión. Yo vengo de haber trabajado en dos sistemas de salud diferentes, en Inglaterra y en Dinamarca, y sus modelos no tienen nada que ver con el nuestro. ¿Cuál es el mejor? Ahí tendríamos la duda. Lo que está claro es que lo que tenemos no satisface a los ciudadanos. Tenemos que hacer sistemas que sean buenos para la ciudadanía y satisfagan las necesidades profesionales de los trabajadores. Están aumentando los pacientes que llegan con retraso a los hospitales por diagnósticos tardíos, los controles de la diabetes y de la hipertensión están fracasando, no tenemos el mismo nivel que antes de la pandemia. La Atención Primaria está definida como el goalkeeper, es decir, el portero. Es la que distribuye el juego y la que para, por lo que no pueden llegar los pacientes a la atención especializada sin un filtro de la Atención Primaria. Se están incrementando el número de consultas en estas áreas porque no estamos viendo a los pacientes. Una de las primeras medidas que yo ya he introducido es que tenemos que volver a la situación normal de la presencialidad. Lo mismo que se han introducido cambios por el cambio de paradigma, eso también nos tiene que afectar en la provisión de los servicios en hospitales y Atención Primaria.
¿Por qué no se está volviendo?
Estoy trabajando en que hay que empezar a ello. De hecho, se está volviendo porque ya se han empezado a hacer cosas como las consultas de matrona. Hasta ahora había dudas, pero como hemos cambiado el paradigma ya no las hay. Esa es la indicación que he trasladado a todos los gerentes: hay que volver hacia esa normalidad sabiendo que esto va hacia una gripalización.
¿Y hasta cuándo se puede sostener esta situación de largas listas de espera y retrasos en las citas y cuándo podría estar ese modelo del que habla que permitiría revertirla?
Hay dos situaciones diferentes. Una cosa es modelo de Atención Primaria, que es un debate que está a nivel nacional y que en esta legislatura no creo que seamos capaces de solucionar porque es un debate vivo que lleva mucho tiempo, y otra cosa es empezar a introducir medidas coyunturales que solucionen esta situación. Y esto es desde ya. Lo que ocurre es que hay variación de unos médicos a otros. Algunos ya han empezado y tienen casi el 70 u 80% de su actividad presencial y hay otros que están en el 15 o 20%. Lo que se trata ahora es de buscar el punto de equilibrio en el que influyen muchos factores. Yo llevo dos semanas y la orden ya está dada. Ahora lo que queda es ver cómo lo gestionamos. Este consejero tiene dos objetivos claros: por un lado, la situación laboral de los trabajadores, es decir, procesos de estabilización, RPTs, convenios colectivos…todo esto que no se ha tocado y que ahora nos implica y para lo que tenemos fecha de caducidad, y por otro, recoger esa reflexión con profesionales y sindicatos para avanzar y dar un buen servicio a la ciudadanía. Si invertimos y los ciudadanos no están contentos, estamos haciendo una mala inversión. No se trata de aumentar la inversión, sino de satisfacer las necesidades de la ciudadanía.
¿No cree entonces que esté infrafinanciada la Atención Primaria?
Para este año se ha hecho un incremento de un 7% en el presupuesto de la Atención Primaria y yo creo que invertir en ello siempre es bueno, pero hay que hacerlo valorando cuáles son los indicadores de mejora. En estos momentos no hay un indicador de satisfacción por parte de la ciudadanía y a nivel de datos globales sanitarios tampoco lo hay. Hemos estado dos años de pandemia y ahora toca gripalizar y dedicarnos a la salud, es decir, trabajar en la Atención Primaria, recuperar la atención en hospitales y atacar las listas de espera. Este es el cambio.
¿Y si persiste este deterioro en la calidad de la Atención Primaria cree que podría provocar un rechazo social hacia lo público y una proliferación de seguros médicos privados?
Eso ya está pasando y me supone una preocupación como consejero que apuesta por la sanidad pública. Por eso decía que me uniría a la manifestación, porque soy un fiel defensor de la sanidad pública y de una Atención Primaria de calidad. Y está claro que si no damos respuesta a la ciudadanía en sus preocupaciones la gente busca una salida. No puede pasar que por nuestra falta de vigilancia o inacción se prolifere la actividad privada porque apostamos por la pública.
Hablaba antes de las lecciones que nos ha dejado la pandemia y la principal tiene que ver con la importancia de cuidar la sanidad pública, ¿cree que hemos aprendido lo suficiente de ello?
Hemos aprendido mucho, pero como siempre, en medicina nunca se termina de aprender. Hemos aprendido que tenemos que tener fondos de reserva de material, que tenemos que tener un sistema de vigilancia epidemiológica reforzado, que en los hospitales se trabaja muy bien cuando hay cooperación y el gerente baja a pie de pista, coloca a todos los jefes de servicio y dice 'esto tenemos que afrontarlo en común', y hemos aprendido que tenemos una plasticidad brutal en nuestros sistema de salud. Cuando llegó la pandemia, los trabajadores duplicaron su actividad y hay que ponerles una medalla porque lo han hecho y el sistema ha funcionado. Es robusto. Eso sí, después de una maratón uno necesita descansar unos días y tomar vitaminas, y esa es la fase en la que estamos, un periodo en el que el personal está exhausto y necesita recuperación.
Otro de los retos que se marca, tal y como señaló en su toma de posesión, es el Plan de Salud Mental. ¿Qué es lo más urgente en esta materia?
Es evidente que una situación de pandemia donde los ciudadanos que tienen problemas psiquiátricos y psicológicos han perdido contacto con la realidad y con sus seres queridos ha supuesto una disrupción brutal. Han aumentado las patologías y se han descompensado nuestros pacientes. Y además tenemos un sector que se ha visto muy afectado, que es el infanto-juvenil. El estrés que han vivido nuestros niños y adolescentes ha sido brutal y eso tiene consecuencias en los problemas psicológicos y psiquiátricos que tenemos que abordar. A ello hay que sumar los problemas que venían de atrás como el abordaje del suicidio, una de las causas de mortalidad más frecuentes que existe. Antes de la pandemia ya estábamos hablando de ello y ahora hay que recuperarlo.
El Gobierno ha anunciado la inminente licitación de la máquina de protonterapia. ¿Qué supondrá para Cantabria contar con el primer hospital público en ofrecer esta terapia contra el cáncer?
Va a suponer mucho. Hay que ver el conjunto de lo que son los protones. Esta es una cuestión en la que este consejero va a introducir una visión diferente. Yo quiero que la sanidad de Cantabria, que la corporación Valdecilla, que es como me gusta definirla, trascienda no solo a nivel nacional, sino también internacional. Cuando hablo de la corporación Valdecilla me refiero a nuestro hospital de alto nivel de cualificación y a las tres fundaciones que le dan soporte: el IDIVAL, el Virtual y la Fundación Marqués de Valdecilla. La terapia de protones va a ser la palanca más potente que vamos a tener los próximos diez años. Y no solo son los 200 a 400 pacientes que vamos a tratar, que son importantes, sino el proyecto de investigación, desarrollo y formación mucho más potente que hay detrás. Lo que se trata es que todas las unidades de radiofísica vinculadas a la universidad se desarrollen y eso solo se puede hacer con un elemento de palanca como son los protones. Pero además tiene otro factor más importante: vamos a ser los primeros y las otras diez comunidades, que están como nosotros al principio, nos van a preguntar cómo sacar los pliegos y cómo llevar el proceso. Lo que se trata es que esto lo empaquetemos y lo aportemos como valor, saliendo del concepto de la sanidad prestadora y provisora a la sanidad generadora de valor, economía y talento. Este es uno de los ejes fundamentales en el que este consejero se va a meter. La información no va a ser gratis porque llevamos cuatro años trabajando. Cantabria tiene el gran valor de que va a ser la que va a enseñar a las otras 10 comunidades que se acaban de subir al carro. El que primero empieza, primero diseña todo su sistema. Y ahí vamos a estar a la cabeza. Eso sí, no va a ser fácil. Y otra cosa importante: un servicio central de estas características de oncología y radioterapia no solo desarrolla estas terapias, sino que en paralelo se desarrollan el resto, como la oncología médica y los sistemas de seguimiento. En definitiva, cuando desarrollas un servicio central supone un desarrollo para el conjunto del hospital.
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