La portada de mañana
Acceder
Ribera comparece en el Congreso mientras se ultima el acuerdo en Bruselas
“No hay que ser matemático”: los científicos ponen la crisis climática ante los ojos
Opinión - Mazón se pone galones. Por Raquel Ejerique

Revilla entierra el proyecto de extracción de zinc en Cantabria que prometía 2.000 empleos y una inversión de 600 millones

El 'soufflé' de la mina de zinc de Cantabria se ha desinflado por completo. El proyecto de extracción de este mineral en el municipio de Reocín, anunciado hace cinco años a bombo y platillo por Miguel Ángel Revilla, ha estado en todo momento lejos de las expectativas generadas hasta darse por frustrado.

La iniciativa estrella del Ejecutivo PRC-PSOE la pasada legislatura en materia industrial se ha quedado en augurios y papel mojado. Todo se remonta a diciembre de 2017, cuando el Gobierno autonómico presentó el proyecto que prometía 2.000 empleos y 600 millones de inversión por parte de una empresa canadiense, que previamente dedicaría 17 millones a realizar los sondeos necesarios.

Revilla defendió entonces que se trataba de “uno de los proyectos más importantes que se pueden llevar a cabo en cualquier lugar de España” y manifestó su confianza en que marcaría “un antes y un después en una zona deprimida como la cuenca del Besaya”.

No obstante, las expectativas pronto fueron decayendo y, con ello, llegaron las críticas al presidente y al entonces consejero de Industria, Francisco Martín. “Es una cortina de humo”, denunció el PSOE de Reocín tras certificarse que no hay suficiente cantidad de toneladas de zinc para que “la mina sea rentable”.

Ahora, un lustro después de ese primer anuncio, el líder del Ejecutivo cántabro da por enterrado el proyecto: “No hay zinc. Han hecho prospecciones y ha habido un error de cálculo de la empresa tremendo. Tendrá que buscar en otro lado. Han dejado aquí tres o cuatro millones de euros a lo tonto. Es una cosa que no saldrá”, aseguró cuestionado por este asunto durante una reciente entrevista con elDiario.es.

Sin embargo, en un primer momento hubo tantas esperanzas puestas en este proyecto que el Gobierno logró recabar los apoyos necesarios para llevar a cabo una modificación exprés de la Ley del Suelo que facilitara la actividad minera en todo tipo de suelo rústico, hecho que motivó el posicionamiento en contra de colectivos conservacionistas como Ecologistas en Acción, quien además llevó a los tribunales el permiso de extracción, denominado Salia, concedido a la empresa canadiense.

Paralizado en los tribunales

La compañía americana Emerita Resources, que fue adjudicataria de unas de las principales cuadrículas de terreno del yacimiento de zinc, terminó los 13 meses que disponía para realizar las prospecciones con resultados muy alejados de lo que había prometido: de los 125 sondeos previstos tan solo efectuó seis y de los 17 millones de inversión comprometidos únicamente ejecutó 1,2.

La empresa solicitó en febrero de 2020 una prórroga que el Gobierno le denegó. “El yacimiento se ha mostrado mucho más complejo de lo inicialmente calculado, lo que obliga a una reformulación de calendarios y planteamientos”, argumentó Cantábrica del Zinc, la entidad integrada por Emerita Resources, el fondo de inversión canadiense Forbes & Manhattan y la constructora española Aldesa, creada específicamente para este proyecto en el Besaya.

La Consejería de Industria quiso volver a sacar a concurso los trabajos en este terreno, pero la empresa recurrió en los tribunales la denegación de la prórroga, circunstancia que a día de hoy sigue en manos de la Justicia, con la consecuente paralización del concurso que puede demorarse años, tal y como reconocen desde el departamento que ahora dirige Francisco Javier López Marcano (PRC).